GACETA
LITERARIA Nº 97– Diciembre de 2014– Año VIII – Nº 12
Número dedicado a la
memoria de nuestro querido amigo y colaborador
Profesor HUGO MATTALONI,
fallecido en la
Ciudad de Santa Fe el día
9 de noviembre de
2014
“Era uno de esos seres queribles y admirables por su nobleza,
bondad, inteligencia, sencillez, talento creativo y generosidad. Una de nuestra
instituciones tanto en su persona como en su obra prolífica, y su impagable
sentido del humor. […] Vaya
nuestra sentida oración para este amigo en las letras y hermano en la Fe y en
Humanidad. Testimonio vivo de una época dorada de la cultura santafesina, cuyo
brillo toca a nosotros,hoy, no dejar apagar. Su herencia es formidable. Y el
desafío que ella deja, también.” Adrián Escudero
Imágenes:
THOMAS W. SCHALLER (Nueva York-Estados
Unidos)
PÁGINA 1 –
REFLEXIONES
EDUARDO
GALEANO
(Montevideo-Uruguay)
LAS
GUERRAS DE LA GUERRA
¿Despilfarro
de recursos o recursos para defender el despilfarro? La organización desigual
del mundo ¿podría sostenerse un solo día más si no estuvieran armados hasta los
dientes los países privilegiados y las clases sociales acostumbradas al
derroche?
La
miseria de muchos amenaza la opulencia de pocos. Razones tiene para vivir en
estado de alarma, durmiendo con un solo ojo, el puñado de países enfermos de
consumismo y ostentación, atiborrados de objetos innecesarios, vorazmente
lanzados al arrasamiento de los bienes de esta tierra. En un trabajo reciente,
Jean Ziegler advertía que el mundo contemporáneo, mundo de hambrientos, produce
cereales que podrían dar de comer a una población tres veces mayor que la que
tiene. A los vientres de las vacas va a parar la tercera parte de los cereales;
y en los países ricos, cuatro de cada diez personas mueren no de hambre, sino
de gula, por el excesivo consumo de carnes y grasas.
A
su vez, en otro trabajo también reciente, Jacques Chonchol ha demostrado que
América Latina produce más calorías y proteínas que las que necesita su
población. Y, sin embargo: la mitad de los latinoamericanos son niños, y la
mitad de esos niños está desnutrida. Según la FAO, de cada cien niños
latinoamericanos, 35 padecen desnutrición grave, que es el nombre que los
técnicos dan al hambre. ¿Puede sorprender a alguien que los países más
explotados gasten lo mismo en armas que en desarrollo agrícola? El dato puede y
debe provocar indignación; sorpresa, nunca. ¿Acaso esos países no tienen
dueños? Y esos dueños, ¿no tienen motivos para sentirse acosados? Los países
subdesarrollados -que el pudor o la hipocresía dan en llamar países en
desarrollo- han duplicado sus gastos militares entre 1970 y 1975. En el mismo
período disminuyeron su producción de alimentos por persona.
Sin
una bayoneta detrás de cada espalda, ¿cómo podrían gobernar, por ejemplo,
quienes ahogaron en sangre la democracia en Chile? ¿De qué otro modo se podría
lograr que millones de chilenos sobrevivan comiendo fideos, mientras los
vencedores reciben cada día el pan baguette en vuelos desde París y beben
whisky con agua de Escocia?
sea mancha para el ser que transita urgido
o fiebre del pasado:
no cese, ebria, sedienta, tu cópula en los labios
y la muerte no despliegue airosa su manto
sin que el crujir de tu eco
levante caos, abra toldas de afecto.
Por tu nombre de espléndidas herencias
es confiado el fervor, el fuego que crepita,
errante afecto contra densas nieblas de porvenir.
Por tu nombre
No abrirá compuertas de suplicio el olvido.
Nada desvanecerá los sueños…
PÁGINA 2 –
NUESTRA POESÍA
SERGIO
BARTÉS
(Santa
Fe-Argentina)
EL
POEMA Y YO
Es
arduo escribir
en el viento;
el poema pesa
menos que el aire.
en el viento;
el poema pesa
menos que el aire.
Vuela
vuelo.
vuelo.
Nos
bebemos
nos separamos.
nos separamos.
Nos
fragmentamos
nos acoplamos.
nos acoplamos.
Nos
desnucamos
de muertes imprecisas.
de muertes imprecisas.
Nunca
sabemos
donde estamos.
donde estamos.
Los
sueños
duelen.
duelen.
Desfloramos
la palabra.
la palabra.
MIRTA
GAZIANO
(Santa
Fe-Argentina)
NEBLINA
Semejante
a humo cae sobre los campos ateridos
cubriente
ensimismada en fina llovizna
empañando,
humedeciendo, acomplejando
haciendo
más lento el andar y más incierto.
Comparado
a tules transparentes
estarcido
refulgente/ película de polvo y humedades
sobre
las cosas, las casas y las gentes
en
sinsabores del sol que no acompaña.
La
ventana abierta a la intemperie
delata
sincera la natural esfera de agua dulce…
la
lluvia se anuncia temerosa
débiles
gotas caen ya en cadena sucesiva.
Es
la constante mirada esperanzada
sobre
el cristal vidriado de ventana
que
permanece inerte y convencida
sumergida
en latentes percepciones.
Adentro,
en mi recámara, solo observo
y
me arrebujo en mi manta de nostalgia
dejo
libre los pensamientos para sostén
de
la trama de algún nido.
HÉCTOR
BERENGUER POÉTICA
(Rosario-Santa Fe—Argentina)
(Rosario-Santa Fe—Argentina)
El
cuerpo me mira
y se lleva un cuerpo que no es.
Se lleva mi ausencia
como si fuera su alma.
Lo que queda también
es parte de lo que se va.
Nada mira quien todo lo ve,
lo que no ve su frente
lo ve su espalda.
La poesía conoce sus lágrimas
pero no las seca.
Lo queda o nos deja
es lo que vamos muriendo en otros.
La ausencia nunca se lleva nada de importancia..
y se lleva un cuerpo que no es.
Se lleva mi ausencia
como si fuera su alma.
Lo que queda también
es parte de lo que se va.
Nada mira quien todo lo ve,
lo que no ve su frente
lo ve su espalda.
La poesía conoce sus lágrimas
pero no las seca.
Lo queda o nos deja
es lo que vamos muriendo en otros.
La ausencia nunca se lleva nada de importancia..
MARIANA
VACS
(Rosario-Santa
Fe-Argentina)
PATIO
EN TEPOSCOLULA
Se eleva en el patio
de las amarantas,
sin puertas, la casa,
sin ventanas.
No tiene dónde ni con quién,
nadie despierta su soledad
deshabitada. Erige su paso
hacia ningún ocaso. Sin salida,
sólo la muerte respira.
Sin entrada, ningún alma
la acompaña.
Se eleva en el patio
de las amarantas,
sin puertas, la casa,
sin ventanas.
No tiene dónde ni con quién,
nadie despierta su soledad
deshabitada. Erige su paso
hacia ningún ocaso. Sin salida,
sólo la muerte respira.
Sin entrada, ningún alma
la acompaña.
MIRYAM
COLOMBOTTO
(Gálvez-Santa
Fe-Argentina)
ALUCINADA POR ENERO
Estoy
ebria de aire, bebida de rocío,
y
voy con pie inseguro en estos largos
días
del verano, por posadas de azul,
fundido
y puro.
Emily
Dickinson
El calor asciende por la voz
de las cigarras, busca
el eje del día
y lo quita de su centro.
A la deriva los sueños...
El verano quiebra y desgaja enero
con su marca de fuego.
Aprendo la indolencia que me enseña
el tiempo... me dejo ser.
Parto en un doblez del viento
con la impunidad del silencio.
Despido rutinas, descubro
un nuevo estado en mí,
el de la serenidad, tan cierto
y fructuoso como un pacto resuelto.
Ya en la noche
dejo que duerman todos los verbos.
Sin ellos
sucumben los versos.
Los rescataré mañana.
Hoy navegan en mis aguas de sosiego.
Presumo que estoy
alucinada por enero
PÁGINA 3 –
CUENTO
JORGE
ISAÍAS
(Los
Quirquinchos-Santa Fe-Argentina)
FRAGORES
No sé si fue en el tiempo que los ocasos rodaban
detrás de aquellos robles centenarios, en un haz de fragores rojos y violetas.
Me dicen que esas treinta hectáreas de coníferas
fueron taladas sin ninguna piedad. Me pregunto qué manera lisa tendrá hoy ese
crepúsculo cuando no tendrán sino los yuyos para enredarse en parsimonias y
esplendores quietos, tan sin razón al parecer, pero tan necesario creo, es
decir, cómo muere el sol pasando de llama a brasa lenta y luego viene la yegua
sombría de la noche que arrasa cementerios y ciudades y caminos solitarios que
se hunden en el campo.
Hubo garzas en aquel tiempo lejano y cigüeñas y
gaviotas que buscaban las cañadas para su alimento pero al ocaso levantaban
lentamente el vuelo sin saber hacia dónde, porque nunca supimos en qué lugar
dormían. Loe escasos vehículos de ese tiempo, arrastrados por percherones
oscuros sumaban al incómodo traqueteo, una molestia de polvillo que se metía en
los pliegues de la ropa ordinaria de la gente que labraba esos campos, con
contracción de esfuerzos ya que la tecnología era escasa, muy cara y
deficiente.
Los ocasos, luego del desmonte como se llamaba al
criminal talado de esos árboles pertenecientes a la estancia Maldonado, dieron
pena honda mucho tiempo, pero luego la gente se fue acostumbrando y sólo quedó
en la memoria de los más grandes, quiero decir, que los más jóvenes tuvieron
noticias gracias a los relatos melancólicos que todo lo volvían homérico, hasta
el hecho más nimio, hasta la anécdota más banal.
Como todo lo que sucedió en un pueblo chico, donde
la población se desfleca y emigra por mejores horizontes, va sedimentando en
anécdotas que son casi rituales hasta que ingresan al callejón de la memoria
oral, mantenida viva gracias a la renovación generacional que también pone en
clave de humor aquello que fantaseó de niño, porque en un lugar del cerebro
almacena ese sedimento que la palabra o el gesto entrevisto depositó en un
lugar recóndito bajo un cúmulo de lava movediza, aquella que un día, él también
pondrá en palabras para de algún modo dignificar su propia pertenencia.
Los bares que habrá de frecuentar, los escasos
clubes que cada vez concitan menos adhesión de los jóvenes serán escenarios
donde uno oirá, por enésima vez quizás, el transcurrir de un anécdota que le
relató un mayor, casi con las mismas palabras, como un disco rígido, o una
lámina de acero que tiene una inscripción vetusta y que el paso de los años no
lograron borrar, sino que lo hacen más evidente por cada minuto, o años o
décadas que permanezca bajo un montón de cenizas frías. Y cuando suceden las
reuniones aparecen estas historias, y en ellas o a través de ellas, digamos, se
van tejiendo los anecdotarios tal vez apócrifos que engrosan ese magma lábil
que empieza siendo una impresión y termina en una verdadera historia a relatar.
Pero cuando advienen ciertas mitologías, se
bifurcan y ramifican en nombres que son sólo eso para la mayoría, no obstante
la insistencia en aparecer los hace dueños de una carnadura propia. Y también
habla del tiempo, que en sí mismo es todo un tema que da para seguir
ensanchando el horizonte tal vez estrecho de la propia experiencia
Y de cualquier otra que exceda lo personal.
Generalmente recaen también (o digamos que es casi
un lugar común) las charlas sobre cosechas y lluvias o faltas de lluvia o las
alternativas dudosas cuando aparece la posibilidad o el temor del granizo, o el
exceso de lluvia o lo que es casi peor, las sequías, es decir, la falta
absoluta de agua.
Más enconadas suelen ser las discusiones políticas
y aún las de fútbol que suele dividir a las familias y hasta hacen objeto de
pesadas bromas a algún adversario.
Los más jóvenes emigran en masa al terminar sus
estudios secundarios, pero regresan los fines de semana porque quedan sus familiares
y amigos. Algunos lo harán para siempre, otros lo harán como la canción de
Serrat: "Primero de mes en mes y luego de año a año y luego no lo harán
nunca". Y luego pasan desde lejos a ser un acérrimo enamorado de ese lugar
que alguna vez detestaron y al que un día juraron no volver.
Pero vuelven siempre, por lo menos con la
imaginación, porque los años de la infancia son vitales, fundamentales en la
vida de un ser humano, y porque alguna vez Saer mismo lo escribió: "la
única patria a que puede aspirar alguien es la infancia". Y sobre todo si
sigue apareciendo en los sueños con esos soles rodadores detrás de aquel monte
de eucaliptos y robles, que nosotros perdimos para siempre, como el vuelo de
aquella bandada de garzas moras que buscaron refugio en aquel atardecer que los
años sepultaron.
PÁGINA
4 – NUESTRA POESÍA
(Ceres-Santa
Fe-Argentina)
LEO A MUJERES
Leo
a mujeres.
Anais
que escribe
como
hombre, para excitar hombres
Angélica
que no logra
dejarme
el sabor fresco de la menta
y
que en mi decepción
acuña
una imagen
de
niñas fotografiadas
por
lúbricos y decrépitos socios.
María
Teresa que me acuna
de
muerte
y
juega juegos de palabras
para
que despierte.
Carmen
saluda con gestos
de
gatos en la bruma.
Solange
que disemina
fragmentos
estéticos
de
cuerpos
y
dialoga con Mary Shelley
una
alegoría de fin de siglo.
Marguerite
que besa
la
negra piedra
de
los conjuros.
La
sangre que se vierte
como
una escritura
y
después
leo
también a esas
mujeres
nocturnas
que
se desplazan con
el
nuevo milenio.
Libros
o cartas
poemas, e-mails o desnudeces
Leo
y
me leen esas mujeres
casi
anónimas
Algunas
me intuyen
en
un espejo opaco
donde
mis propios ojos
me
miran sorprendidos.
Otras
ríen con
una
risa casi en papel.
Historias
y destinos
distancias
que se borran
la
soledad de una mujer
que
me pone
frente
a mi propia soledad.
Leo
a mujeres
y
me dejo acariciar
con
sus lecturas.
RAÚL
FEROGLIO
(Las
Parejas-Santa Fe-Argentina)
Hay
un mundo de ausencias y silencios
conviviendo
entre nosotros, ocupando
el
aire y la tierra sigilosa
Hay
un cosmos de fieros desamores
de
amores no gastados en la cumbre del deseo
una
multitud innumerable de pasiones
que
no encuentran el otro, el mismo, el objetivo
Amor
a la deriva
besos
sin bocas
miradas
caídas al vacío
palabras
lanzadas como balas perdidas
malgastadas
toneladas de ansias que no cuajan
no
alcanzan el punto de cocción de lo crujiente
ríos,
inabarcables aguas mudas
donde
los amores vanos no llegarán jamás al fondo
ni
flotarán para vivir y ser tocados
¿A
dónde van?
¿En
qué oído permanece la canción?
¿Querés
saberlo?
Dicen
en mi barrio los viejitos del boliche
mientras
orejean sus cartas al descuido
“Los
amores que no son
aún
no siendo, permanecen,
sobreviven
invisibles, se respiran,
se
alimentan entre ellos,
te
untan la piel, imperceptibles,
son
silencio, son agua que no moja,
son
etéreos pensamientos sin medida ni peso,
inmortales
deseos que en los días de la vida
nos
hacen más buenos, nos sostienen,
nos
llevan de la mano por un camino cierto,
nos
conducen, despacito,
como
se desnudan las flores, sin saberlo”.
RUBEN VEDOVALDI
(Capitán Bermúdez-Santa Fe-Argentina)
lápiz en mano dibujó unos signos
sobre la muda arena del desierto
pincel en diestra y
paleta en su siniestra
pintó la luz que se buscara el cuerpo
iluminando un fondo de poema
cincel en puño modeló el poema
cantaba laúd en
mano cada verso
danzó el poema el himno la
plegaria
representó en escena cada estrofa
se aplaudió solo,
criticóse solo
miró las palmas de sus manos muertas
no tenía con quien hacer historia
para llegar a humano
le faltaba estrechar fraternalmente
la mano de otro par en barro y sueño
lo demás era el tiempo y el espacio
del arte y
del olvido
no hay destino
si no hay destinatarios
FERNANDO BELOTTINI
(El Trébol-Santa Fe-Argentina)
LO QUE LAS PIEDRAS DICEN
Tanto a mi hijo como a mí
nos gustan mucho las piedras
también a mi padre
sospechamos que guardan algo
en su memoria
y que han visto lo posible
desde la inmovilidad
y podrían contar
atractivas aventuras
Nadie nos dijo que así fuera
es un augurio genético
y lo vamos transmitiendo
cópula mediante
de generación en generación
Cuando mi hermano
venga a visitarnos
sé que saldrá a juntar piedras
y dirá ¿viste esta? ¿y esta?
y traerá las que supone
fueron árboles o raíces
o querrá encontrar incrustado
el resto fósil de un pez
o de un escarabajo
y se las llevará a su casa
más allá del peso y del color
o de que antes hayan sido
pez, vegetal o escarabajo
y por las noches
esperará en silencio
como los demás
que ellas le hablen.
nos gustan mucho las piedras
también a mi padre
sospechamos que guardan algo
en su memoria
y que han visto lo posible
desde la inmovilidad
y podrían contar
atractivas aventuras
Nadie nos dijo que así fuera
es un augurio genético
y lo vamos transmitiendo
cópula mediante
de generación en generación
Cuando mi hermano
venga a visitarnos
sé que saldrá a juntar piedras
y dirá ¿viste esta? ¿y esta?
y traerá las que supone
fueron árboles o raíces
o querrá encontrar incrustado
el resto fósil de un pez
o de un escarabajo
y se las llevará a su casa
más allá del peso y del color
o de que antes hayan sido
pez, vegetal o escarabajo
y por las noches
esperará en silencio
como los demás
que ellas le hablen.
MIGUEL ÁNGEL GAVILÁN
(Santa Fe-Argentina)
GUALICHOS
Te prometo brujerías para empezar el
desencuentro.
Un ramo de astromelias,
una cocción de menta y palo
santo,
una vela en forma de cruz
que se acabe de a poco.
Te prometo un regusto de canciones y
mieles
envolviéndote en su círculo
de ceniza y sal.
(No vestiré de negro,
y no me voy a permitir maldecirte
cuando las cosas que tocaste
llamen,
y mi piel las siga)
Estaré acompañado de mucho Wilde
cuando no existan
ni la cabeza en el pecho,
ni el hombro bajo la frente,
ni el auto estacionado
adelante de lo que nadie ve.
Y ni bien se haya extinguido
la última parte de tu nombre,
te prometo mi olvido.
Quizás desmejorado pero reciente.
Parido del agua que trazó tu imagen.
Juro que estará presto
Todavía lo recuerdo. El poeta se levantó de su asiento y bajó la rampa hacia el escenario en donde tenía que leer. Fue en ese momento en el que trastabilló y el cúmulo de libros que llevaba en sus manos cayó por el piso. Él bajaba y yo creo que subía por esa rampa. Había unos cuantos minutos de descanso antes de que comenzara la nueva ronda de lecturas. Fue ahí donde Hernán Schillagi me entregó un primer ejemplar de Ciencia ficción (Libros de Piedra Infinita, 2014) . Le ayudé a levantar algunos libros y papeles, él bajó y yo subí por esa rampa-escalera. Me crucé con otro poeta amigo que me dijo, apenas vio el libro de Hernán en mis manos: «es el mejor libro de Hernán». Fue como si me dijeran un secreto. Y lo primero que uno hace con un secreto es contarlo, así que eso intentaré hacer aquí.
Llegado a mi casa recuerdo haber leído de un tirón varios libros que me había traído de Mendoza. Pero mi cabeza estaba embotada, cansada y leí con esa lectura veloz e irresponsable que a veces nos sucede. Entre esas lecturas estuvo Ciencia ficción. Al cabo de dos días, retomé, como jugando, el libro entre mis manos y descubrí que no había retenido absolutamente nada. Es más, me di cuenta de que había hecho una lectura en «piloto automático», una lectura mala. Así que me senté y lo leí con la convicción de que había allí un secreto a ser revelado. Leer es escuchar, así que me dispuse a escuchar y leí. ¿Cómo pude haber transitado estos paisajes del alma humana sin haberme dado cuenta? Porque es otro paisaje el que nos propone el poeta. Schillagi, es un paisaje completamente nuevo o al menos originalísimo en la poesía argentina. Tomar prestado al género de la ciencia ficción sus paisajes y sus palabras y hablar de lo que hablamos siempre los poetas.
El libro de Hernán es como un planeta nuevo por explorar. Nuevísimo. No encuentro analogías o referentes cercanos, entonces el libro (que hace rato me ha declarado la guerra) me anuncia que acabo de perder todas las batallas. Que no me gaste, que es inútil, que este es un nuevo planeta y que no busque más medidas para medir. Que me deje llevar. Que acepte el viaje. No hay medidas. Que navegue. Pero todavía no me rindo y le contesto con su mismo lenguaje: «sin embargo el peligro hace de la casa una nave / que vuela hermética por el espacio de mis recuerdos». Finalmente me doy un poco por vencido y acepto el viaje. Me llama la atención una palabra, la palabra «electricidad».
Los poemas de Ciencia ficción, tienen una electricidad de otro mundo, una electricidad sutil y potente al mismo tiempo. En el poema los canales de marte, Schillagi cierra diciendo: «…y de tu boca por si no lo sabías / comenzarán a salir palabras / como los golpes de un corazón / que se quedó latiendo en otro mundo». Se trata entonces de escuchar a ese corazón y ese corazón late en otros paisajes, paisajes fantásticos, novedosos, paisajes con máquinas, electricidad, civilizaciones y planetas. El latido es modificado por esta atmósfera distinta y entonces el sonido y la musicalidad del poema son distintos. El proceso que hace el poeta es exactamente al revés: para entender el hoy hay que servirse del futuro. No hay ayer en estos poemas o al menos el ayer está tamizado y escamoteado en el futuro. Es preciso avanzar al futuro para entender el presente: «estar despiertos quizá sea la mejor de las resistencias / luego de que las máquinas tomaron posesión / de la arena de tus recuerdos y el tiempo quedó suspendido / en un mundo que no te pertenece y no hay fruta / que calme la sed como tampoco un pájaro / que le regale sus colores al viento de la tarde…».
El poema al que pertenecen estos versos se llama fuera de la caverna y nos remite evidentemente a la alegoría del filósofo griego. Pero estamos afuera de la caverna en serio. Al menos yo me siento un astronauta solitario en la noche espacial. Solo frente al libro del poeta Hernán Schillagi que ha logrado decir con maestría un lenguaje nuevo para mí, una manera original de hacer hablar a la poesía. De todos los libros de poemas que he leído este año, siento que Ciencia ficción, es el único libro que me ha dejado perplejo. El único libro que verdaderamente me ha conmovido. Su belleza me ha encandilado y no puedo decir nada, porque nada hay que decir. Porque no se puede decir nada en la noche espacial de la belleza. Porque sigue siendo un libro que es necesario volver a leer y a explorar. O mejor, es necesario seguir escuchando sus latidos, esos que vienen de otro mundo a decirnos lo de siempre pero con una música distinta. La belleza es así, uno se asoma y: «has asomado tu curiosidad a la cerradura equivocada / pero tus ojos que esperaban una historia / de pesadillas y espejos negros comienzan a brillar / como si lo visto viniera del mejor de los futuros / y poco a poco y simultáneamente y atravesándose / las imágenes golpean tu retina tu rutina / y forman una aleación con el miedo / entonces la puerta es una nueva frontera / la línea de sal que cauteriza los prejuicios…».
La belleza como principio de lo terrible al decir de Rilke. Vuelvo a la imagen mencionada más arriba. El poeta trastabilla, y da por tierra con todos sus libros. Eso me sucedió cuando leí Ciencia ficción: se cayeron todos los libros posibles y quedé a la intemperie espacial aferrado solamente a estos 24 poemas sin saber si era posible regresar de la belleza.
principio de permanencia
Tu nombre
tierra de secretas, florecidas rutas,
–recuerdos de honda, lúcida nostalgia,
escondido puerto de placer donde moldeó el ser,
silbo atado a esperadas auroras–,
fundido ahora al crepitar de los altos leños de la vida
baja a torrentes meditados de tiempo
–espejos de nuestra fúlgida canción–
como urgida luz que busca aún
refugio entre dunas del día
–esos rostros deslumbrantes
que a veces cruzan
llamando.
Quedarse en ti, entre tus lianas, es furiosa lección,
viento que remonta existencia,
orilla sin sosiego
para la intacta materia de la memoria
que retorna a aguas de felicidad.
Ninguna lástima desde tu prado
PÁGINA 5 –
CUENTO
FERNANDO
OMAR VECCHIARELLI
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
DULCE
DECISIÓN
Uno
se cree que las cosas importantes son asimiladas por el resto de la gente de
igual forma que serían asimiladas por nosotros, el error radica en pensar que
los eventos por más importantes que sean llevan un patrón lógico para todos y
esto en verdad no es así. Una pérdida o un encuentro no produce la misma
reacción en los humanos por igual, de ahí surge la indignación o la dicha
extrema al ver en los otros una imagen que no es la que suponíamos se
reflejaría en el espejo de nuestra alma.
.
Esa
noche no durmió se revolvió en la cama girando en extraño carrusel por los
sentimientos que rondaban su cabeza, la decisión había sido postergada durante
días solo por no saber los “Cómo” ni los “Cuándo” para conversar con sus hijos
y plantearles de una vez por todas lo que sucedía en su vida, sus sentimientos
hacia Laura habían crecido lo suficiente para entender que ya no cabían en el
saco profundo de la amistad, esto era otra cosa que desbordaba ese contenedor
imaginario, esto era sin duda amor, una necesidad extrema de estar compartiendo
momentos, paseos y tazas de café que se enfriaban en la conversación.
Ya
hacía un largo tiempo que su matrimonio se había detenido en la estación del
olvido y solo le quedaba la imagen viva de sus dos hijos con los que compartir
ésta decisión de formar nuevamente pareja con alguien que lentamente se había
fundido en su piel
Esos
días previos a definir seriamente sus sentimientos le produjeron diferentes
enfermedades que bloqueaban sus sentidos, las jaquecas frecuentes y el dolor de
su cuerpo eran los indicios que no podía demorar más comunicarles a sus hijos
la novedad que anidaba en su espíritu.
Ya
sabía el “Cuándo”, esa misma tarde reunidos en merienda aprovecharía el momento
de decirlo, el “Cómo” no estaba previsto, lo dejaría al azar o al devenir de
los acontecimientos.
La
mente humana siempre lleva la carga de los hechos sola y es intransferible.
El
decirle a sus hijos que ya no podía mentir en su relación con Laura, que esto
era más que una amistad y que estaba poniendo lo mejor de sí para que esta vez
fuera algo duradero, que se sentía feliz por ella y por ellos era un prueba de
exposición final, era el amor en su expresión definitiva. El desnudarse con el
corazón en la mano.
Pensó
y repensó el cómo decirlo, los hijos eran dos, un varón adolescente y una niña
que ingresaba en esa condición de dolencia.
Laura
estaba ahí presente como cada tarde, preparando la merienda y armando el mate.
Tomás jugaba con el celular y Lucía hacia una tarea atrasada sobre el mantel
azul y blanco de la cocina, la conversación era de temas vacíos de contenido.
Fue
así que de la nada al recibir el primer mate y mirar a los ojos de Laura vio
reflejados en ellos la decisión como un texto escrito con tinta sufrida del
pasado por tanta separación.
-Quiero
decirles que con Laura vimos que la amistad ya no es lo que define nuestra
relación y que desde ahora sepan que somos pareja que nos queremos y que
intentamos empezar algo nuevo, dure lo que dure, este es nuestro estado actual
de las cosas… La miro a Laura y agregó, bué lo dije,
Tomás
levantó la vista de su celular y las miró - Está todo bien, se venía venir, le
dio un beso a Laura y se fue con los auriculares puestos en su música.
Lucía
se quedó mirando su tarea, sonrió.- Bien, era hora que se decidieran, yo mami
ya me había dado cuenta que eran más que amigas, si se llevan re bien y yo las
quiero a las dos…
Para
Laura y Cecilia la vida ofrecía otra oportunidad de intentar ser feliz, el
resto como siempre son juicios de valores que ya no tienen juzgados en este
mundo.
A
las “Ellas” a los “Ellos” a los que deciden que la vida no es siempre Blanco o
Negro
PÁGINA 6 –
POESÍA ARGENTINA
JORGE
FALCONE
(La
Plata-Buenos Aires-Argentina)
SOLILOQUIO
A LA QUE HORNEABA EL PAN
Hay cosas que sólo hablo con vos,
mi entrañable Eva Gorñac,
parejera de humildes primaveras,
sobreviviente
del largo invierno patronal.
Con vos, gorda,
que sólo contás
con un holgado sweater
beige,
un gastado joggings
aceituna y un par
de alpargatas color azul para presentarte en
sociedad
encendiendo un horno embarazado de harina
de trigo presta a alumbrar
el pan del pueblo una vez más,
gratuitamente como el barrio sabe
que es tu manera de amar,
vos que - como yo -
a menudo no tenés con quién charlar
a corazón abierto para interpretar
los desafíos que la Historia ofrece.
Hablo con vos porque conozco
tu estirpe de hembra bagual
curtida en barro y solidaridad:
No es fácil distinguir la obesidad
de la hinchazón de Patria que te hace caminar
junto a los morochitos que alimentás.
Por eso te hablo sin ocultar la furia,
acumulada viéndote fumar, fumar...
para enterarme luego que justo vos
tirás la toalla en una prefabricada
adonde nadie te va a visitar.
Cómo no hablarle entonces
a esta foto que siempre tengo a mano
alimentando un odio que construye.
No soy un solo, Eva,
soy bestia aluvional.
Y ya no puedo soportar
el show de la tilinguería,
la impostura nacional - popular
cacareada desde una banca que, aún en la zozobra,
ya tiene asegurado un buen pasar.
Me empecino pues en no descarrilar
desde esta ochava de la suerte que nos toca
quemando viejas fórmulas en la pira
que me abriga mientras
intento averiguar
los nuevos paradigmas de una vieja lucha,
su emergente sujeto social,
la máscara más flamante
del enemigo ancestral.-
A mi hermana
Mabel Sampaoli,
a l@s compas
de Barrio Elizalde.
AMELIA
ARELLANO
(San
Luis-Argentina)
“LA NAVE DE LOS LOCOS” ( * )
Yo ...Princesa de
Chichén Itza. Yo soy Carlota Amelia de Bélgica, Emperatriz de México y de
América: Tengo ochenta y seis años de edad y sesenta de beber, loca de sed, en
las fuentes de Roma. Fernando del Paso, Noticias del Imperio
La
indiferencia es un animal hambriento
Socava lo que encuentra a su paso.
Arranca mis cabellos. Hurta. Arrasa.
Viola y traspasa las cuencas y los ojos.
Saquea mi osamenta con sus fauces
Se multiplica en sangre de un animal herido.
De un niño. De un muerto. De una anciana.
Devora los padres y las madres.
Metástasis del lodo. Barbitúricos.
Pausa… pausa...El mundo está al revés.
La cabeza vacía y el vientre ardiente.
Hipnóticos, Narcóticos. “Quiero dormir nodriza mía”
Y se me ha concedido la vida sin resurrección.
La fuga. El escape. La evasión.
Bautizada Marie Charlotte Amélie.
Renacida. Guarida del delirio
He asesinado a Dios con mis propias manos
Han caído los ángeles y el juicio es una bestia lujuriosa
Desviada de la regla de tres. Del sendero recto.
Escupo mi demencia en los caminos rectos.
He tomado la curva sin regreso y he subido a la Nave.
Gloria a ti bienamada.
Ven tómame en tus brazos.
Largas maldiciones nocturnas.
Mi locura, mi razón, en lecho de amantes, yacen
Socava lo que encuentra a su paso.
Arranca mis cabellos. Hurta. Arrasa.
Viola y traspasa las cuencas y los ojos.
Saquea mi osamenta con sus fauces
Se multiplica en sangre de un animal herido.
De un niño. De un muerto. De una anciana.
Devora los padres y las madres.
Metástasis del lodo. Barbitúricos.
Pausa… pausa...El mundo está al revés.
La cabeza vacía y el vientre ardiente.
Hipnóticos, Narcóticos. “Quiero dormir nodriza mía”
Y se me ha concedido la vida sin resurrección.
La fuga. El escape. La evasión.
Bautizada Marie Charlotte Amélie.
Renacida. Guarida del delirio
He asesinado a Dios con mis propias manos
Han caído los ángeles y el juicio es una bestia lujuriosa
Desviada de la regla de tres. Del sendero recto.
Escupo mi demencia en los caminos rectos.
He tomado la curva sin regreso y he subido a la Nave.
Gloria a ti bienamada.
Ven tómame en tus brazos.
Largas maldiciones nocturnas.
Mi locura, mi razón, en lecho de amantes, yacen
No
temo que ella venga, temo que se vaya.
Que me deje. Separación es ecuación de angustia.
Nadie me encontrará. Porque yo no me encuentro
El espejo refleja el embudo invertido y no estoy, no soy.
En mi cabeza una rosa con media luna musulmana.
Que me deje. Separación es ecuación de angustia.
Nadie me encontrará. Porque yo no me encuentro
El espejo refleja el embudo invertido y no estoy, no soy.
En mi cabeza una rosa con media luna musulmana.
La
indiferencia es un animal saciado.
CLAUDIA
AINCHIL
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
IMAGEN CLANDESTINA
Clandestina
imagen
alguien en
el devenir de los días que corren
emergiendo
de pronto
intenso
aguacero de una no eternidad
preguntas
solemnes
ilegales
tomando
territorios
expediente
de señas, contraseñas
palabras
desconocidas
bocas
moviéndose en el circulo
hacia dónde
vamos
conjeturas
o cavernas
a veces
desiguales…
ILDIKO
NASSR
(Jujuy-Argentina)
nadie le dijo nunca
qué es la poesía
le dijeron que no debía comer con las manos
ni ensuciar su ropa
le prohibieron mirar descaradamente a su alrededor
y comer las tortas de barro y flores con las que jugaba
le enseñaron a no mentir ni a robar ni a engañar
mientras ellos mentían, robaban y engañaban
le contaron el cuento de los siete cabritos
le leyeron algunas historias de las 1001 de sus antepasados
y otras de un pueblo lejano llamado Nazaret
y de algunos héroes con nombres de perros (sus perros)
Sansón, Sultán, Diana, Apolo, Jonás, Jesús, Josué
(miles de animales pasaron por su casa)
pero nunca, nunca le dijeron qué es la poesía
eso tuvo que aprenderlo sola, a fuerza de golpes y noches de insomnio
le dijeron que no debía comer con las manos
ni ensuciar su ropa
le prohibieron mirar descaradamente a su alrededor
y comer las tortas de barro y flores con las que jugaba
le enseñaron a no mentir ni a robar ni a engañar
mientras ellos mentían, robaban y engañaban
le contaron el cuento de los siete cabritos
le leyeron algunas historias de las 1001 de sus antepasados
y otras de un pueblo lejano llamado Nazaret
y de algunos héroes con nombres de perros (sus perros)
Sansón, Sultán, Diana, Apolo, Jonás, Jesús, Josué
(miles de animales pasaron por su casa)
pero nunca, nunca le dijeron qué es la poesía
eso tuvo que aprenderlo sola, a fuerza de golpes y noches de insomnio
IRMA
DROZ
(Córdoba-Argentina)
MUJER
Mujer
espiga…
En tu cuerpo fecundo,
como en los surcos de la sementera
está latiendo el germen sublime de la
vida.
Mujer
rocío…
Danos el agua fresca de tu mirada
limpia
y el pan amanecido de tus blandas
caricias.
Mujer
hoguera
En tu abrazo infinito se iluminan los
días
y las noches calladas, se amparan en
tu abrigo.
Mujer…,
mujer asombro,
resuelta en luz,
en lágrima y sonrisa,
en el dolor y el gozo,
en penas y alegrías…
Dime
qué estrella nueva ciñe tu frente clara
para
abrazarme a su luz y averiguar mi camino.
Cuando
la tierra entera se estremezca
y
un Ángel y su trompeta lleguen
para
anunciar al mundo, el final de los tiempos,
tú,
seguirás de pie, mujer…, mujer coraje,
con
tu lámpara encendida, dispuesta,
como
una flor intacta, de pétalos fragantes
y
un cáliz siempre virgen
donde
anidar el polen, para gestar la Vida.
PÁGINA 7 –
RESEÑA
LEANDRO
CALLE
(Córdoba
Capital-Argentina)
UN
PAISAJE NUEVO PARA LA POESÍA ARGENTINA
Todavía lo recuerdo. El poeta se levantó de su asiento y bajó la rampa hacia el escenario en donde tenía que leer. Fue en ese momento en el que trastabilló y el cúmulo de libros que llevaba en sus manos cayó por el piso. Él bajaba y yo creo que subía por esa rampa. Había unos cuantos minutos de descanso antes de que comenzara la nueva ronda de lecturas. Fue ahí donde Hernán Schillagi me entregó un primer ejemplar de Ciencia ficción (Libros de Piedra Infinita, 2014) . Le ayudé a levantar algunos libros y papeles, él bajó y yo subí por esa rampa-escalera. Me crucé con otro poeta amigo que me dijo, apenas vio el libro de Hernán en mis manos: «es el mejor libro de Hernán». Fue como si me dijeran un secreto. Y lo primero que uno hace con un secreto es contarlo, así que eso intentaré hacer aquí.
Llegado a mi casa recuerdo haber leído de un tirón varios libros que me había traído de Mendoza. Pero mi cabeza estaba embotada, cansada y leí con esa lectura veloz e irresponsable que a veces nos sucede. Entre esas lecturas estuvo Ciencia ficción. Al cabo de dos días, retomé, como jugando, el libro entre mis manos y descubrí que no había retenido absolutamente nada. Es más, me di cuenta de que había hecho una lectura en «piloto automático», una lectura mala. Así que me senté y lo leí con la convicción de que había allí un secreto a ser revelado. Leer es escuchar, así que me dispuse a escuchar y leí. ¿Cómo pude haber transitado estos paisajes del alma humana sin haberme dado cuenta? Porque es otro paisaje el que nos propone el poeta. Schillagi, es un paisaje completamente nuevo o al menos originalísimo en la poesía argentina. Tomar prestado al género de la ciencia ficción sus paisajes y sus palabras y hablar de lo que hablamos siempre los poetas.
El libro de Hernán es como un planeta nuevo por explorar. Nuevísimo. No encuentro analogías o referentes cercanos, entonces el libro (que hace rato me ha declarado la guerra) me anuncia que acabo de perder todas las batallas. Que no me gaste, que es inútil, que este es un nuevo planeta y que no busque más medidas para medir. Que me deje llevar. Que acepte el viaje. No hay medidas. Que navegue. Pero todavía no me rindo y le contesto con su mismo lenguaje: «sin embargo el peligro hace de la casa una nave / que vuela hermética por el espacio de mis recuerdos». Finalmente me doy un poco por vencido y acepto el viaje. Me llama la atención una palabra, la palabra «electricidad».
Los poemas de Ciencia ficción, tienen una electricidad de otro mundo, una electricidad sutil y potente al mismo tiempo. En el poema los canales de marte, Schillagi cierra diciendo: «…y de tu boca por si no lo sabías / comenzarán a salir palabras / como los golpes de un corazón / que se quedó latiendo en otro mundo». Se trata entonces de escuchar a ese corazón y ese corazón late en otros paisajes, paisajes fantásticos, novedosos, paisajes con máquinas, electricidad, civilizaciones y planetas. El latido es modificado por esta atmósfera distinta y entonces el sonido y la musicalidad del poema son distintos. El proceso que hace el poeta es exactamente al revés: para entender el hoy hay que servirse del futuro. No hay ayer en estos poemas o al menos el ayer está tamizado y escamoteado en el futuro. Es preciso avanzar al futuro para entender el presente: «estar despiertos quizá sea la mejor de las resistencias / luego de que las máquinas tomaron posesión / de la arena de tus recuerdos y el tiempo quedó suspendido / en un mundo que no te pertenece y no hay fruta / que calme la sed como tampoco un pájaro / que le regale sus colores al viento de la tarde…».
El poema al que pertenecen estos versos se llama fuera de la caverna y nos remite evidentemente a la alegoría del filósofo griego. Pero estamos afuera de la caverna en serio. Al menos yo me siento un astronauta solitario en la noche espacial. Solo frente al libro del poeta Hernán Schillagi que ha logrado decir con maestría un lenguaje nuevo para mí, una manera original de hacer hablar a la poesía. De todos los libros de poemas que he leído este año, siento que Ciencia ficción, es el único libro que me ha dejado perplejo. El único libro que verdaderamente me ha conmovido. Su belleza me ha encandilado y no puedo decir nada, porque nada hay que decir. Porque no se puede decir nada en la noche espacial de la belleza. Porque sigue siendo un libro que es necesario volver a leer y a explorar. O mejor, es necesario seguir escuchando sus latidos, esos que vienen de otro mundo a decirnos lo de siempre pero con una música distinta. La belleza es así, uno se asoma y: «has asomado tu curiosidad a la cerradura equivocada / pero tus ojos que esperaban una historia / de pesadillas y espejos negros comienzan a brillar / como si lo visto viniera del mejor de los futuros / y poco a poco y simultáneamente y atravesándose / las imágenes golpean tu retina tu rutina / y forman una aleación con el miedo / entonces la puerta es una nueva frontera / la línea de sal que cauteriza los prejuicios…».
La belleza como principio de lo terrible al decir de Rilke. Vuelvo a la imagen mencionada más arriba. El poeta trastabilla, y da por tierra con todos sus libros. Eso me sucedió cuando leí Ciencia ficción: se cayeron todos los libros posibles y quedé a la intemperie espacial aferrado solamente a estos 24 poemas sin saber si era posible regresar de la belleza.
PÁGINA 8 –
POESÍA ARGENTINA
CARLOS
J. ALDAZÁBAL
(Salta-Argentina)
GUACAMAYO
Tu
máscara está pintada como un guacamayo:
eso
te hace hablar más de la cuenta, y ese murmullo,
atrapado
en la máscara, suele ser encantador.
A
veces tu máscara alucina en la noche
como
una balada irresistible entonada por hadas.
Otras
veces, la presión del rojo la lleva a irradiar
un
aire de vergüenza: es cuando yo acepto taparme la cara
con
una bolsita de cartón, de ojos pintados y boca sonriente,
ideal
para andar por una avenida transitada
sin ser percibido.
Sé
que querés, pero yo no me atrevo a prestarte un espejo.
La
ilusión es tan buena que aterra lo real,
como
bien lo señala el verde de tu máscara.
Lo
único que podría alterar tu escondite
es
que tu máscara deje de ser máscara
para
ser guacamayo. Y ahí te quiero ver:
vos
sin máscara con una bolsita de cartón tapándote la cara,
paseando
por la avenida con un guacamayo al hombro:
un
aterrador efecto de realidad.
Pero
por ahora tu guacamayo sigue siendo máscara
y
te protege, incluso cuando caminás con ojos enamorados
y
todas las bolsitas de cartón de la avenida
se dan vuelta para señalarte.
Esto
es cosa sabida:
no
basta un arco iris para tapar las nubes
ni
una bolsita de cartón para morir
con la sonrisa en la boca.
Por
ahora tu guacamayo es tu máscara,
y basta esa certeza.
GONZALO SALESKY
(Córdoba-Argentina)
Calla cuando llora,
cuando escribe,
cuando se derrama o se
vende la poesía.
Calla porque el vértigo
es inútil
y las palabras sobran.
Porque su vida, sin
callar,
casi no es vida.
Porque el látigo del
alba lo desvela.
Calla cuando otros
cantan,
cuando gritan,
cuando dan rienda suelta
a la pasión.
Porque el dolor aún no
termina,
se mantiene delante de
sus párpados.
Se calla aunque no
sangre
porque las heridas más
profundas
maduran en silencio.
Calla cuando escapa,
cuando pierde,
cuando quiere querer,
cuando enamora.
Cuando lo olvidan como a
un ave de paso,
cuando imagina lo feliz
que pudo ser.
Cuando la brisa amontona
los recuerdos,
se encuentra con sus
miedos
y el silencio lo
envuelve cada noche.
Calla
porque el mundo ha sido
así y lo será siempre,
porque las náuseas lo
mantienen despierto,
porque es mejor callar
que estar dormido.
Es mejor imaginar la
primavera,
palpar las huellas que
deja la nostalgia,
oír al cielo y sus
plegarias por la lluvia.
Calla
porque es inútil vivir,
seguir viviendo
o soñar que sirven de
algo las palabras.
Calla porque el dolor es
sabio,
el llanto y el sudor van
de la mano,
la memoria ha sido buena
compañía.
Calla cuando delira,
cuando implora,
cuando anhela dejar de
ser silencio.
Porque el reloj y el
almanaque son tiranos,
porque la luna también
calla como él
y las estrellas son
tantas y tan pocas…
porque el sol ya se ha
olvidado del otoño.
Porque la verdad no es
una sola,
porque en la tinta, tan
llena de mentiras,
los profetas del odio se
consumen.
Porque el amor es excusa
y el fuego y la pasión
siempre se apagan.
Porque la pena es
alimento del espíritu,
la sangre tira,
no olvida y se subleva,
el destino se hace
cómplice del viento,
la soledad va
estrechando los caminos.
Calla al recordar otras
vidas,
al contemplar las
huellas que se alejan
cuando galopa en su
pecho
el arco iris blanco y
negro del olvido.
Calla
cuando lo obligan a ser
y cuando todo lo que
existe alrededor
se desvanece,
fugaz,
se hace invisible.
Porque la historia está
llena de secretos,
de dioses y de hombres
que han callado,
que han visto más allá
de las tormentas.
Que han probado alguna
vez la libertad,
que tienen poco y nada
pero sueñan,
que arrojan piedras a un
estanque vacío.
Que enfrentan al futuro
aunque jamás lo
entiendan,
saben que el tiempo es
mucho más que la nostalgia,
que el alma sólo existe
si se entrega.
Calla por tantos que se
han ido,
que ahora son polvo y
huesos o agonía.
Porque el momento de
esperar ya ha terminado,
porque comprende que
pronto ha de partir
callado como el viento,
acariciando el mar,
cumpliendo las promesas
del pasado.
LAURA
BEATRIZ CHIESA
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
ABUELO
Ayer
tus pasos eran fortaleza.
La
juventud brincaba por tus piernas.
El
tiempo te llegó, no son eternas
las
bondades vitales. Con rareza
observas
hoy tu andar. Tienes tristeza
por
esta lentitud que ves interna.
El
manejo de ayer, hoy te consterna
ante
la realidad de tu torpeza.
La
suma de los años te molesta.
Sentir
temor avala tu protesta
que
admite situaciones tambaleantes.
Tu
cuenta resta y resta. Eres conciente.
Tu
altivez hoy entrega diariamente,
aquella
vibración, sin atenuantes.
LILI MUÑOZ OBEID
(Neuquén-Argentina)
CINCO
MINUTOS
Tengo cinco minutos
para escribirte este poema
para escribirte este poema
antes de que el ordenador se apague
y
mis besos no lleguen a tus ojos.
Alejandro Faus
Avella
Desde una ciudad del Mediterráneo, 2013.
¿que
te diga cómo volveré?
¿me
reconocerás? ¿por cuáles marcas?
¿y
yo a vos? ¿de qué manera? ¿cómo?
porque
ahora nos vamos cada uno del otro
en
horizonte incierto
una
línea de fuego entre lilas de plomo
¿qué,
si otra vez resulta que es destiempo?
contracorriente
en
convenciones de saudade
¿buscaré
en el pañal los colores que amaste?
negro
y rojo
cañaveral
al viento
creo
que escucharé tu carcajada
el
olfato
con
descuido tan simple
tornará
de sudores
la
palabra
mamará
en balbuceo
la
libertad algún retazo
goteará
leche
una
brizna
un
resabio
llevaremos
tendremos
que llevar
será
azul
si
es que el azul persiste
azul
magenta
azáricos
a
la deriva
grafitis
en
alguna parte
MÁXIMO
SIMPSON
(CABA-Argentina)
EL RASTREADOR
¿Dónde
están las pisadas de mis pasos,
dónde
están las miradas que dejé por el aire?
En
pos de aquellos rastros
camino
tras el puma,
el buitre, la calandria,
pruebo
pasto, mastico,
huelo
el viento, la brisa,
registro
las raíces,
las
grietas, los resquicios,
vuelvo
atrás, adelante,
giro
en torno
del olor a pasado,
a
triste antigüedad, a tardes viejas,
convoco
desde el sueño las guitarras del mar,
los
tambores del tiempo.
¿Quién
soy yo entre tinieblas?
Yo
soy el rastreador,
el
que se busca.
PÁGINA 9 –
CUENTO
NECHI DORADO
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
PABLO DE NADIE, PABLO DEL SILENCIO
Aquí nomás, en un pueblito costeño donde rompen las
olas del mar postrándose ante la arena pasa sus días un ser incompleto, mitad
hombre mitad niño que siempre se me ocurrió de espuma. Que se me ocurrió de
arena.
Ver a Pablo deambular por las calles es estar frente a la imagen del abandono más imperdonable, es como presenciar el epílogo de una profecía ya que todo el pueblo vaticinó que el joven inacabado representa un peligro para los vecinos, sobre todo para las pocas personas que acariciamos sus pelos duros de mugre, donde el salitre compite con los piojos para ver quién dura más en esa cabecita.
Todos hablan de lo arriesgado que resulta que el chico ande deambulando por las calles donde los baches parecen bocas abiertas dispuestas a deglutirse todo y que más de una vez nos han hecho pensar si los misiles que se arrojaron en las guerras de oriente medio, no habrían impactado por sobre ese pavimento resquebrajado.
Ver a Pablo deambular por las calles es estar frente a la imagen del abandono más imperdonable, es como presenciar el epílogo de una profecía ya que todo el pueblo vaticinó que el joven inacabado representa un peligro para los vecinos, sobre todo para las pocas personas que acariciamos sus pelos duros de mugre, donde el salitre compite con los piojos para ver quién dura más en esa cabecita.
Todos hablan de lo arriesgado que resulta que el chico ande deambulando por las calles donde los baches parecen bocas abiertas dispuestas a deglutirse todo y que más de una vez nos han hecho pensar si los misiles que se arrojaron en las guerras de oriente medio, no habrían impactado por sobre ese pavimento resquebrajado.
Pocos murmuran en voz baja por las dudas que los
árboles escuchen y transmitan lo que realmente deberían haber transmitido los
vecinos: la realidad tenebrosa de ese Pablo; la ausencia absoluta de las obligaciones
del estado; de las instituciones que deberían ser contenedoras de jóvenes en su
misma situación; de las iglesias a pesar de que hay tantas en la zona que
hablan de pecado y amor al prójimo cuando nadie sabe quién será ese famoso
prójimo y qué cosa tan extraña es el pecado que siempre asienta sus bases sobre
la marginalidad. La ausencia evidente de organizaciones autoproclamadas de
derechos humanos que tampoco se dignaron averiguar quién se debe hacer cargo de
esa especie de alma errante, vagabunda, despreciada.
De haber un paro general y contara con la misma fuerza
que tuvo la ausencia de protección para este joven y tantos en su misma
situación, seguramente cualquier país vería resquebrajados los cimientos de la
inoperancia histórica. De la desidia más obscena.
Pablo, el que me decía “yo te cuido, doña”, un día dejó de hacerlo atrapado ya de lleno en las garras de la droga que le ofrecen y se sabe quiénes, aunque de eso no se hable tampoco por considerarse peligroso. Aunque a esos se los llame señores en lugar de mafiosos, dado que el miedo suele reverenciar lo inmundo.
Pablo, el que me decía “yo te cuido, doña”, un día dejó de hacerlo atrapado ya de lleno en las garras de la droga que le ofrecen y se sabe quiénes, aunque de eso no se hable tampoco por considerarse peligroso. Aunque a esos se los llame señores en lugar de mafiosos, dado que el miedo suele reverenciar lo inmundo.
Porque en ese, como en todos los pueblos costeños la
bruma del mar que invade las calles en las noches crudas del invierno, tapa
también realidades desde lo impúdico del olvido. Allí todos saben muy bien
quién es quién. Quiénes son los que viven sin trabajar gozando de privilegios,
comiendo todos los días, enmascarados tras antifaces cínicos trasladándose en
autos de alta gama que ni intentan ocultar lo inescrupuloso de su accionar permanente.
Pablo se volvió agresivo, es decir, descubrió su acritud escondida entre los retazos descoloridos de la infancia, mucho antes de cumplir sus dieciocho años vacíos de amor, repletos de hambre y miseria. Si alguien me preguntara si existe superlativo de la palabra miseria, diría que no tengo dudas y lo mencionaría con su nombre, Pablo.
Pablo se volvió agresivo, es decir, descubrió su acritud escondida entre los retazos descoloridos de la infancia, mucho antes de cumplir sus dieciocho años vacíos de amor, repletos de hambre y miseria. Si alguien me preguntara si existe superlativo de la palabra miseria, diría que no tengo dudas y lo mencionaría con su nombre, Pablo.
Al joven-niño porque su cerebro partido por la
indigencia y por su genética lo dejó estancado en los siete años, se le
prohibió la entrada a la escuela.
–Es muy agresivo, justifican. Golpea a sus compañeros, los lastima, tiene la fuerza de los locos, agregan, como para evidenciar que no es posible contenerlo y tal vez es cierto que no resulte fácil. Lo que nadie dijo fue que Pablo reprodujo lo que la vida le enseñó desde que abrió sus ojos al mundo hostil al que arribó, seguramente sin que lo llamaran. Empujado por la promiscuidad en alguna de esas noches donde el amor se vuelve ausente para dar paso al instinto, casi animal, embriagado por los vahos del alcohol y otras sustancias que vaya uno a saber qué extraña conjunción conforman como para descargar espermatozoides fallados que lleguen a destino.
Pablo, con su discapacidad cerebral fue un excelente alumno capaz de reproducir las lecciones de destierro y desamparo que corrompieron su alma en este mundo corrompido por los generadores de miseria que pocas veces asustan y poco se mencionan pese a tener nombres y apellidos. Pese a esconder sus falencias vestidos con cuello, corbata y guante blanco que los convierte en señores y señoras de baja estofa, aunque respetados.
–Es muy agresivo, justifican. Golpea a sus compañeros, los lastima, tiene la fuerza de los locos, agregan, como para evidenciar que no es posible contenerlo y tal vez es cierto que no resulte fácil. Lo que nadie dijo fue que Pablo reprodujo lo que la vida le enseñó desde que abrió sus ojos al mundo hostil al que arribó, seguramente sin que lo llamaran. Empujado por la promiscuidad en alguna de esas noches donde el amor se vuelve ausente para dar paso al instinto, casi animal, embriagado por los vahos del alcohol y otras sustancias que vaya uno a saber qué extraña conjunción conforman como para descargar espermatozoides fallados que lleguen a destino.
Pablo, con su discapacidad cerebral fue un excelente alumno capaz de reproducir las lecciones de destierro y desamparo que corrompieron su alma en este mundo corrompido por los generadores de miseria que pocas veces asustan y poco se mencionan pese a tener nombres y apellidos. Pese a esconder sus falencias vestidos con cuello, corbata y guante blanco que los convierte en señores y señoras de baja estofa, aunque respetados.
Pablo debía tomar medicación de por vida como para
equilibrar el funcionamiento de su cerebro resquebrajado, medicamentos que
nadie le compró jamás. Pablo representó para sus “tutores” un importante
estipendio mensual obtenido gracias a los favores de algún puntero que le
otorgó un subsidio por discapacidad que jamás cumplió su destino final: el
equilibrio de esa mente dispersa.
Tampoco hubo quién controlara dónde iba a parar esa colaboración aunque todo el pueblo supiera para qué se utilizaba. Todos menos los que debían hacer un seguimiento de la situación de la criatura.
Al no poder ingresar a la escuela, Pablo comenzó a ir todos los mediodías a la hora que sus compañeros salen de las aulas, con el fin de agredirlos físicamente. Imagino su corta comprensión cavilando sobre “por qué ellos pueden y yo no”. Pablo se habrá sentido un perro rabioso; Pablo fue discriminado por ser tonto, minusválido, en un mundo donde ser moreno y pobre cumple la inexorable ley no promulgada, aunque casi institucionalizada que lo condena al desprecio.
Nadie fue capaz de hablar con un juez de minoridad o si lo hicieron, cosa que no me consta ante la evidencia más angustiante, habrán hablado en arameo, como para que nadie lo entendiera. Tampoco hubo sacerdote que lo hiciera, ni docentes, ni funcionarios porque muy cerca suyo, con vínculos no reconocidos pero existentes, hay algún guardián de la ley y ya sabemos, es peligroso tirarse contra las jinetas que pisan duro y matan con demasiada celeridad. A los pobres.
Tampoco hubo quién controlara dónde iba a parar esa colaboración aunque todo el pueblo supiera para qué se utilizaba. Todos menos los que debían hacer un seguimiento de la situación de la criatura.
Al no poder ingresar a la escuela, Pablo comenzó a ir todos los mediodías a la hora que sus compañeros salen de las aulas, con el fin de agredirlos físicamente. Imagino su corta comprensión cavilando sobre “por qué ellos pueden y yo no”. Pablo se habrá sentido un perro rabioso; Pablo fue discriminado por ser tonto, minusválido, en un mundo donde ser moreno y pobre cumple la inexorable ley no promulgada, aunque casi institucionalizada que lo condena al desprecio.
Nadie fue capaz de hablar con un juez de minoridad o si lo hicieron, cosa que no me consta ante la evidencia más angustiante, habrán hablado en arameo, como para que nadie lo entendiera. Tampoco hubo sacerdote que lo hiciera, ni docentes, ni funcionarios porque muy cerca suyo, con vínculos no reconocidos pero existentes, hay algún guardián de la ley y ya sabemos, es peligroso tirarse contra las jinetas que pisan duro y matan con demasiada celeridad. A los pobres.
Pablo de espuma, Pablo de arena como lo llamé algún
día, me enteré que semanas atrás fue ingresado en el hospital con su cuerpito
esmirriado literalmente molido a palos.
Seguramente se habrá hecho el “vivo” con alguien y éste se habrá defendido. Pablo es muy fácil de estropear a golpes, la única defensa que conoce es la de agredir primero para ganarle a la vida que lo descartó situándolo en el lugar donde se ubica a los residuos.
A Pablo lo mandaban a robar porque su impedimento lo colocó en situación de inimputabilidad y el botín que los jefes compartirían con él, serían apenas unas monedas que le alcanzarían para un paquete de galletas vencidas, tanto como para engañar al hambre que retuerce las tripas y gime pero es bastante ingenuo y se conforma con cualquier cosa.
Pablo está en la cama de un hospital como una cosa depositada al azar, donde tal vez coma algo más que galletas. Tendrá por primera vez una sábana que tape los moretones que quedaron como medallas, premio al que acceden con facilidad los “delincuentes” siempre y cuando pertenezcan a la categoría de pobres de toda pobreza, de todos los días, de cada momento.
No sé cómo saldrá Pablo del hospital donde se encuentra si acaso sale. No sé qué será de él, una vez recuperado, si es posible que eso suceda. Lo único que sé es que en caso de soldarse sus huesitos descalcificados, volverá a pasar sus noches bajo algún alero en una de las tantas casas deshabitadas en invierno. Hasta que algún día, tal como le juraron que habrían de hacer en caso de que “no se dejara de joder” aparezca con la cabeza agujereada tirado entre los médanos de esa playa que vio correr su hoja de vida envuelta entre la desvergüenza de un silencio cómplice de la barbaridad más espuria.
Seguramente se habrá hecho el “vivo” con alguien y éste se habrá defendido. Pablo es muy fácil de estropear a golpes, la única defensa que conoce es la de agredir primero para ganarle a la vida que lo descartó situándolo en el lugar donde se ubica a los residuos.
A Pablo lo mandaban a robar porque su impedimento lo colocó en situación de inimputabilidad y el botín que los jefes compartirían con él, serían apenas unas monedas que le alcanzarían para un paquete de galletas vencidas, tanto como para engañar al hambre que retuerce las tripas y gime pero es bastante ingenuo y se conforma con cualquier cosa.
Pablo está en la cama de un hospital como una cosa depositada al azar, donde tal vez coma algo más que galletas. Tendrá por primera vez una sábana que tape los moretones que quedaron como medallas, premio al que acceden con facilidad los “delincuentes” siempre y cuando pertenezcan a la categoría de pobres de toda pobreza, de todos los días, de cada momento.
No sé cómo saldrá Pablo del hospital donde se encuentra si acaso sale. No sé qué será de él, una vez recuperado, si es posible que eso suceda. Lo único que sé es que en caso de soldarse sus huesitos descalcificados, volverá a pasar sus noches bajo algún alero en una de las tantas casas deshabitadas en invierno. Hasta que algún día, tal como le juraron que habrían de hacer en caso de que “no se dejara de joder” aparezca con la cabeza agujereada tirado entre los médanos de esa playa que vio correr su hoja de vida envuelta entre la desvergüenza de un silencio cómplice de la barbaridad más espuria.
El chico es peligroso, dicen. El chico anda falopeado*
todo el día, agregan. ¿Dónde consigue las substancias? Lo saben todos, menos
los que deberían saberlo aunque también lo sepan.
Si tanta desidia no adquiere para la subjetividad popular un minuto de atención, estamos a un paso de una muerte anunciada, silenciada, oculta, porque la miseria social, económica y sobre todo la humana es la peor enemiga de la vida.
Y Pablo de nadie, Pablo del silencio, también merece vivir aunque parezca mentira…
Si tanta desidia no adquiere para la subjetividad popular un minuto de atención, estamos a un paso de una muerte anunciada, silenciada, oculta, porque la miseria social, económica y sobre todo la humana es la peor enemiga de la vida.
Y Pablo de nadie, Pablo del silencio, también merece vivir aunque parezca mentira…
PÁGINA 10 –
POESÍA ARGENTINA
LAURA
YASAN
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
principio de permanencia
a
Juan Luis Andrade
así
como en lo puro habrá crudeza
como
fue lucifer el más hermoso entre los ángeles
abril
el más ligero de los meses
y
nadie
ha
caminado jamás sobre papel de arroz sin dejar huella
ni
trazado un sendero sobre el agua
crées en la distancia
y
nada más girás sobre tu centro a la velocidad de un disco de vinilo
una
voz te persigue
una
carta te pisa los talones y lo darías todo por convertirte en sal si volteás a
mirarla
(que un relámpago surque de nervaduras
líquidas el cielo
que te lleven las aguas si con eso
evitaras sus ojos implorando)
creés en el avance
así
la travesía es el principio
de
una ley que refuta el movimiento
no
hay recuerdo tan límpido que pueda atravesarte cuando ya te hayas ido
tan
lejos como puedas es demasiado cerca
no
hay cuchillo tan lento .
- … así no jodes a nadie, chiquilín – le gritaría Germán que acaso, quién lo sabe, en esa crítica mordiera algún fracaso propio. ..
- … muy elegante contra la bruma de cintas inglesas - se le anticipó Germán a los vagos del café de abajo.
Y quien sabe si bandera y gorra no ‘andarán’ todavía por algún rincón de Avellaneda. (Nov.014)
Hay personas con expectativas tan altas que nunca
terminan de encontrar su lugar en la sociedad. A esos
seres, a veces, se los margina y se los considera locos.
Para los mapuches existe un barco: Caleuche, que
surca el cielo de noche. La tripulación de este barco
sube a bordo a estos seres marginados.
son semillas verdes y redondas
que ya no pueden con el espacio
que se les agranda en el centro
cuando miran el cielo
se salen de la vaina
por asomar los ojos
y desgranadas en un puño
se enfurecen se escurren
hasta salirse del surco
la tierra se sacude estos pellejos
y sus almas friccionadas
refriegan luz y gritan luz
............
fugitivos náufragos flotan en la noche
y brillan con luz propia
desde arriba los vemos
acercamos la nave hay sitio para todos
y nos vamos
a navegar el cielo
estos locos son apenas
arvejas
con vocación de estrellas
MIGUEL ANGEL MORELLI
Después
de recoger la noche
en su paraje de insomnio,
invadimos la púrpura
de cada gota de silencio,
mientras
tus labios se abren,
igual que un retorno
en el desliz de un relámpago.
CHOQUE CULTURAL
Se atragantarán en rapeo,
cultural shock, asombro con palabras
quienes apenas oyen y en salivero
balbucean con ruido baboso
e imágenes que perdieran sentido
porque rehusaron «pensar el Ser de los dioses
tanto como el de los hombres» *
o cuando al recinto 100 x 35
lo midieron mal y no alcanzaron
a abrirlo para el mundo
para despliegue pleno
de la Voluntad,
el espíritu..
Grafías incompletas de nostalgias y alegrías
Ese breve momento de mirarnos
distantes y distintos
Ese mecanismo de defensa
de recordar lo que somos
y lo que fuimos.
EDGAR TREJOS
(Envigado-Colombia)
TU NOMBRE
JORGE
BOCCANERA
(Bahia
Blanca-Buenos Aires-Argentina)
UN
HOMBRE
a Humberto
Costantini
un
hombre se me viene cayendo por la sangre
con
una copa rota entre los dientes
no
soy yo
somos
todos
la
soledad
el
tajo de odio en la memoria somos
un
hombre se me viene derrumbando
por
la oscura saliva del silencio
salpicando
mis ojos con antiguas cucharas
lágrimas
que él inventa cuando pisa
los
charcos de mi sangre
un
hombre se me viene cayendo por la herida
no
hagan música o fuego
no
soplen ni respiren
quiere
decirnos algo
hay
un sur de rodillas preguntando
dónde
estábamos todos
cómo
fue que dejamos crecer la indiferencia
para
que de una puerta salga el enceguecido
tirando
puñetazos al aire
echando
espuma por la boca
un
hombre se me viene cayendo por la sangre
con
pasos de borracho
no
hagan ruido no escupan
no
demoren quiere decirnos algo
JULIO CARABELLI
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
JURISDICCIÓN
DE LA LLUVIA
Las
manos de la lluvia
me abrazan como una vieja prostituta.
En algún momento ha de parar
en algún momento
cuando dejen de cantar bailar mis uñas
y salga de este bar
desde el que miro
a la necesidad con impermeable
esquivar el costado de los charcos.
me abrazan como una vieja prostituta.
En algún momento ha de parar
en algún momento
cuando dejen de cantar bailar mis uñas
y salga de este bar
desde el que miro
a la necesidad con impermeable
esquivar el costado de los charcos.
Nunca
se va con la cabeza tan baja
como cuando llueve.
En mi país
por las cabezas bajas
parece que lloviera desde antes del diluvio.
como cuando llueve.
En mi país
por las cabezas bajas
parece que lloviera desde antes del diluvio.
Siempre
que llovió paró
mienten los satisfechos
mirando regocijados sus testículos secos
y un ombligo de plástico que ríe
pensando
que para los otros que van a lo de siempre
esta puta tormenta
no ha de parar jamás.
mienten los satisfechos
mirando regocijados sus testículos secos
y un ombligo de plástico que ríe
pensando
que para los otros que van a lo de siempre
esta puta tormenta
no ha de parar jamás.
HÉCTOR
DAVID GATICA
(Villa
Nidia-La Rioja)
MI
MADRE
Delia Durán.
Su nombre me resulta total.
La mano bondadosa que me ayudó a crecer
los pilares de la tarde
la oración de las cenizas del fogón
las visitas de los parientes
el mesón del comedor
en especial eso
el mesón su cabecera
o la cotorrita verde-manso
que una vez
saltó de su hombro dormido
al fuego desvelado de los gatos.
Los leños encendidos junto a la ternura de las noches
la espesura de sus pies cargados con el tiempo de los hijos
la ventana hacia el oeste
el yerbiado el pan la aguja remendona
y las flores para la Virgen
Delia Durán.
Su nombre me resulta total.
La mano bondadosa que me ayudó a crecer
los pilares de la tarde
la oración de las cenizas del fogón
las visitas de los parientes
el mesón del comedor
en especial eso
el mesón su cabecera
o la cotorrita verde-manso
que una vez
saltó de su hombro dormido
al fuego desvelado de los gatos.
Los leños encendidos junto a la ternura de las noches
la espesura de sus pies cargados con el tiempo de los hijos
la ventana hacia el oeste
el yerbiado el pan la aguja remendona
y las flores para la Virgen
ALFONSO
NASSIF
(Icaño-Avellaneda-Santiago
del Estero)
COMPLICIDAD
TERRESTRE
Alguien
parecido a mí
escribe
en mi alma.
Sé
que hay nosotros
en
el día desconocido
de
nuestra sangre.
Los
hombres están ocultos,
Agazapados,
Esperando
que se abra el infinito.
Seres
sin rostro
custodian
cerrojos de sombras.
Prisioneros
de nuestro pasado
nos
caen idiomas a gritos.
Comprendemos
que nos encierran las palabras
y
somos cómplices
de
un miedo de siglos
entre
nuestros silencios.
La
forma se diluye.
Unicamente
sombras.
Sombras
para esa luz
que
espera la última cosmogonía
PÁGINA 11 –
CUENTO
EDUARDO
PÉRSICO
(Lanús-Buenos
Aires-Argentina)
UNA
FUNCIÓN DIA DE DAMAS
.
.
… y las pulgas del Royalty eran famosas no solo
en Avellaneda.
Al principio de los setenta y en el
Royalty, un Día de Damas se vería esa de
la Princesa con el fotógrafo, cuando un
Comando Revolucionario ocupó las instalaciones. Un combatiente entró a la
cabina con una película en su mano izquierda y un revólver en la derecha, y por supuesto, Germán el operador creyó una joda de los
vagos del café.
- Gallego, hay que pasar esto – le falsearon la voz y el hombre ni se sobresaltó. Germán era en verdad un catalán que envolvía sílabas en la boca al pronunciar y quien al fin de la guerra civil española, anclaría en Buenos Aires donde por esa argentinada de llamar turco a un armenio o ruso a cualquier judío, él sería el gallego Germán y operador del Royalty Cine. Un fulano que al enterarse ‘los lunes no hay función y ese día tenemos franco’, diría ‘Franco no; día libre’. Perfil que si el joven guerrillero que asaltara su cabina con gorra hasta las orejas y revolver ’38 largo supiera, en vez de ‘revolucionarlo’ estaría en casa mirando televisión.
- - Quieto, pasa este rollo y viva la lucha popular – o algo así apuró el atacante. Germán sorprendido esperó alguna otra orden, y como el otro no agrego más se repasó un pañuelo por los anteojos y entró a dictarle.
- Tranquilo pichón, guarda tu matagato y calza eso en el carretel - y el Combatiente de gorra y bufanda, obedeció.
- … y al ver en la ventanita dos manchas blancas tira la otra palanca y prende la máquina – así que el aspirante a bajar del Aconcagua a tomar Buenos Aires, frente al viejo Germán que olfateara pólvora verdadera, de nuevo obedeció.
- … y antes de ahorcarte tira esa chalina, que verás dos manchas y si mueves esa palanca habrá proyección.
- Sí señor – ya gimoteó el pibe.
- … y ahora pichón deja eso. Ordena mis cosas del mate y esperemos que tu cinta sirva de algo – y el viejo también disfrutaba el entrevero.
En verdad el gallego Germán nacido y crecido en Cataluña, en el Royalty disfrutaba hasta las barriales bromas resabidas: ‘a Germán de nuevo lo hirieron en el tiroteo de Arizona’, o ‘cuando llueve el operador se calza los zapatos de Frankestein y camina tranquilo’. Pero mientras en la cabina trajinaban Germán y el revolucionario, las Damas del miércoles que aguardaban el beso del fotógrafo y la princesita, avistaron a unos que sacudían un trapo colorado en la sala y una viejita les gritó ‘siéntense jóvenes o llamo al acomodador’. En tanto arriba Germán, instruyendo al atacante se divertía cuando en la cinta ya rodando, la voz de Fidel Castro sonaba a mascarita y el Che Guevara reculaba yéndose al llegar. Todo proyectado de revés y a contrapierna, en tanto abajo los combatientes del Royalty se sentían malheridos por agitar su pabellón sin conmover a nadie. Acaso sin analizar por un rato que ese cine de Avellaneda ‘no guardaba las condiciones objetivas para lanzar desde allí la lucha armada’. Y que al arrolle de insignia se sumaría el efectivo rajando escalera abajo y dejando sus pertrechos; menos la gorra.
- Gallego, hay que pasar esto – le falsearon la voz y el hombre ni se sobresaltó. Germán era en verdad un catalán que envolvía sílabas en la boca al pronunciar y quien al fin de la guerra civil española, anclaría en Buenos Aires donde por esa argentinada de llamar turco a un armenio o ruso a cualquier judío, él sería el gallego Germán y operador del Royalty Cine. Un fulano que al enterarse ‘los lunes no hay función y ese día tenemos franco’, diría ‘Franco no; día libre’. Perfil que si el joven guerrillero que asaltara su cabina con gorra hasta las orejas y revolver ’38 largo supiera, en vez de ‘revolucionarlo’ estaría en casa mirando televisión.
- - Quieto, pasa este rollo y viva la lucha popular – o algo así apuró el atacante. Germán sorprendido esperó alguna otra orden, y como el otro no agrego más se repasó un pañuelo por los anteojos y entró a dictarle.
- Tranquilo pichón, guarda tu matagato y calza eso en el carretel - y el Combatiente de gorra y bufanda, obedeció.
- … y al ver en la ventanita dos manchas blancas tira la otra palanca y prende la máquina – así que el aspirante a bajar del Aconcagua a tomar Buenos Aires, frente al viejo Germán que olfateara pólvora verdadera, de nuevo obedeció.
- … y antes de ahorcarte tira esa chalina, que verás dos manchas y si mueves esa palanca habrá proyección.
- Sí señor – ya gimoteó el pibe.
- … y ahora pichón deja eso. Ordena mis cosas del mate y esperemos que tu cinta sirva de algo – y el viejo también disfrutaba el entrevero.
En verdad el gallego Germán nacido y crecido en Cataluña, en el Royalty disfrutaba hasta las barriales bromas resabidas: ‘a Germán de nuevo lo hirieron en el tiroteo de Arizona’, o ‘cuando llueve el operador se calza los zapatos de Frankestein y camina tranquilo’. Pero mientras en la cabina trajinaban Germán y el revolucionario, las Damas del miércoles que aguardaban el beso del fotógrafo y la princesita, avistaron a unos que sacudían un trapo colorado en la sala y una viejita les gritó ‘siéntense jóvenes o llamo al acomodador’. En tanto arriba Germán, instruyendo al atacante se divertía cuando en la cinta ya rodando, la voz de Fidel Castro sonaba a mascarita y el Che Guevara reculaba yéndose al llegar. Todo proyectado de revés y a contrapierna, en tanto abajo los combatientes del Royalty se sentían malheridos por agitar su pabellón sin conmover a nadie. Acaso sin analizar por un rato que ese cine de Avellaneda ‘no guardaba las condiciones objetivas para lanzar desde allí la lucha armada’. Y que al arrolle de insignia se sumaría el efectivo rajando escalera abajo y dejando sus pertrechos; menos la gorra.
- … así no jodes a nadie, chiquilín – le gritaría Germán que acaso, quién lo sabe, en esa crítica mordiera algún fracaso propio. ..
Así que al repartir el botín incautado al
enemigo, el acomodador se guardó el '38
niquelado y Germán eligió la chalina de vicuña.
- … muy elegante contra la bruma de cintas inglesas - se le anticipó Germán a los vagos del café de abajo.
Y quien sabe si bandera y gorra no ‘andarán’ todavía por algún rincón de Avellaneda. (Nov.014)
PÁGINA 12 –
POESÍA ARGENTINA
LILIANA
ANCALAO
(Comodoro
Rivadavia-Chubut-Argentina)
CALEUCHE
Hay personas con expectativas tan altas que nunca
terminan de encontrar su lugar en la sociedad. A esos
seres, a veces, se los margina y se los considera locos.
Para los mapuches existe un barco: Caleuche, que
surca el cielo de noche. La tripulación de este barco
sube a bordo a estos seres marginados.
son semillas verdes y redondas
que ya no pueden con el espacio
que se les agranda en el centro
cuando miran el cielo
se salen de la vaina
por asomar los ojos
y desgranadas en un puño
se enfurecen se escurren
hasta salirse del surco
la tierra se sacude estos pellejos
y sus almas friccionadas
refriegan luz y gritan luz
............
fugitivos náufragos flotan en la noche
y brillan con luz propia
desde arriba los vemos
acercamos la nave hay sitio para todos
y nos vamos
a navegar el cielo
estos locos son apenas
arvejas
con vocación de estrellas
MIGUEL ANGEL MORELLI
(Buenos
Aires-Argentina)
13
(cierro los ojos y veo la noche)
cierro
los ojos y veo la noche
y
en la noche un andén |
y
en el andén tu silueta
que
se desprende lentamente desde el fondo de mis ojos
sin
embargo mañana, cuando el tiempo y el olvido
desmoronen
la frágil persistencia del recuerdo
estos
mismos ojos creerán haberte visto
llegando |
detrás de una sonrisa
cuál de esos dos
fantasmas eras?
como
un dios que imita a dios | la razón de la memoria
consiste
en clausurar el pasado
para
hacer que lo que fue quizás no sea | ni haya sido nunca
RICARDO
JUAN BENÍTEZ
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
DE
TODOS LOS AMORES, EL AMOR
En
Pont Neuf, como ayer,
sabiendo que lo menos casual,
es la casualidad.
Juntos, bebiendo amargo café
de medianoches solitarias,
mesas vacías, acordeón lejano.
No basta con encontrarse,
en Sacre Coeur, en Montmartre,
dos cronopios no se bastan
jamás…
Triste prisionero
de ciertos placeres pasajeros,
peregrino anhelante
de tierras de melancolías.
Esta noche sólo necesitas
esa mujer y su magia.
Si el aroma antecede al jazmín.
Si la caricia precede a la mano.
Los amantes sobreviven
al amor…
Inevitablemente.
sabiendo que lo menos casual,
es la casualidad.
Juntos, bebiendo amargo café
de medianoches solitarias,
mesas vacías, acordeón lejano.
No basta con encontrarse,
en Sacre Coeur, en Montmartre,
dos cronopios no se bastan
jamás…
Triste prisionero
de ciertos placeres pasajeros,
peregrino anhelante
de tierras de melancolías.
Esta noche sólo necesitas
esa mujer y su magia.
Si el aroma antecede al jazmín.
Si la caricia precede a la mano.
Los amantes sobreviven
al amor…
Inevitablemente.
PABLO
QUERALT
(Buenos
Aires-Argentina)
LA
CASA
La
casa se convirtió las palabras andan por las paredes las tías silban en otro
idioma en el mundo que rima al son de ese ejército de palabras del kiosco al
bar el amor es una palabra dura una semilla una ocasión una camisa a rayas que
me regalaste algo que nunca sabré pero algunas veces sentí en esa pupila en ese
rincón en ese camino cuando me fui aspirado por el aire.
MARIASILVIA PASCHETA
(San
Antonio Oeste-Río Negro-Argentina)
ACASO
FÉNIX
En
la mañana verde
plumoncito que asoma
sobre el alón desnudo
No
sé si pueda el vuelo
Me
basta este aletear
recién nacido
entre tanta ceniza
PÁGINA 13 –
RESEÑA
EDUARDO
MONTE JOPIA
(CABA-Argentina)
Autor:
ANIBAL DE GRECIA
Libro:
POEMAS PARA SOBREVIVIR
UN
PRÓLOGO LARGO PARA POEMAS CORTOS
La
besó una y otra vez,
alzo
la frente sin amanecer,
tomó
su muerte y huyó con ella
a
otro sueño, a otra herida.
Después
de varios años de postergación, al fin llega el libro de este joven poeta que
habita la ciudad luz del centro de la provincia de la tierra colorada. Nacido
en la ciudad del tango en la furiosa década del 70, a principios del nuevo
siglo se instaló en Oberá, donde conoció a su compañera y nació Lara. Fundador
del grupo literario In Visible, hace programas radiales, edita en forma
gratuita su Hoja de Poesía Golosina y organizó cuatro encuentros con sus
compañeros que forman parte de la movida cultural misionera en la primera
década de este siglo XXI. Esta obra nace bajo la iniciativa del director de
3x1, a fin de difundir a los autores que nutren las nuevas letras del noreste
de la Argentina.
Poemas
para Sobrevivir es la paráfrasis-interpretación amplificadora de un escritor,
esa es la definición. Está la paráfrasis cuando dice que no quiere palacios ni
torres (el lujo de las grandes urbes al que le escapa), que se conforma con lo
cotidiano y simple, con el amor. Tampoco le teme a la muerte, la acepta como
algo natural, sabiendo que hay alguien que, aunque muera, lo va a recordar. Si
escribes, tus breves poemas deberían tener tal contenido que los enamorados
sepan a qué se hace referencia, pero ser lo suficientemente crípticos para que
el intermediario quede en babia si intentase sorprender algún secreto de dos
personas. En este sentido, Enrique del Moral (1906-1986) señaló que “si bien es
cierto que los arquitectos se apoyan en el programa, la función y por supuesto
en la razón, lo que es conveniente y aún indispensable, no es suficiente para
el logro de una buena poesía; debe superar la simple utilidad, pues su último y
más digno objetivo es, por medio de la armonía de sus elementos y la equitativa
proporción de espacio y volúmenes, despertar la emoción y lograr la belleza de
las letras”. Hasta aquí, el análisis pareciera ser suficiente, pero resulta que
no es así, los significados de Poemas para sobrevivir quedan incompletos si
sólo registramos los recursos del autor. Porque para nuestra sorpresa, para los
lectores las palabras no tienen los sentidos anotados, sino otros muy
diferentes. La libertad está en función del proyecto vital que cada persona
desea, es el medio para alcanzarlo; pero no es absoluta por que el hombre
tampoco lo es. La limitación de este es triple. Está físicamente limitado por
que, entre otras cosas, necesita nutrirse y respirar para conservar la vida. Su
trabajo literario es múltiple y evidente: no puede conocer todo, no puede
quererlo todo, los sentimientos le zarandean y condicionan constantemente,
aparece desde el momento en que descubre que hay acciones que puede, pero no
debe realizar. Parece lógico que a un ser le corresponda una libertad en que el
límite de su querer sea el límite de su ser.
Vivimos
en un mundo que impone condiciones. Por ello nuestra poesía no es absoluta,
está siempre condicionada por lo que existe en torno a ella. Estos
condicionamientos evidentes e inevitables son parte de la condición humana y definen
nuestra personalidad. Sin ellos seríamos personas amorfas, sin contornos ni
contrastes. Una letra sin condiciones no es real: nadie la posee. Los
condicionantes son, en cierto modo, los que hacen que este poemario sea tal
cual es.
Subyace
en el poema una idea del amor como sintonía de dos personas en lo que tienen de
más auténtico o esencial por debajo de lo superficial o accesorio. El poeta
propone a la amada, y se propone a sí mismo, un renunciar a lo que se ha sido,
un despojarse de lo accesorio o convencional, un liberarse de ataduras o
raíces, como condición necesaria para una libre y plena entrega mutua. Un poema
bastante profundo en el que el poeta hace una reflexión de toda su vida o,
mejor dicho, reflexiona sobre la vida en general, sobre los sin sabores, golpes
y decepciones que ha tenido que soportar, sobre las trampas y las mentiras. El
amor le ha dado la espalda, e incluso la muerte se la ha dado. Es evidente que
sus versos resuman pesimismo del mundo y, en cierto modo, apatía a los dueños
del poder. Parece que el poeta ha decidido que la conciencia es una carga. No
sabemos, en cambio, si esto es un vano propósito o es un hecho, aunque tenemos
la constancia del hastío y la aparente indiferencia que desprenden estos
versos. El poema parece ser la memoria de alguien a quien se le han acabado las
aspiraciones, las esperanzas y las ilusiones, de alguien que incluso ha perdido
el sentimiento de culpa, ya que este se fue con la fe. En cambio, nos llama la
atención que, pese a estar hablando de desgano y de hastío, no recibamos una
sensación de conformismo, sino más bien todo lo contrario. Puede parecer
extraño, pero el poeta acaba aseverando que hasta que se agote el último
suspiro de su fuerza, será lo que quiera ser; sólo para parafrasear a Aníbal De
Grecia: “Los mocos son todos iguales”
PÁGINA 14 –
POESÍA ARGENTINA
ALFREDO LUNA
(San Fernando del Valle de
Catamarca-Argentina)
¿has de atreverte a renunciarme?
salta desde la cruz a mi regazo
y ofréndate entero como el aire
porque el mundo es infinito bajo tu sábana.
soy tu virgen y otra vez abro los tajos,
Príapo impalpable: levita como luz agria.
niego que ese cáliz rebase
con dos gotas de semen maldito.
soy tu virgen, devástate en mí como si fuese
tu sacramento
y dímelo en la boca:
no hay pecado más grande que morir sin mí,
bienaventurado este tierno llorío por el destino
incierto de tu sexo.
JORGE PAOLANTONIO
(San Fernando del
Valle de Catamarca-Argentina)
corola de la
existencia
.
1.
allí
en las cuclillas
bajorrelieves
agarrotados……preguntándonos
porqué
tanto perro al final de la noche
y
si aquellos que nos amaron
sabrán
dónde fueron a parar nuestros huesos
disimulados
para siempre
entre
manuscritos y alfileres en los labios
.
2.
estará
mi padre
hilando
su guirnalda bajo la parra vieja
que
de una vez por todas
pase
su
martín-pescador de palabras
títere
descabezado
que
no pudo trepar hasta sus ojos
y
una sangre de corazón acongojado
tiznando
el verso
.
3.
estará
mi madre
coloreando
lirios frente a la ventana
buscándose
los ojos
en
los míos
para
decirme
que
no hay cielo ni infierno
que
asegure mi verso
que
no me vaya
.
4.
estará
mi prima
lejana
visionaria de los juegos
besándose
entre los álamos temblones
.
5.
estará
mi hermana
cosiéndome
a su vestido rojo
para
que conozca la alegría
con
que mira
para
siempre
los
hijos y las tierras naturales
el
mar que no conoce
los
días que no pasan
los
que sí
los
otros
la
inabarcable distancia.
MARIA
DEL ROSARIO ANDRADA
(Catamarca-Argentina)
LOS
SEÑORES DEL JAGUAR
Los
tentáculos del hambre
hacían
perder
los
sueños
los
venados
escuálidos
atravesaban
la
pradera.
En
un patio trasero
Yunha
Pac
restauraba
una hamaca,
Shani
su
hija adolescente
entrelazaba
fibras
la
tranquilidad
y
el inmenso calor
unidos
en matrimonio
hostigaban
a los vecinos.
Allí
estaban
celosos
de sus posesiones
vestidos
con plumas de guacamayo
cumpliendo
su fatídico
destino.
*
* *
La
cercanía del trueno
era
un clamor
repetido
en
oraciones
la
lluvia
saciaba
la
tierra
los
animales sedientos
calmaban
su furia
no
había nubes,
ni
señales de agua bendita.
Los
días fueron pasando
erráticos
tumultuosos
ante
la ansiedad
y
el oscuro designio
ofrecieron
en el año del buey
los
primeros
sacrificios.
*
* *
La
cacería
ha
comenzado
un
hombre de otra tribu
es
el señuelo
va
adelante
teñido
de sangre
olor
a muerte
los
gritos estremecen la selva
las
garras del felino
trepan
sobre
el
cuerpo
que
yace sobre el suelo
gruñe
coloca
las patas traseras
sobre
el abdomen
encarna
las
uñas en las vísceras
y
las arranca.
Llegan
los cazadores
no
matan al jaguar
atrapan
al dios vivo
dejan
el anzuelo descarnado
es
el tiempo de los
nueve
Señores de la Noche.
HILDA
ANGÉLICA GARCIA
(Catamarca-Argentina)
ADIOSES
Ella
murió de tanto estar alegre,
cantar por las mañanas,
y alimentar los pájaros
con miguitas de pan.
Huele a manzanas su figura
en la cesta
donde amontonaba sus ganas de vivir.
Por la ventana pasa la gente que saluda
su recuerdo sonriente,
su escoba en la vereda,
su brillo en la mirada,
su resplandor de frutas en verano,
las puntillas salientes de su enagua.
La sombrilla está quieta colgada
del perchero
pero un aire travieso
agita las guirnaldas que colgaba en diciembre
alrededor del árbol.
No se ha ido, parece.
En la casa sus pasos van y vienen
corriendo, acomodando sillas
con plumero en la mano.
Estatuillas de cera,
tazón de porcelana
y velas de colores encendidas.
Ella amaba la vida,
la frescura del alba,
la brisa entre los ruedos de su falda floreada.Recostada en un sueño,
deshojada en un libro,
no escuchó que la vida, silenciosa, escapaba.
cantar por las mañanas,
y alimentar los pájaros
con miguitas de pan.
Huele a manzanas su figura
en la cesta
donde amontonaba sus ganas de vivir.
Por la ventana pasa la gente que saluda
su recuerdo sonriente,
su escoba en la vereda,
su brillo en la mirada,
su resplandor de frutas en verano,
las puntillas salientes de su enagua.
La sombrilla está quieta colgada
del perchero
pero un aire travieso
agita las guirnaldas que colgaba en diciembre
alrededor del árbol.
No se ha ido, parece.
En la casa sus pasos van y vienen
corriendo, acomodando sillas
con plumero en la mano.
Estatuillas de cera,
tazón de porcelana
y velas de colores encendidas.
Ella amaba la vida,
la frescura del alba,
la brisa entre los ruedos de su falda floreada.Recostada en un sueño,
deshojada en un libro,
no escuchó que la vida, silenciosa, escapaba.
CLAUDIO
SESIN
(Pomán-Catamarca-Argentina)
ARMONÍA
NOCTURNA
Son
veloces las sombras sobre campos desérticos.
En
el anochecer, lejos del sol y del celeste engaño,
en
esta oscuridad que no ennoblece,
toco
sus fríos márgenes y espero.
Espero
y soy el sitio en donde me preparo,
un
animal muy viejo de una casa de nieblas
y
el aire de esas sílabas sembradas de siseos.
Los
sonidos muy suaves que se vuelven intensos
bordeando
las acequias, allí donde los álamos
hacen
frondoso al viento, lo amasan, lo entretienen.
El
camino protege y el pan para esta marcha
es
numen de cuidados. Es la hora del cambio
y
voy por estos cerros como huella indeleble
alumbrado
en rocío al despuntar del día,
renaciendo
en senderos de cielos desahuciados,
errantes,
peregrinos, hasta ser el guerrero
con
jirones de emblema por rumbos de la nada.
PÁGINA
15 – CUENTO
FERNANDO
SORRENTINO
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
UNA
CRUZADA PSICOLÓGICA
Para
conocer facetas ignoradas del hombre, un buen sistema consiste en colocar al
examinando frente a situaciones inéditas y observar sus reacciones. Quiero
decir: si yo llamo por teléfono y del otro lado de la línea me llega una voz
que dice «Hola», esta experiencia carece de todo valor científico e
informativo, pues el sujeto no ha hecho más que reaccionar de una manera
rutinaria ante una situación igualmente rutinaria. De modo que no me sirve para
averiguar aspectos ocultos de su personalidad.
¿Cómo
saber, por ejemplo, si tal comerciante —todo amabilidad y sonrisas en el
momento de mis compras— no sería capaz de estrangularme por una cuestión de
moneditas? Lo mejor será, entonces, provocar las reacciones imprevisibles del
hombre: éstas nos pueden enseñar muchas cosas.
Yo
propongo unos pocos ejemplos.
1.
Pago el exiguo importe de medio kilo de pan con el billete de mayor valor que
haya en circulación, y me niego de plano a recibir el vuelto. Observo con
atención la codicia del panadero, dispuesto a sacar ventaja de mi presunta
demencia. Me retiro. Cinco minutos después vuelvo a presentarme en el comercio,
ahora acompañado por un agente de policía, y acuso al panadero de no haber
querido entregarme el vuelto. Estudio su ira ante mi mala fe: su desilusión
ante el hurto frustrado. Temeroso, perplejo, balbucea incomprensibles excusas
ante la mirada suspicaz del policía, quien, desde luego, descree que alguien se
niegue a recibir tan cuantioso vuelto. Me entrega humildemente el dinero
faltante y yo declaro con magnanimidad que prefiero dar por concluido el
desagradable episodio. El agente, un poco defraudado, dice «Como usted guste».
Contemplo con fruición el inmenso alivio que gana el rostro del panadero...*
2.
Invito a cenar en casa a un amigo mío. Cuando se presenta, le impido la
entrada, con la acusación de haberme quitado —doce o catorce años atrás— una
novia de la que yo, por supuesto, estaba perdidamente enamorado. Observo su
asombro (sólo hace unos pocos meses que nos conocemos), sus dudas (¿acaso yo no
sería aquel que...?), su escarnio, su cólera...
3.
Subo al colectivo, digo «A tal parte». Cuando el chofer —que sólo tiene ojos
para el tránsito— abre la mano para recibir el dinero, deposito entre sus dedos
una torre de ajedrez y un ramito de perejil. La pregunta es: ¿cómo interpretará
el colectivero —persona de nervios habitualmente inestables— esta enigmática
ofrenda?
4.
Viajo a Mar del Plata, me hospedo en uno de los más lujosos hoteles. Apenas me
dejan solo, saco la cama al pasillo y duermo allí una siesta reparadora,
especialmente merecida después de tan cansador viaje.
5.
Entro, ganzúa mediante, en una casa cualquiera, cuando sus dueños se hallan
ausentes. Los espero: plácidamente sentado, fumando, bebiendo whisky, mirando
televisión. Llegan los sujetos y entonces los increpo con dureza, los amenazo
con el puño, les digo «Señores, ¿cómo han osado ustedes entrar en mi casa?»,
desatiendo sus explicaciones, o las atiendo (es lo mismo), les exijo me muestren
el título de propiedad de la casa, no les permito abrir el cajón donde
ridículamente afirman que el título se encuentra, ya que tal cajón es parte
inalienable de tal mueble, que, a su vez, es parte inalienable de mi casa y, en
consecuencia, mal podría contener el título de propiedad de una casa de
personas desconocidas, sospechosas y acaso delincuentes y miembros conspicuos
del hampa, etcétera, etcétera.
6.
Conozco a una muchacha remilgada, más bien tonta y supongamos que bastante
bonita. La invito a salir, le declaro mi amor, me convierto en su novio y llega
la fecha de nuestro compromiso, cuya fiesta tiene lugar en su casa. Hay un
brindis. Hay otro brindis. Sobreviene, por fin, el esperado momento en que el
novio —muchacho modosito, si lo hay— ofrecerá a su prometida el hermoso regalo
sorpresa de que tanto se ha venido hablando. Con una sonrisa de amor y de
felicidad le entrego un paquete de dimensiones considerables. La novia tantea
su peso, que le parece grande. La curiosidad más viva se apodera de los
presentes. Todos hacen ronda y las mujeres se apretujan en torno de la novia
dichosa. Vuela el elegante papel de envolver, vuela el moño con que está
adornado. Surge ahora una fina caja forrada en gamuza negra. «¡Una joya
valiosa!», piensa mi novia, y ese destello de codicia que advierto en sus ojos
me justifica por anticipado. Sus dedos se precipitan a accionar el cierre
automático. La tapa se alza con un brusco pero afelpado sonido, y, entre los
ebúrneos brazos de mi novia, se desliza sinuosamente, en busca de su libertad,
una bella, multicolor, alegre, venenosísima víbora de coral.
7.
Espero que el gerente de la empresa donde trabajo se halle en su alfombrado e
impresionante despacho conversando con un nuevo cliente, quien está a punto de
concertar una compra por cifras siderales. Golpeo tímidamente con los nudillos
en la puerta; oigo «Adelante»; entro con paso discreto y pudoroso; digo, con
una sonrisita recatada, «Permiso, señor»; me dirijo al imponente armario, lo
abro y orino torrencialmente sobre carpetas, libros, útiles, contratos,
documentos y papeles que se juzgan importantes o no.
Claro
que hay también algunas variantes más sencillas, que lego a quienes aún
carezcan de la suficiente práctica y quieran iniciarse en esta cruzada
psicológica. He aquí unas cuantas:
Decirles
piropos apasionados y aun eróticos a miembros del Ejército de Salvación, sin
distinción de edad ni de sexo. Ocupar la balanza de la farmacia y quedarse todo
el día allí, sin consentir que nadie se pese. Comprar doscientos gramos de
salame, cortado bien pero bien finito; abrir el paquete y, con las rodajas
hermosamente rojas, dibujar un corazón y escribir TE AMO en el mostrador
de la fiambrería. Viajar, en el colectivo, sentado del lado del pasillo;
esperar que el vecino, o la vecina, que necesita descender, diga «¿Me
permite?»; contestarle, rotundamente, «No», y, en efecto, no permitirle pasar.
La
cruzada psicológica causa ciertos desvelos (como toda cruzada), exige duros
sacrificios (como toda cruzada), implica verse envuelto en serias dificultades
(como toda cruzada). Pero, ¿qué significan estos inconvenientes, comparados con
la deleitosa observación de las reacciones que la cruzada psicológica suscita?
Esto,
al menos, es lo que yo imagino, pues —lo confieso— no soy más que un mero
teorizador y es probable que nunca ponga en práctica mis ideas. Pero ustedes
pueden —y deben— hacerlo.
PÁGINA 16
– POESÍA ARGENTINA
HUGO
FRANCISCO RIVELLA
(Rosario
de la Frontera-Salta-Argentina)
LA
HORA DEL RELÁMPAGO
Voy
a hablar de la guerra sus nudos sus espasmos la hondonada del surco
por donde anda la muerte la trinchera anegada la gangrena y el odio de la bala zumbando
voy a hablar y no importa que me duelan los ojos y el húmero me sangre
y el hígado me estalle que un tigre desgarrado salga a cazar fantasmas
y el metralleo distante del fusil sea un animal monstruoso taladrándome el hueso
Voy a hablar de la madre con el llanto en los brazos y los cabellos húmedos de mirar al ocaso de sentir que se apagan sus lágrimas y el polvo llena de infinito los muñones del pecho
me acaricia la frente con un cuento de hadas donde juego a la mancha con caballos de nácar
de la novia desgajándose sus misales su falda que vuela hecha un ladrido los responsos del cura por mendigar milagros y el desierto violando la memoria del ángel
Voy a hablar de la noche sus criaturas de hielo las putas de la esquina drogando su alegría el reo que cruza el tiempo montado en un murciélago y el reloj que eterniza la tristeza del muerto
del suicida y la cuerda en el agua del cuchillo en la lengua
del trago de cianuro que perfora el esófago y le quema los dientes con su adiós degollado
Voy a hablar de hiroshima nagasaki y el alba sus flores de ceniza y el sol en los escombros
Voy a hablar del coltan la muerte negra cuando el congo deshuesa su milagro de ébano
la libertad molida mis hermanos refugiados en la sombra del boabab
Voy a hablar del poeta enroscado en el hombre en la mujer y el fuego que tienen las palabras
la canción indecisa por saltar a la rosa y la casa tomada por ocupas y barcos
Voy a hablar de la bomba en el subte de atocha en las torres del viento los gritos el estruendo la desgarrada sombra de la noche la furia la locura el fundamentalismo como un manto sagrado que solo toca al hombre cuando le sangra el ojo
las ruinas del poseso los estigmas de cuarzo y la palabra en crisis con sus propios milagros
terrorismo en la piel como un payaso trágico
Voy a hablar de las miasmas mis derrotas la sangre que tienen las palabras cuando escribo estos versos lo que oculto en las noches bajo llaves de polvo y lo que sopla dentro de mi espalda
Voy a hablar del cobarde vestido de jaguar de la lengua partida tumefacta crujiendo
del marasmo del ojo cuando rompe el espejo que desdice en la noche lo que piensan mis dedos
de la mirada del mendigo cuando brota del alma un dios despedazado
Voy a hablar de mis pasos sin rumbo lo mismo que un hondazo de piedra al infinito
Voy a hablar de la pena como un gajo del odio y el ojo que le chilla al apenado
su sombra desterrada al fondo de la noche y todo su esqueleto es una flor penando
Voy a hablar de los números como cifras de hielo porque borran el nombre de juan
del aguacero del antílope herido del minero y su tumba del caimán
los números escuálidos de los niños que caen en el ojo demente de cualquier cataclismo o estallan como pétalos bajo un fuego cruzado
los números sin alma me sueñan sin saberlo
Voy a hablar de la canción del mar y su rugido la brisa que en tu rostro salpica las estrellas
el adiós de tu mano con un dejo infinito las huellas en la estela de todas las gaviotas
del canto de la orca y el vuelo de los tigres que montan en la espuma de las olas al irse
Voy a hablar de la culpa la violencia en el niño que se aferra al silencio con la boca atascada por proteger al ciego que descarga su golpe con los diablos punzantes
la violencia en el alma la que casi invisible se adueña de los pasos de la mujer sin nombre
del último crepúsculo en que cayó el guerrero y el poema tendido donde mueren mis manos
la violencia encerrada entre cuatro paredes y el cielo entumecido del hombre y sus retazos
Voy a hablar de los ojos de cristo desnucado el tajo en la mirada de soportar el cielo
los ojos de la madre cuando sueña la muerte y a tus ojos marrones moliendo mi desdicha
los ojos desnutridos del niño en la basura o fijos en las luces de todas las vidrieras
el juguete imposible como un nudo en el aire y la infancia hecha trizas con sus diablos de lana
Voy a hablar de tu cuerpo como isla desolada en donde fui titán y aventurero
y anduve tantas sombras que comprendo porque el ocaso es llaga y es recuerdo
y me sentí bandera de un mástil desterrado más allá de tu nombre y más acá del tiempo
Voy a hablar de esta cabeza que luzco deslucida el seso incinerado cada vez que me piensa sus neuronas de aceite y el cerebelo cae perdiendo el equilibrio
quién se llevó mis ojos quién los ciega
quién me los ha sacado y puesto entre los dientes para ahogar mi destierro en las noches sin luna
quién les puso tomillo cilandro del poniente y ajíes del altiplano con licores de menta
quién es quién en la muerte del último guerrero y quién le come el cuero al sueño de la espada
me vuela la cabeza por sobre el campanario el techo de las casas el monte de quebracho
la luz contaminada del basural que hiede y las ratas que atoran los caminos del niño que juega con los pezones de la muchacha muerta
me vuela la cabeza como a un sapo de escarcha con la lengua morada de celebrar mi entierro
y unas alas calcadas de un pájaro de piedra
Voy a hablar del rencor con sus cuevas de espinas donde la noche arroja guitarras destempladas la cruz que curva el cuerpo hasta arrastrar su alma por todos los rincones donde anduvo la muerte
Voy a hablar del silencio acunado en la rosa en donde el colibrí desvela la mañana
para que zumbe el aire y se desnude el ángel que por las noches cuida el secreto del agua
del silencio que raspa el corazón del torturado hasta resquebrajarle el ojo al miserable
y penetrar su carne con todas las derrotas
de sus sapos como pájaros torpes volando hacia la luna de un charco en el espejo
Voy a hablar de estas manos sus huellas en el cuerpo de la mujer amada
los tigres sumergidos en mis brazos sus cavernas de voces que nombran los fantasmas con los que anda mi infancia y sus monigotes de pan azucarado
de las manos del músico y la canción aquella que todavía no ha escrito
la cuna hecha con trozos de ternura que el carpintero talla en el árbol y el sueño
voy a hablar de las manos clavadas en el tiempo del madero y sus llagas
y el amor que despacio destrona su cabeza
Voy a hablar de la furia de no saber quien soy y dejar que mi boca se llene de blasfemias
de palabras que hieran como púas herrumbradas y se rompa en la lengua todo el abecedario
de la furia que me ciega el cerebro y tajea al silencio con heridas que sangran
las grietas del espejo tu pollera estampada el peso de tu mano cuando va por mi cuerpo como la piel de un gato y un diablo de latón enfermo y tumefacto lo arrastra por la orilla de un mar inexistente
Voy a hablar de la vida con su rosa cuarteada y el amor que sucede en medio del naufragio
al fondo del remanso de un río embravecido y en una mariposa de vuelo zigzagueante
voy a hablar de la vida sus arrugas el signo de caminar descalzo sobre el vidrio del miedo
y trajinar los ojos del que rueda penando
voy a hablar de la luna zozobrando en sus ojos y una flor sin regreso cayendo en su mirada
Voy a hablar del relámpago su luz como un retazo de dios entre las cosas y el cielo dividido del milagro y el hambre las mujeres los hombres con la culpa del muerto y el árbol que lo ensueña con sus ramas ausentes
Voy a hablar de tu voz adentro de la rosa de lo que va pasando para seguir amando el trago la espesura los dientes de león la rama el agua el sauce
el fuego desvalido del reo en la penumbra y la Poesía que pende del crepúsculo
pendiendo del trigo y la paloma que en las tinieblas fulge como un rayo
pendiendo de mi lengua enmudecida y de la boca que se atreve al grito
pendiendo del escriba con su canto sonoro
pendiendo de la sombra esculpida en el muro
por donde anda la muerte la trinchera anegada la gangrena y el odio de la bala zumbando
voy a hablar y no importa que me duelan los ojos y el húmero me sangre
y el hígado me estalle que un tigre desgarrado salga a cazar fantasmas
y el metralleo distante del fusil sea un animal monstruoso taladrándome el hueso
Voy a hablar de la madre con el llanto en los brazos y los cabellos húmedos de mirar al ocaso de sentir que se apagan sus lágrimas y el polvo llena de infinito los muñones del pecho
me acaricia la frente con un cuento de hadas donde juego a la mancha con caballos de nácar
de la novia desgajándose sus misales su falda que vuela hecha un ladrido los responsos del cura por mendigar milagros y el desierto violando la memoria del ángel
Voy a hablar de la noche sus criaturas de hielo las putas de la esquina drogando su alegría el reo que cruza el tiempo montado en un murciélago y el reloj que eterniza la tristeza del muerto
del suicida y la cuerda en el agua del cuchillo en la lengua
del trago de cianuro que perfora el esófago y le quema los dientes con su adiós degollado
Voy a hablar de hiroshima nagasaki y el alba sus flores de ceniza y el sol en los escombros
Voy a hablar del coltan la muerte negra cuando el congo deshuesa su milagro de ébano
la libertad molida mis hermanos refugiados en la sombra del boabab
Voy a hablar del poeta enroscado en el hombre en la mujer y el fuego que tienen las palabras
la canción indecisa por saltar a la rosa y la casa tomada por ocupas y barcos
Voy a hablar de la bomba en el subte de atocha en las torres del viento los gritos el estruendo la desgarrada sombra de la noche la furia la locura el fundamentalismo como un manto sagrado que solo toca al hombre cuando le sangra el ojo
las ruinas del poseso los estigmas de cuarzo y la palabra en crisis con sus propios milagros
terrorismo en la piel como un payaso trágico
Voy a hablar de las miasmas mis derrotas la sangre que tienen las palabras cuando escribo estos versos lo que oculto en las noches bajo llaves de polvo y lo que sopla dentro de mi espalda
Voy a hablar del cobarde vestido de jaguar de la lengua partida tumefacta crujiendo
del marasmo del ojo cuando rompe el espejo que desdice en la noche lo que piensan mis dedos
de la mirada del mendigo cuando brota del alma un dios despedazado
Voy a hablar de mis pasos sin rumbo lo mismo que un hondazo de piedra al infinito
Voy a hablar de la pena como un gajo del odio y el ojo que le chilla al apenado
su sombra desterrada al fondo de la noche y todo su esqueleto es una flor penando
Voy a hablar de los números como cifras de hielo porque borran el nombre de juan
del aguacero del antílope herido del minero y su tumba del caimán
los números escuálidos de los niños que caen en el ojo demente de cualquier cataclismo o estallan como pétalos bajo un fuego cruzado
los números sin alma me sueñan sin saberlo
Voy a hablar de la canción del mar y su rugido la brisa que en tu rostro salpica las estrellas
el adiós de tu mano con un dejo infinito las huellas en la estela de todas las gaviotas
del canto de la orca y el vuelo de los tigres que montan en la espuma de las olas al irse
Voy a hablar de la culpa la violencia en el niño que se aferra al silencio con la boca atascada por proteger al ciego que descarga su golpe con los diablos punzantes
la violencia en el alma la que casi invisible se adueña de los pasos de la mujer sin nombre
del último crepúsculo en que cayó el guerrero y el poema tendido donde mueren mis manos
la violencia encerrada entre cuatro paredes y el cielo entumecido del hombre y sus retazos
Voy a hablar de los ojos de cristo desnucado el tajo en la mirada de soportar el cielo
los ojos de la madre cuando sueña la muerte y a tus ojos marrones moliendo mi desdicha
los ojos desnutridos del niño en la basura o fijos en las luces de todas las vidrieras
el juguete imposible como un nudo en el aire y la infancia hecha trizas con sus diablos de lana
Voy a hablar de tu cuerpo como isla desolada en donde fui titán y aventurero
y anduve tantas sombras que comprendo porque el ocaso es llaga y es recuerdo
y me sentí bandera de un mástil desterrado más allá de tu nombre y más acá del tiempo
Voy a hablar de esta cabeza que luzco deslucida el seso incinerado cada vez que me piensa sus neuronas de aceite y el cerebelo cae perdiendo el equilibrio
quién se llevó mis ojos quién los ciega
quién me los ha sacado y puesto entre los dientes para ahogar mi destierro en las noches sin luna
quién les puso tomillo cilandro del poniente y ajíes del altiplano con licores de menta
quién es quién en la muerte del último guerrero y quién le come el cuero al sueño de la espada
me vuela la cabeza por sobre el campanario el techo de las casas el monte de quebracho
la luz contaminada del basural que hiede y las ratas que atoran los caminos del niño que juega con los pezones de la muchacha muerta
me vuela la cabeza como a un sapo de escarcha con la lengua morada de celebrar mi entierro
y unas alas calcadas de un pájaro de piedra
Voy a hablar del rencor con sus cuevas de espinas donde la noche arroja guitarras destempladas la cruz que curva el cuerpo hasta arrastrar su alma por todos los rincones donde anduvo la muerte
Voy a hablar del silencio acunado en la rosa en donde el colibrí desvela la mañana
para que zumbe el aire y se desnude el ángel que por las noches cuida el secreto del agua
del silencio que raspa el corazón del torturado hasta resquebrajarle el ojo al miserable
y penetrar su carne con todas las derrotas
de sus sapos como pájaros torpes volando hacia la luna de un charco en el espejo
Voy a hablar de estas manos sus huellas en el cuerpo de la mujer amada
los tigres sumergidos en mis brazos sus cavernas de voces que nombran los fantasmas con los que anda mi infancia y sus monigotes de pan azucarado
de las manos del músico y la canción aquella que todavía no ha escrito
la cuna hecha con trozos de ternura que el carpintero talla en el árbol y el sueño
voy a hablar de las manos clavadas en el tiempo del madero y sus llagas
y el amor que despacio destrona su cabeza
Voy a hablar de la furia de no saber quien soy y dejar que mi boca se llene de blasfemias
de palabras que hieran como púas herrumbradas y se rompa en la lengua todo el abecedario
de la furia que me ciega el cerebro y tajea al silencio con heridas que sangran
las grietas del espejo tu pollera estampada el peso de tu mano cuando va por mi cuerpo como la piel de un gato y un diablo de latón enfermo y tumefacto lo arrastra por la orilla de un mar inexistente
Voy a hablar de la vida con su rosa cuarteada y el amor que sucede en medio del naufragio
al fondo del remanso de un río embravecido y en una mariposa de vuelo zigzagueante
voy a hablar de la vida sus arrugas el signo de caminar descalzo sobre el vidrio del miedo
y trajinar los ojos del que rueda penando
voy a hablar de la luna zozobrando en sus ojos y una flor sin regreso cayendo en su mirada
Voy a hablar del relámpago su luz como un retazo de dios entre las cosas y el cielo dividido del milagro y el hambre las mujeres los hombres con la culpa del muerto y el árbol que lo ensueña con sus ramas ausentes
Voy a hablar de tu voz adentro de la rosa de lo que va pasando para seguir amando el trago la espesura los dientes de león la rama el agua el sauce
el fuego desvalido del reo en la penumbra y la Poesía que pende del crepúsculo
pendiendo del trigo y la paloma que en las tinieblas fulge como un rayo
pendiendo de mi lengua enmudecida y de la boca que se atreve al grito
pendiendo del escriba con su canto sonoro
pendiendo de la sombra esculpida en el muro
PÁGINA 17 –
CUENTO
MILCÍADES
ARÉVALO
(Chía-Cundinamarca-Colombia)
AGUAVIENTO
Teobaldo era sordo, pero
amaba la música más que a su novia. En lo posible procuraba asistir a los
conciertos del Parque Centenario vestido de la mejor forma, no para llamar la
atención entre la concurrencia sino
porque el arte le merecía un respeto muy grande, como debe ser.
Se perfumaba con lavanda inglesa, se
recortaba los pelitos de la nariz y se lustraba los zapatos hasta que le
quedaran relucientes. Se adornaba la cabeza con un sombrero alunado de elegante
factura, un bastón de cedro con empuñadura
de marfil y una bufanda al cuello. Después de darle un pistoletazo a alguna mota que se le hubiera colgado
en la solapa del abrigo, salíamos
para el concierto, él caminando en sus
tres patas y yo con una silla a la
espalda.
Cuando por fin llegábamos al parque, ya habían tocado las mejores sinfonías.
Teobaldo ni siquiera se inmutaba. Colocaba
su silla al lado del contrabajo, sacaba el cuerno del estuche y se lo
ponía en la oreja, cerraba los ojos y
ahí se quedaba, lelo, embelesado, ido. Ni la tempestad que se cernía sobre la
ciudad, ni el zumbido de las moscas, ni el silbido del viento entre las ramas
de los árboles, nada de eso le importaba,
sólo la música.
Como yo vivía sediento de libertad me iba a dar vueltas alrededor del kiosco,
les regalaba pétalos a las abuelitas, le hacía morisquetas a las señoritas que
estaban estrenando novio o me encaramaba
en los árboles más altos... Mis pies podían llevarme hasta el horizonte, pero
justo en el momento en que el cielo se confundía con los girasoles de van Gogh y el azul con el verano, al director
de orquesta se le ocurría dar el
batutazo final y yo tenía que regresar al lado de Teobaldo, sudoroso, hecho un ripio, mordido por perros callejeros
o por muchachos peor de salvajes que
unas fieras. Teobaldo no me decía nada porque sabía que yo era un chico
sediento de alegría. Parsimoniosamente guardaba el cuerno en el estuche, se
ajustaba las antiparras,chasqueaba los dedos como un mago y me ordenaba:
--¡A la carga, muchacho!
Obediente como cualquier
borrico, me terciaba la silla a la espalda y bajábamos por el sendero de las veraneras hasta la glorieta de San Diego a contemplar la estatua más bella de la
ciudad. La Rebeca no era para mí nada más que una estatua
de mármol abandonada entre el fango de
una pileta por culpa de la desidia municipal.
Teobaldo, que por entonces vivía pensando en
la mujer de sus sueños, en su dulce cuello de sílfide, la curvatura del
dorso, la delicadeza de sus manos
tendidas a ras del agua, la levedad del pie, se quedaba parado en sus tres patas (usaba
bastón) contemplando La Rebeca, sus senos de mármol, grandes, turgentes, se deslizaba por la curvatura de
la espalda y caía abatido bajo las nalgas, redonditas y firmes. Teobaldo hubiese podido quedarse toda la vida en la
contemplación de su amada inmóvil, e imaginar todo lo que le diera la gana --imaginar era su
dicha y la mía--, como serían esos
lugares del mundo dónde la belleza era el primer amor de los hombres… Yo solo
quería ver a los payasos,
a las fieras y a las
muchachas en bikinis transparentes.
Los circos de mi agrado no eran
artificiales y mecánicos como esos que se ven hoy en día rodar por las ciudades, pintados de colores chillones
por dentro y por fuera, sino esos donde los payasos reemplazan los objetos que
les hacen falta y la risa se convierte en el invento más bello creado por el
hombre…
En vez de enredarme en
disquisiciones estéticas con Teobaldo,
porque hasta para eso era un maestro en
desquiciarme los sueños, me bastaba
decirle que íbamos a llegar tarde al circo, no porque me lo mereciera
por llevarle su traste de silla todos los domingos, sino porque yo era un chico sediento de alegría.
Teo
continuaba su paseo dominical mirando todo eso que había en la Calle Real del
Comercio, esto es: las vitrinas, los
anticuarios, las navajas toledanas, los vinos importados, las pipas de carey,
los alfanjes de Siam, las campanas de cristal,
los sombreros alunados, las bolas chinas, los cuchillos de resorte, las
calaveras de Posada, las telas importadas, los polvos afrodisios y un montón de
cosas inútiles.
Teo
era sordo pero no ciego y tal vez por eso caminaba como un gallo de hojalata,
luciendo su bastón de cedro con empuñadura de marfil, el dedo pulgar en el
bolsillo de su chaleco donde guardaba el
relojillo tan escandaloso que hasta un sordo lo podía oír a un kilómetro de distancia. Yo seguía detrás de él,
bailando un fox– trox mental, dándole un espectáculo gratuito a las beatas que
al ver mi baile endemoniado salían de la iglesia de Las Angustias echándose bendiciones como unas brujas. En
cambio las chicas… Al ver mi baile
endemoniado, asomaban sus rubias cabecitas a
las ventanas de sus lujosos apartamentos y
me tiraban palabras dulcitas, besos de azúcar, miradas de fuego, prendas de seda.
--Teo, vamos a llegar tarde al circo –le
recordaba para que no se nos hiciera tarde.Teobaldo lanzaba un
“¡Hay carajo!” tansensacional que se oía en toda la ciudad y apuraba el paso
melodramáticamente.
Cuando por fin llegábamos al circo, ya las contorsionistas habían colgado el
bikini de cascabeles que las hacía más humanas, ya no sonaba el disco rayado
con los rugidos del león, ya el empresario había sumado las ganancias del día
con la sonrisa de los niños... Todo esto me producía un dolor profundo, una
tristeza muy honda.
--Tú no sabes nada de mí, Teo. ¿Cuándo vas
a quererme como soy?
--¿Qué estás diciendo?Te doy
todo lo que me pides y ahora
resulta que te salgo a deber.
--No se trata de lo que me despor
obligación sino que
me quieras de verdad.
Teobaldo
me amenazaba con su bastón de cedro con empuñadura de marfil queriéndome doblegar la voluntad, pero no
había caso. Como yo no quería que Teobaldo
se muriera de un infarto por culpa de mi desaforado amor al circo, le
dije que tan pronto me crecieran
las alas me iría a conocer todos los
mares y todas las ciudades iluminadas del orbe. Clavó su mirada de inquisidor
sobre mi precaria humanidad y me preguntó echando fuego por la boca:
--¿Qué vas a hacer en la vida?
Le dije lo que primero se me vino a la
cabeza:
--Voy a ser poeta.
--Lo que me faltaba… ¡Un poeta!
Soltó una risa tan decadente que me atreví a preguntarle:
--¿Qué te hace tanta gracia?
--Te vas a morir de hambre
–me advirtió.
--No creas, Teo. Sobreviviré al amor, a la
soledad y a la muerte.
--Eso es cosa tuya, pero debes saber que no
vives en Dublín sino en una miserable ciudad latinoamericana donde apenas hay unos cuantos edificios, unas
cuantas antenas de televisión e innumerables desconocidos hacinados en
apartamentos multifamiliares y covachas. En sus calles abundan las basuras, los
gatos muertos, los locos, las ratas, las aguas estancadas, los desplazados que
lograron escapar de la violencia y se vinieron a vivir de las sobras que les
arroja la ciudad. Y aunque tú no lo creas, donde quiera que vayas siempre
encontrarás la misma soledad y la misma
lluvia.
¡Oh, lluvia, canción de amor y de dolor!
PÁGINA 18 –
POESÍA AMERICANA
OCTAVIO PAZ
(México: 1914-1998)
“(...) —¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que se pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos (...)”
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que se pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos (...)”
ARABELLA
SALAVERRY
(Puerto
Limón-Costa Rica)
NO
SÉ
No
sé si a vos te pasa
No
sé si aprendiste de tanto silenciarte
a
dejar que tu pobre piel hablase
No
sé si a vos te pasa
que
la piel de pronto llore incierta en su dolor
sin
saber si va o si viene
enredada
en el espanto de la ausencia
No
sé si a vos te pasa
que
la piel se brote de puro y desnudo dolor
que
te hable con palabras
que
se llene de sigilosas cicatrices
llore
por heridas
grite
en el espanto de su pena
y
te revuelque en la sinrazón
de
lo sentido
No
sé si a vos te pasa….
PEDRO ARTURO ESTRADA
(Colombia/Nueva York)
COMO ESA NOVELA
Que nunca pudo escribirse y fue diluyéndose en
pequeñas notas
fragmentos frases sueltas retazos de diálogo
que fue imposible ensamblar por falta de paciencia —o de impaciencia
Porque la urgencia de vivir
Porque el trabajo la guerra la paz la taquicardia
Porque el amor huyendo por las esquinas
Porque la falta de una mesa una pluma adecuada el papel
una habitación propia una amiga inspiradora una amante
Porque la ausencia de datos precisos herramientas precisas
música apropiada momentos apropiados días apropiados
dinero suficiente despensa suficiente cama ducha
paisajes cielos lluvias vinos suficientes
Y al final no fue sino falta de imaginación y de talento
ganas suficientes necesidad urgente fuerza para poner
en claro todo ese batiburrillo mental página por página
O quizá el viejo descreimiento
cierta náusea incurable incapacidad de agregar más basura
más papel más libros inútiles al gran infierno
de una literatura asfixiada por exceso
por superproducción por sobrepeso por hipertextualidad
Marea de tinta sobre la muda perplejidad de las generaciones
que tampoco atinan adónde ir
adónde escapar dónde esconderse dónde respirar al fin
dónde tener al menos
un silencio a la medida de su desesperanza
de su cansancio heredado
Reflujo de sueños devolviéndose
bajo los párpados de los inocentes
que no saben tampoco
dónde salvaguardar el último rescoldo de intimidad
de instinto salvaje de primitiva ternura
Anonadamiento de los sentidos
del sentido
Como esa novela que de todos modos
y a pesar de todo —mientras envejecías
la vida escribía mejor que tú.
fragmentos frases sueltas retazos de diálogo
que fue imposible ensamblar por falta de paciencia —o de impaciencia
Porque la urgencia de vivir
Porque el trabajo la guerra la paz la taquicardia
Porque el amor huyendo por las esquinas
Porque la falta de una mesa una pluma adecuada el papel
una habitación propia una amiga inspiradora una amante
Porque la ausencia de datos precisos herramientas precisas
música apropiada momentos apropiados días apropiados
dinero suficiente despensa suficiente cama ducha
paisajes cielos lluvias vinos suficientes
Y al final no fue sino falta de imaginación y de talento
ganas suficientes necesidad urgente fuerza para poner
en claro todo ese batiburrillo mental página por página
O quizá el viejo descreimiento
cierta náusea incurable incapacidad de agregar más basura
más papel más libros inútiles al gran infierno
de una literatura asfixiada por exceso
por superproducción por sobrepeso por hipertextualidad
Marea de tinta sobre la muda perplejidad de las generaciones
que tampoco atinan adónde ir
adónde escapar dónde esconderse dónde respirar al fin
dónde tener al menos
un silencio a la medida de su desesperanza
de su cansancio heredado
Reflujo de sueños devolviéndose
bajo los párpados de los inocentes
que no saben tampoco
dónde salvaguardar el último rescoldo de intimidad
de instinto salvaje de primitiva ternura
Anonadamiento de los sentidos
del sentido
Como esa novela que de todos modos
y a pesar de todo —mientras envejecías
la vida escribía mejor que tú.
MARIANELA
PUEBLA
(Valparaíso-Chile)
LLAMAS
Llamas
mi nombre con graznidos obscenos
refunfuñando
improperios
que
taladran la quietud de la noche.
Cada
sonido, cada coraje nace de un oscuro
abismo
y
recorre el espacio en busca de mi oído.
Atormentas
a las polillas y mariposas nocturnas,
a
los seres que deambulan sin explicación
las
huellas de la luna.
Tu
voz no es amistosa, rehúsa un toque de sutileza,
espanta,
lleva
consigo enredado entre sus púas al insomnio
que
roba toda reconciliación, convertido en pesadilla.
Mi
nombre cae y se retuerce alcanzado por el vendaval
indecente
de tus espasmos.
No
hay escapatoria, escondite seguro,
o
pared inexpugnable que lo aísle de tu llamado.
Desde
lejos penetra mis oídos
como
una lengua insidiosa,
arrastra
cada letra sin consideración por calles malditas,
sin
descanso,
es
una obsesión repetida que agrede sin tregua
hasta
ver mi nombre despedazado, sin conciencia,
con
sus silabas separadas a lo largo
de
un interminable llamado.
Amanece,
estoy juntando cada letra con delicadeza,
las
uno cociéndolas como la mejor de las arañas.
Mi
nombre se ha reanimado,
tiene
todo un día para olvidar y ser feliz.
ÓSCAR
WONG
(México
DF-México)
A
ver, amada,
la que Dios fizo delicada.
Te reto a que deambules por el desastre diario,
a que entregues tus carnes a la ira,
al bocado que duele cuando no se tiene.
A ver, hermana,
pecadora que hueles a salmos y aleluyas.
A ver.
¿Soy tu burla, tu espejo, tu cilicio?
Soy tu hombre, tu espera, tu berrinche.
Por eso ven al sol, al viento,
a lo mejor del tumbo,
a la vieja, terca, ansiosa contradicción
del hombre enamorado.
Bendiga Dios tus ojos, tu vista, tus pupilas.
Mendigo yo tus muslos, tu vientre, tus pezones.
Bendiga el Señor tu mente, tu camino.
Te pida yo el dolor la boca, los rubores,
tus rizos, tu sangre, tu maraña.
Porque hoy perdí mi vieja
capacidad de amar, de darme al mundo
sereno, solidario.
Perdí mi voz, mis verdes ramas
y no tengo la brisa, mariposas, ni montañas.
Ni siquiera ese color de mar que me embelesa.
Yermo de ti,
a punto de la queja y la agonía,
la noche incendia el horizonte.
Hermana.
Amada.
Mi Señora.
Espía de Dios.
Qué sencillo es sermonear: la vida es un transcurso,
una enseñanza.
El dolor
-insiste-
es señal de alegría, porque después es un recuerdo,
un pequeño grano de sal en la memoria.
Qué sencillo es habitar el día
oloroso a patio de convento,
qué fácil es reflexionar
cuando no golpea el mundo.
la que Dios fizo delicada.
Te reto a que deambules por el desastre diario,
a que entregues tus carnes a la ira,
al bocado que duele cuando no se tiene.
A ver, hermana,
pecadora que hueles a salmos y aleluyas.
A ver.
¿Soy tu burla, tu espejo, tu cilicio?
Soy tu hombre, tu espera, tu berrinche.
Por eso ven al sol, al viento,
a lo mejor del tumbo,
a la vieja, terca, ansiosa contradicción
del hombre enamorado.
Bendiga Dios tus ojos, tu vista, tus pupilas.
Mendigo yo tus muslos, tu vientre, tus pezones.
Bendiga el Señor tu mente, tu camino.
Te pida yo el dolor la boca, los rubores,
tus rizos, tu sangre, tu maraña.
Porque hoy perdí mi vieja
capacidad de amar, de darme al mundo
sereno, solidario.
Perdí mi voz, mis verdes ramas
y no tengo la brisa, mariposas, ni montañas.
Ni siquiera ese color de mar que me embelesa.
Yermo de ti,
a punto de la queja y la agonía,
la noche incendia el horizonte.
Hermana.
Amada.
Mi Señora.
Espía de Dios.
Qué sencillo es sermonear: la vida es un transcurso,
una enseñanza.
El dolor
-insiste-
es señal de alegría, porque después es un recuerdo,
un pequeño grano de sal en la memoria.
Qué sencillo es habitar el día
oloroso a patio de convento,
qué fácil es reflexionar
cuando no golpea el mundo.
PÁGINA 19 –
RESEÑA
LUIS BENÍTEZ
(Ciudad Autónoma de Buenos
Aires-Argentina)
Libro: Mortal en la noche
Autor: Fernando Toledo
FERNANDO TOLEDO: EL POETA
MATERIAL
Hace apenas 600 años, la
cultura occidental comenzó a liberarse de la muchas veces milenaria noción
sobrenatural de la realidad y colocó al hombre en el centro del universo, del
mismo modo que, míticamente y bastante tiempo antes, el joven Zeus arrojó a su
padre Cronos de la primacía, para reinar él en su lugar.
Para la cultura
occidental, el universo se transformó en una suerte de gran mecanismo de
relojería, cuyas leyes había que descubrir y aprovechar.
Luego, hace poco
más de 100 años, la cultura descubrió algunas cosas más: que la inmensa, mayor
parte del universo seguía siendo desconocida, que cuando más conocía del
universo simplemente descubría que era menos lo que sabía de él y que el hombre
no era el centro del cosmos, sino apenas una parte más, aunque, hasta donde
sabemos, la única capaz de reflexionar sobre sí misma y sobre cuanto la rodea.
O sea: el hombre es la materia que reflexiona sobre sí misma.
Si buscamos una fuente
de conflictos, ninguna nos dará tantos argumentos, tantas posibilidades como
esta condición, que es la de lo humano. Ello, porque desató inmediatamente un
mar de contradicciones, antagonismos, deseos reñidos con la razón, razones que
chocaron y chocan contra la evidencia.
¿Cómo, la materia que
reflexiona, puede comprender quién es ella y qué cosmos habita, cuando
comprende que cuanto ve y define está teñido por la subjetividad, rasgo
constitutivo del que no puede escapar, porque éste es, precisamente, una parte
intrínseca de ella? Así lo Real, la esencia misma de la materia, escapa siempre
de los alcances de la materia que piensa, el hombre.
Aquí volvemos a evocar,
una y otra vez, las palabras siempre exactas de Jorge Enrique Ramponi: “El
hombre quiere amar la piedra, su estruendo de piel / áspera: lo
rebate su sangre, / pero algo suyo adora la perfección inerte”.
Porque la poesía ha sido
siempre, felizmente, no sólo territorio de mistificaciones y de monederos
falsos, de componendas y adulteraciones, como lo han sido y lo son todas las
actividades humanas, es que ha encarado también la resolución –imposible,
seguramente, al menos dentro de las capacidades actuales de la mente- de
este enigma que alguna vez Edipo escuchó de los labios de una Esfinge.
La auténtica poesía
siempre se ha distinguido más por los alcances de sus fracasos que por los de
sus aciertos y el solo hecho de que se proponga resolver el enigma de lo
material pensando lo material, como lo hace la genuina poesía
contemporánea, da una idea aproximada de su valor. Valor, también en el sentido
de coraje.
Porque hay que ser muy
valeroso, también, para dejar de lado las modas literarias, refugio seguro de
los que no tienen nada que decir pero lo hacen; de aquellos que creen que la
poesía es mera forma y no forma y sentido, tan bien amalgamados que la una está
en el otro “como la madera en el árbol”, feliz definición de otro gran
poeta, el chileno Vicente Huidobro. Se debe ser muy atrevido para avanzar por
lo desconocido buscándolo en cada verso, como lo hace lo que se dio en llamar
una “poesía de ideas”, como si alguna vez la poesía pudiera escribirse a sí
misma sin tenerlas. Hay que ser muy valiente para siquiera intentar,
simplemente, ser poeta.
Yo admiro muchas cosas
en la poesía de Fernando Toledo y una de ellas es su valentía.
Porque arriesga todo sin
saber si va a encontrar algo en lo desconocido y como queda dicho, todo lo es
en nosotros y en el universo que habitamos. Porque recogió el guante de lo
material y su poesía atiende a resolver el enigma desde lo material; podemos
decir que Toledo es el poeta de lo material consciente, aquella avanzada.
Así, en su último libro,
“Mortal en la noche”, el autor describe sus itinerarios con plena conciencia,
cuando dice en uno de sus textos más logrados, “Ateo poeta”: “Exento de
piedad, supersticiones, / Y fábulas de vacua trascendencia, / Rodeado de mitos
bimilenarios / Y una corte de anchas apologías, / El poeta materialista ensaya
/ (No sin pasión, con algo de pudor) / Un modesto lamento de inmanencia”.
Los versos anteriores
son una verdadera ars poetica, una clave importante para indagar en
la multitud de significados que contiene este breve pero intenso y muy hondo
volumen, que requiere de repetidas lecturas para acceder a los registros que
hace el autor. Ello, no por la oscuridad de su expresión, que no hay tal:
Toledo usa muy bien un lenguaje engañosamente simple para involucrar en un solo
verso una vasta polisemia; en dos versos la combinación de las relaciones
establecidas entre ellos; en tres, un despliegue de sentidos que seguirá
multiplicándose hasta el verso final, cuando como en una cámara de espejos, el
poema todo -a su vez- se combine con las polisemias provenientes de los otros
poemas que encontramos en “Mortal en la noche”, para pintar una atroz y fascinante
universo, allí donde la condición humana, la de materia que se piensa a sí
misma, fracasa una y otra vez, tal es su destino, en fijar sus límites y poder
nombrarlos; esa es, precisamente, su grandeza. Que alguien pueda escribirlo, es
una hazaña más de la poesía contemporánea.
“Mortal en la noche” es
una Capilla Sixtina a la que le falta, felizmente, Dios.
PÁGINA 20 –
POESÍA AMERICANA
MARGARITA
MUÑOZ
(Chihuahua-México)
12
El
mar avanza silencioso
tiene
los tonos tristes
del
último día del verano.
El
sol se rompe entre las olas
reflejo
iridiscente
memoria
del agua
caracola
dormida
Hace
frío y tus manos están lejos
La
tarde navega lánguida
Se
enredan las sombras
bordeando
las orillas del olvido.
FRANK
PEREIRA HENNESSEY
(Barranquilla-Colombia)
PÚRPURA
Después
de recoger la noche
en su paraje de insomnio,
invadimos la púrpura
de cada gota de silencio,
mientras
tus labios se abren,
igual que un retorno
en el desliz de un relámpago.
LEON
GIL
(Medellin-Colombia)
VANGOGHIANA
A
sus 37 años, el pintor
pinta
como un loco y como un niño
sin
ser niño
y
se retrata como filósofo o anciano
sin
ser viejo
Proscrito
de todos los paisajes
del
mundo y de la vida:
estéril
perdido y sin chance
¿No
recuerda que en los últimos 6 meses
ha
fustigado y cometido más de un centenar y medio
de
telas, dibujos y grabados,
y
recuerda que en toda su vida ha vendido sólo un cuadro?
Cada
tarde, después de arar y segar los campos
de
luz, girasoles, de-lirios y trigales
se
pinta el alma de luminosos alcoholes
se
mete entre los cómplices espejos de la noche
y
dándose unas efusivas palmaditas en la cara
se
dice:
Pero
vamos, muchacho
si
no has cambiado nada
parece
que fue ayer
la
última vez que te vi ebrio
cantando
en las esquinas con tu amigo
y
acariciando a tu chica en el parque
ebrio
como un dios
creando
y recreando el mundo a tu paso
¿Es
necesario decir, que sólo ha entonado en manicomios
delirios
y aullidos con enajenados y fantasmas
y
que para ver por un instante
a
su amada Katherine
se
asó una mano sin lograrlo?
Escribe
cartas de náufrago a su hermano
y
a veces en su islote requiere con urgencia
el
fuego húmedo de cualquier “puta barata”
Cada
mañana al despertar
los
espejos severos y prosaicos del día
le
presentan a un hombre diluido
seco
y oscuro
como
un charco de obsidiana
y
extraño
Más
extraño
CARLOS
FAJARDO FAJARDO
(Santiago
de Cali-Colombia)
DIÁSPORAS
Soy
del olvido.
El
techo de mi casa se derrumba
voraces
avispas pican mi carne
insectos
bajan a degustar esta podredumbre.
Me
resisto a vivir ante estos muros.
No
quiero empotrar aquí mis ojos ni mi sexo
no
quiero ser un moribundo llorado
alguien
que atrae golosas moscas.
Soy
del olvido
oscuro
túnel donde el tiempo sigiloso se oculta
herida
abierta de par en par ante mis ojos
cataclismo
que mira la dolorosa belleza.
Soy
del olvido.
Un
hombre con un ataúd que arrastra
y
una oración que llora.
Un
ser que se hace preguntas
inclinado
en esta barca
eterna
guía de la muerte que me signa
corazón
de mi extravío
ELVIRA
ALEJANDRA QUINTEROS
(Cali-Colombia)
La
voz del río
¡No! Dice
el río con su angustia de no volver atrás
Con su mirada despeinada y sus aguas de siniestras tempestades
Con su angustia que escribe remolinos y oscuras vueltas, sin decidirse aún, gritando asustado
Aguas bullosas del verano presintiendo un lecho envenenado y otro lecho que acoge la desdicha de no ser nunca más:
Allá el borde del mar
Allá la nada con sus barcas ancladas mirando el poniente
Allá la inconsolable promesa de muerte
¡No! Han dicho sus aguas turbias y no pueden regresar
Aguas sin paz donde los rostros buscan lavar algo
Tal vez la vieja costumbre del ahogo en los ojos dilatados
Tal vez los amores y sus nombres a punto de brillar en el fondo.
Con su mirada despeinada y sus aguas de siniestras tempestades
Con su angustia que escribe remolinos y oscuras vueltas, sin decidirse aún, gritando asustado
Aguas bullosas del verano presintiendo un lecho envenenado y otro lecho que acoge la desdicha de no ser nunca más:
Allá el borde del mar
Allá la nada con sus barcas ancladas mirando el poniente
Allá la inconsolable promesa de muerte
¡No! Han dicho sus aguas turbias y no pueden regresar
Aguas sin paz donde los rostros buscan lavar algo
Tal vez la vieja costumbre del ahogo en los ojos dilatados
Tal vez los amores y sus nombres a punto de brillar en el fondo.
PÁGINA 21 –
CUENTOS BREVES
JORGE
M.TAVERNA IRIGOYEN
(Santa
Fe Capital-Argentina)
SE
TRATA DE VACÍOS
Fuera
del costurero en que hilos, agujas, broches y elásticos llevan un obsesivo
orden, su vida no tiene ni un antes ni un después. La familia la deja hacer lo
que quiera y como quiera, pero ella no sabe concretamente qué. Entonces inventa
situaciones (que no son delirios) y viaja lejos, con los ojos bien abiertos. Hoy,
con el tobillo vendado, respondió que se cayó de las escalinatas de un templo
en Singapur.
Alcanza
la distancia y se persigna. Siente que está en presencia de Dios. Alarga la
mao, con los ojos cerrados. Vacía la mente. Y de pronto voces celestiales lo
sumergen en el más excelso plano de reconciliación consigo mismo. (No siempre,
pero con frecuencia, el Director del Coro Polifónico entra en ese éxtasis y
todos, con miradas cómplices, lo dejan hacer)
En
las orillas del Gólgota del Bautista, recoge piedras de colores. A veces, pasa
horas. Es el padre Matías, que ya no da misa en el convento. Está un poco ido,
dicen, y lo dejan que salga por ahí. Entre las piedras, cuando nadie lo ve,
suele deslizar algún crucifijo de bronce, se persigna rápido y continúa con los
guijarros de colores.
Lo
consultó con el psicólogo, pero no tuvo respuestas. Cuando pasa por una
juguetería, se descoloca. Mira cada uno de los juguetes y los hace andar, les
pone cuerda en su mente, se desliga del mundo de las convenciones. Puede estar
media hora o un día. Alguna vez un policía lo sacó del negocio, de sospechoso
que resultaba. Y aún llevado del brazo con fuerza, siguió haciendo girar el
trompo.
PÁGINA 22 –
POESÍA AMERICANA
CARLOS LÓPEZ DZUR
(Orange
County-California-USA)
CHOQUE CULTURAL
Se atragantarán en rapeo,
cultural shock, asombro con palabras
quienes apenas oyen y en salivero
balbucean con ruido baboso
e imágenes que perdieran sentido
porque rehusaron «pensar el Ser de los dioses
tanto como el de los hombres» *
o cuando al recinto 100 x 35
lo midieron mal y no alcanzaron
a abrirlo para el mundo
para despliegue pleno
de la Voluntad,
el espíritu..
LUIS ÁNGEL ZOLA
(Medellín–Colombia)
(Medellín–Colombia)
Deshoras #IV
Ese breve momento
donde se recuerda la niñez
como algo que no puede impedirse
y se nos hace indecible
Ese breve momento
donde se recuerda la niñez
como algo que no puede impedirse
y se nos hace indecible
Todo allí sobre la imagen
como una secuencia de pulsos
o una vaga estructura de silogismos intuitivos
como una secuencia de pulsos
o una vaga estructura de silogismos intuitivos
Grafías incompletas de nostalgias y alegrías
Ese breve momento de mirarnos
distantes y distintos
Ese mecanismo de defensa
de recordar lo que somos
y lo que fuimos.
GRISELL MORATAYA CASTRO
(Puerto Barrios-Guatemala)
¿DE DÓNDE FLUYE?
Que el verbo sigue siendo verbo es señal que el viento existe
es la voz absoluta dicha sin lengua
canto que restituye la dulzura,
revelada desde un confín de mis adentros
y fluye como murmullo una lunada, en mi crisálida
espero abrir las ventanas de tu mirada,
soy de la vida el torrente de albor
soy del trueno voz y resplandor
soy la estrella y el brillo de tu dolor
ilumino los montes y las selvas
doy el todo por el todo, siendo todo
en un punto donde tu mirada atrapa el horizonte
he nacido para azotar, para hablar la verdad
un cabello rojo auténtico
un alazán que surca mares, alturas y vientos
que toca el clarín en el universo de un cielo azul
soy la raíz de abriles en ti, soy el que soy.
Y sueño en mi mente un espacio que limita al olvido
una sensación apasionada que hace que
de mi vientre brote lo genial e invisible
el verbo que en la soledad se sueña
una huella origen, sangre, alma, memoria
suave como la dicha
ensueño con el surfeo vientos, olas y mareas,
si la demencia entorpece descansar en mí es sabiduría
satisfacción y conciencia.
Y me gustaría llevarte a
pequeños ríos de agua fría y caliente
son los afluentes azules de la zona de mi esfera
por atajos que traen cierta inquietud
de bañar mi amor y tu amor…
¿Sabes?
Me gustaría llevarte al agua fresca de mi sendero
ducharte de pies a cabeza invitando a tus males salir,
luego embriagado llevarte al aroma de mi toalla y proteger tus años
por coexistir, haría con mis brazos cojines volcánicos
un abrigo para el calor y el frio que armonicen con tu existir
pasar de fogoso a violento mirada candente, visión de termales
guardando tus tiempos eternamente.
Que el verbo sigue siendo verbo es señal que el viento existe
es la voz absoluta dicha sin lengua
canto que restituye la dulzura,
revelada desde un confín de mis adentros
y fluye como murmullo una lunada, en mi crisálida
espero abrir las ventanas de tu mirada,
soy de la vida el torrente de albor
soy del trueno voz y resplandor
soy la estrella y el brillo de tu dolor
ilumino los montes y las selvas
doy el todo por el todo, siendo todo
en un punto donde tu mirada atrapa el horizonte
he nacido para azotar, para hablar la verdad
un cabello rojo auténtico
un alazán que surca mares, alturas y vientos
que toca el clarín en el universo de un cielo azul
soy la raíz de abriles en ti, soy el que soy.
Y sueño en mi mente un espacio que limita al olvido
una sensación apasionada que hace que
de mi vientre brote lo genial e invisible
el verbo que en la soledad se sueña
una huella origen, sangre, alma, memoria
suave como la dicha
ensueño con el surfeo vientos, olas y mareas,
si la demencia entorpece descansar en mí es sabiduría
satisfacción y conciencia.
Y me gustaría llevarte a
pequeños ríos de agua fría y caliente
son los afluentes azules de la zona de mi esfera
por atajos que traen cierta inquietud
de bañar mi amor y tu amor…
¿Sabes?
Me gustaría llevarte al agua fresca de mi sendero
ducharte de pies a cabeza invitando a tus males salir,
luego embriagado llevarte al aroma de mi toalla y proteger tus años
por coexistir, haría con mis brazos cojines volcánicos
un abrigo para el calor y el frio que armonicen con tu existir
pasar de fogoso a violento mirada candente, visión de termales
guardando tus tiempos eternamente.
GRACIELA
GUERRERO GARAY
(Las
Tunas-Cuba)
TRIACTOS
ACTO I
Desata
al gavilán del beso.
Busca
en tu sino la sensación exacta,
la
pura,
la única,
la irrepetible,
la nuestra.
Sacude
al mundo con la punta del dedo.
Dirige
proa al río de la suerte.
Quédate
ahí
tranquilo,
sin miedo.
La
ternura se escala poco a poco,
para
no despertar los sensores de infierno.
Ya.
Todo está aquí. Navegamos.
El
timón del deseo camina rumbo sur.
No
lo quebrantes. Disfruta sus entornos.
Es
un viaje de amor.
Se
llega a puerto, siempre.
ACTO II
A
tus lanzas no mostraré el escudo.
Hagamos
un pacto:
Soltemos las velas,
rompamos la brújula,
los mapas.
Viajemos.
No más.
Olvida
el sur y el clítoris.
Ignora
al tiburón de aletas negras.
Descansa
acá…en los peñones tibios,
puntiagudos,
vírgenes,
mafiosos.
Sacude
el ancla.
La
tormenta del tiempo borró los arrecifes.
Cálida
fiebre la del mar esta noche.
Las
estrellas parecen mariposas.
No
hay marinos,
ni leyes,
ni códigos absurdos.
Es
nuestro viaje. Basta.
ACTO III
Cuidado;
podemos estropear el viaje.
Reduce
la velocidad de los motores.
No
rompas la inercia,
sumérgete
como si no quisieras,
el
puerto espera si se sabe llegar.
Apresúrate
ahora. El viento está a favor,
desándalo,
conquístalo,
absórbelo.
Clávale
el ancla.
No
dejes que el embrujo fenezca al suspiro del éxtasis.
En
este viaje nuestro, nada tiene sentido
sin volver a empezar.
tierra de secretas, florecidas rutas,
–recuerdos de honda, lúcida nostalgia,
escondido puerto de placer donde moldeó el ser,
silbo atado a esperadas auroras–,
fundido ahora al crepitar de los altos leños de la vida
baja a torrentes meditados de tiempo
–espejos de nuestra fúlgida canción–
como urgida luz que busca aún
refugio entre dunas del día
–esos rostros deslumbrantes
que a veces cruzan
llamando.
Quedarse en ti, entre tus lianas, es furiosa lección,
viento que remonta existencia,
orilla sin sosiego
para la intacta materia de la memoria
que retorna a aguas de felicidad.
sea mancha para el ser que transita urgido
o fiebre del pasado:
no cese, ebria, sedienta, tu cópula en los labios
y la muerte no despliegue airosa su manto
sin que el crujir de tu eco
levante caos, abra toldas de afecto.
es confiado el fervor, el fuego que crepita,
errante afecto contra densas nieblas de porvenir.
Por tu nombre
No abrirá compuertas de suplicio el olvido.
Nada desvanecerá los sueños…
PÁGINA 23 –
CUENTOS BREVES
(Monte Buey-Marcos Juárez-Córdoba)
Ella clavó sus colmillos en mi cuello.
Acto seguido atravesó mi pecho con una estaca.
Algo no funciona bien en esta historia.
La única que no se refleja en el espejo es ella, pero quien muere estaqueado
soy yo.
a Rogelio Ramos Signes
Cierta noche, después de una cena
informal, decidí demostrar la existencia de una mano invisible que presiona las
cosas (cualquiera puede repetir esta experiencia): Tomé una lata vacía de
gaseosa y le agregué unas gotas de agua. Aferrándola con unas pinzas, la
acerqué a la hornalla de la cocina y esperé que empezara a salir el vapor. La
di vueltas y la sumergí, tapando su abertura, en un recipiente con agua y
¡crunch! la lata fue aplastada en el acto. ¡La mano invisible había actuado! Es
impagable ver la cara de sorpresa de los presentes, a menos que se trate de
físicos o ingenieros: ellos siempre encuentran una explicación razonable para
estos fenómenos.
a Orlando Romano
En la tribu de los M’jú, el brujo era
también el encargado de las cuentas. Su sistema de numeración era quinario: se
basaba en los cinco dedos de la mano; merced a lo cual, pronto la tribu de los
M’jú comenzó a destacarse del resto.
A medida que las colecciones de objetos
de la tribu aumentaban sus elementos, el brujo comenzó a utilizar ambas manos y
luego ambos pies. El progreso fue tal que a continuación se necesitaron
más y más dedos.
Comenzaron así las mutilaciones, con lo
cual el progreso se detuvo y la tribu de los M’jú terminó por desaparecer
dejando estancado por siglos el desarrollo de la matemática.
Hace varios días que una zorra merodea
en mi jardín. Observé que tiene un cachorrito y que busca comida. He decidido
alimentarlos dándole arroz a la zorra. Como no soy un abad, esta situación será
olvidada ya que no cuenta con la mnemotecnia de un palíndromo.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
El príncipe era flaco, desgarbado, con una palidez
cadavérica, acentuada por sus negras ojeras. Era, además, bastante torpe.
Sin embargo, estaba allí, frente a la Bella Durmiente, sin atreverse a besarla. Cuando finalmente lo hizo y ella entreabrió sus ojos, él estaba distraído siguiendo una mariposa con la vista. Esto le permitió a la Bella Durmiente echarle una ojeada y fingir que continuaba dormida. Había decidido aguardar una segunda oportunidad.
Sin embargo, estaba allí, frente a la Bella Durmiente, sin atreverse a besarla. Cuando finalmente lo hizo y ella entreabrió sus ojos, él estaba distraído siguiendo una mariposa con la vista. Esto le permitió a la Bella Durmiente echarle una ojeada y fingir que continuaba dormida. Había decidido aguardar una segunda oportunidad.
LA MUJER DE TOL
a Julio Cazas Cardozo
Una antigua leyenda wankanari cuenta que, en el altiplano
andino, hace miles de años, Tol y su mujer fueron visitados por dos extranjeros
quienes les advirtieron del inminente fin de su pueblo, los urus, y les
recomendaron cruzar el lago Minchín, si deseaban salvarse. Deberían navegar
hacia el naciente y no darse vueltas a mirar, bajo ninguna circunstancia.
Obedientes, tomaron sus pertenencias, subieron a la vieja barcaza y emprendieron la huida. A mitad de camino, un gran resplandor iluminó el cielo y un estruendo se escuchó a sus espaldas.
La mujer de Tol quiso ver lo que sucedía y volteó hacia la aldea. Al instante, el lago se secó y el paisaje se vistió de un blanco inmaculado. A pie, Tol y su mujer, continuaron la marcha por el Salar de Uyuni.
SUSTO
Obedientes, tomaron sus pertenencias, subieron a la vieja barcaza y emprendieron la huida. A mitad de camino, un gran resplandor iluminó el cielo y un estruendo se escuchó a sus espaldas.
La mujer de Tol quiso ver lo que sucedía y volteó hacia la aldea. Al instante, el lago se secó y el paisaje se vistió de un blanco inmaculado. A pie, Tol y su mujer, continuaron la marcha por el Salar de Uyuni.
SUSTO
— ¡Papá, papá! ¡Hay un hombre debajo de mi cama!
— Tranquilo, hijo. Tuviste una pesadilla. Recuerda lo que siempre nos dice tía Elvira: “¡Los hombres no existen!”.
Y el pequeño monstruito volvió a dormirse.
— Tranquilo, hijo. Tuviste una pesadilla. Recuerda lo que siempre nos dice tía Elvira: “¡Los hombres no existen!”.
Y el pequeño monstruito volvió a dormirse.
LOS UNICORNIOS
Dicen que en el claro del bosque viven los últimos
unicornios. La gente está inquieta: quieren capturar uno vivo y confirmar su
existencia.
Dicen que para hacerlo, una doncella debe internarse en el bosque y el unicornio, dócilmente, saltará a sus brazos.
Una a una han enviado a todas la jóvenes del pueblo y cada una ha regresado con las manos vacías.
Por no descreer de las doncellas, dicen ahora que todo era un mito y el pueblo ha vuelto a la normalidad.
En el claro del bosque continúan viviendo los últimos unicornios, sin que nadie los moleste.
Dicen que para hacerlo, una doncella debe internarse en el bosque y el unicornio, dócilmente, saltará a sus brazos.
Una a una han enviado a todas la jóvenes del pueblo y cada una ha regresado con las manos vacías.
Por no descreer de las doncellas, dicen ahora que todo era un mito y el pueblo ha vuelto a la normalidad.
En el claro del bosque continúan viviendo los últimos unicornios, sin que nadie los moleste.
EL SEÑOR CLEMENS Y EL COMETA HALLEY
Cuando, en noviembre de 1835, el cometa Halley se acercaba
a su perihelio, en Florida, un remoto pueblito de Missouri, nacía el niño
Samuel Langhorne Clemens.
Curiosamente, 75 años después, cuando el cometa Halley estaba nuevamente en su perihelio, en su lecho de muerte, el señor Clemens anunciaba a sus deudos y amigos:
— He venido con el cometa y me iré con él.
El señor Clemens murió el 21 de abril de 1919, cumpliendo estrictamente con su vaticinio.
El mundo lo había conocido por sus asombrosas novelas de aventuras y por el famoso seudónimo con que las firmaba: Mark Twain.
Curiosamente, 75 años después, cuando el cometa Halley estaba nuevamente en su perihelio, en su lecho de muerte, el señor Clemens anunciaba a sus deudos y amigos:
— He venido con el cometa y me iré con él.
El señor Clemens murió el 21 de abril de 1919, cumpliendo estrictamente con su vaticinio.
El mundo lo había conocido por sus asombrosas novelas de aventuras y por el famoso seudónimo con que las firmaba: Mark Twain.
PÁGINA 24 –
POESÍA AMERICANA
BENJAMÍN
LEÓN
(La
Serena-Chile)
II
Hacia
el degüelle van los animales ciegos,
sus
corazones gimen, sus voluntades sangran
y
en sus pupilas yacen la luz y la certeza.
El
peso de la noche se extiende por sus lomos,
y
la humedad carcome con hambre e injusticia.
Cruzan
entre cadáveres de anónimos hermanos,
lloran
en mansedumbre la desaparición,
arrastran
la cadena que sostiene el insomnio.
Huelen
traición y mierda, oyen los alaridos,
oyen
cuchillas, fierros, desagües del horror,
envolturas
de plástico, urgencias y balanzas
que
asoman a la mano que amarga la sentencia.
Hacia
el degüelle van los animales ciegos,
mi
corazón les llora, mi corazón es prójimo:
hierba
de su dolor, su voz, su semejanza.
ASTRID
SOFÍA PEDRAZA DE LA HOZ
(Puerto
Colombia-Colombia)
SILENCIO
¿Dónde está el silencio?
No
hay silencio, ni sonido…
¿Donde
están los oídos para percibirlo?
Solo
existe el incesante hálito eterno.
La
voz no ha sonado todavía.
El
corazón no se ha abierto.
El
tejido de la luz no ha nacido.
Aún
duermen las palabras,
En
el pensamiento divino
Su
vibración palpita apenas,
En
las profundidades cóncavas
Y
convexas del lenguaje.
Sin
embargo todo habla,
Todo
es sonido y silencio
ALEJANDRO DELGADO
(Morelia-Michoacán-México)
EL ABUELO DE LAS SOMBRAS
la sombra
es un ruido oscuro
ruta de
navío hundido en espiral
progenitor
y confabulador de profecías
la sombra
es al viento
lo que el
humo al fuego
la
hipócrita herencia de la luz
el deseo en
rizomas de oscuridad
ANTONIO
PRECIADO BEDOYA
(Esmeraldas-Ecuador)
NEPTUNO
Estoy
aquí
para
defender a mi caracol
de
que, por cualquier mínimo descuido
(después
de pasar acurrucados
junto
a él en su concha
todos
esos milenios,
todos
los temas,
todos
los idiomas;
y
tras todos los mares
y
todas las resacas
y
todas las mareas
y
todo lo demás
que
con él en los mares haya sido),
tenga
lugar el pavoroso instante
en
que, por entre todas las certezas
y
todo lo de adentro
que
todo el tiempo el caracol ha dicho,
de
algún modo,
por
fin,
consigan
invadirlo todos los silencios.
Sabed
bien que, por él,
yo
voy de ola en ola
enarbolando
un alga feroz entre los vientos;
así
que ningún buzo
y
ningún capitán
me
le atará la lengua
en
que tengo grabados mis anhelos.
¡Dejadlo
como está,
que
siempre estoy despierto!
Y
sabed que si el mar,
el
mismo mar,
al
contrario, me tapa
la
entrañable verdad del caracol
con
sus estruendos,
haré
en mis propias palmas,
con
los dientes,
dos
mares apacibles
y
los pondré a decirme
al
oído,
quedito,
las
palabras que quiero.
YANARIS VALDIVIA MELO
(Ciego de Ávila-Cuba)
Días desconciertos en voz de Sylvia Plath
Lejos de lo
conocido se siente menos el pasar del tiempo,
días
interminables donde soy un objeto inanimado,
y la fuerza
de la inercia me mueve sin notarlo.
No bastan
emociones, sitios nuevos;
un aire de
ligera depresión asoma entre mis maletas,
la
parálisis, el no pensar.
Voy
perdiendo la esencia, las cosas distantes,
el
convencimiento de ser múltiple.
Veo tierra
desde dentro,
desde
arriba,
sin
escuchar…
Detenida en
el cristal
necesito
oír la voz de los que amo
ahora que
quiero decirlo todo
cuando no
puedo decir absolutamente nada.
PÁGINA 25 –
RESEÑA
ROSANA
KOCH
(Ciudad
Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
DESDE
LA MEMORIA
Libro: TODOS ÉRAMOS HIJOS
Autora: MARIA ROSA LOJO
Editorial: BUENOS AIRES, SUDAMERICANA
“Este libro, más cerca de la memoria que de la
Historia, transcurre sobre todo en ciertos escenarios reconocibles cuyos
nombres no se han cambiado”, explica María Rosa Lojo para dar comienzo a su
novela Todos éramos hijos. La Historia, que a partir del
personaje de Frik, teje una trama cuyo punto de partida son los ensayos de las
alumnas del colegio Sagrado Corazón de Jesús con los alumnos del Instituto
Inmaculada, ambos religiosos, de Castelar, para representar la obra de Arthur
Miller Todos eran mis hijos. Los tres actos de la novela (al igual
que la obra a representar) son el escenario progresivo para recomponer, con vocación
testimonial, la historia de estos jóvenes amigos, que en la Argentina de los
años 70 ( momento en que la radicalización política y la inmensidad de la
represión se hacen presentes e irreconciliables), con su escaso registro de la
experiencia, en el filo de la vida y la emoción, “se perdieron ellos mismos, o
fueron encontrados a la luz del sol y arrastrados al fondo de otro escenario
oscuro donde los esperaba la boca de la muerte”. El colegio Sagrado Corazón de
Jesús que “se había convertido en blanco de inspecciones intempestivas”
instaura un discurso en que la iglesia, entre el sermón religioso y político,
se debate a sí misma a partir de los cambios producidos por el Concilio
Vaticano II de 1962 y los Documentos de Medellín de 1968. La novela deja
testimonio, en la figura de Juan Aguirre, sacerdote del Sagrado Corazón y
miembro del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, de esa iglesia
perseguida, militante, la de la opción preferencial por los pobres, cuyos
miembros, con el único recurso de la acción social, han entregado su vida
para cumplir con el compromiso cristiano. Una grieta abierta que hace
emerger deliberadamente las muertes del padre Carlos Mugica, el sacerdote
francés Longueville y el fraile franciscano Dios Murias, el Obispo Enrique
Angelelli, y las monjas francesas Léonie Duquet, catequista del Sagrado
Corazón, quien 28 años después de desaparecer, “las olas que dicen la verdad”
devolvieron su cadáver y pudieron identificarla. “Alice Domon (Caty), que quizá
voló más lejos o cayó más profundo, permanece desaparecida en el mar que
brama”.
No hay lugar de
destiempo: la memoria de la Historia se desdobla simultáneamente en el espacio
autobiográfico para retomar y completar los hilos narrativos de Árbol
de familia, en el que la voz narrativa “suspendida” entre dos aguas, la
española y la argentina, continúa presa en un lugar fronterizo de una tierra
prestada con un apodo impuesto y pegadizo, Frik. La narradora, que
camina en la casa de la memoria, va tejiendo un diálogo de acuerdos con su
padre, Antonio, árbol fundador de su vida y de desacuerdos con su madre, Ana,
la bella. Hija del exilio, en su condición de nómade, arrastra el peso de la
nostalgia de ambos padres quienes juntos “emergían entre un millón de
muertos y habían cruzado el océano para ser otra vez, en otra parte. Pero
no habían pasado el Río del Olvido que podía permitirles, verdaderamente, nacer
de nuevo. La vida como segunda oportunidad no había sido bastante para ellos”.
A lo largo de la lectura
de Todos éramos hijos se van configurando dos imágenes
maternas: una política, que apela a una memoria colectiva y que pluraliza en el
relato la voz de una madre que abarca al conjunto de los hijos de una nación.
Así, la tragedia personal adquiere un carácter social y político. Y por el otro
lado, una madre personal, que construye su maternidad con su propio pasado de
hija. La perspectiva de la hija, en este caso de Frik, será un lugar de
construcción que responde a la imagen que el espejo de la mirada materna
configuró: traslúcida y pequeña “se veía vivir, extraña entre extraños, en un
mundo incomprensible que solo a los ciegos podía parecerles sin enigmas, normal
y rutinario”, “baqueana de sí misma”, quien desde muy pronta edad, por su
timidez se “acostumbró a asomarse al exterior desde su casa de palabras”,
y como un viaje iniciático que comienza en la adolescencia en el colegio Sacré
Coeur, convertirá ese lugar de “tránsito suspendido”, mediante las aguas de
la ficción –donde sus ojos claros siempre se reflejaron con nitidez– en refugio
de sus propios pasos. “Soy gajo del árbol caído/ que no sé dónde cayó/ ¿Dónde
están mis raíces?” Después de reparar en el espacio textual el diálogo
interrumpido entre madre e hija, el dibujo de la tapa del libro logra ser la
metáfora exacta de cómo las ramas se entrelazan y adhieren al muro de la vida
tras haber golpeado las Puertas del Cielo…
PÁGINA 26 –
POESÍA AMERICANA
JIMMY VALDÉZ OSAKU
(Mao
Valverde-República Dominicana)
SIEMPRE
ES PRIMERA VEZ EN SUS BRAZOS
A estos altares de la
cintura, a este ombligo de papalote, razón de las agujas, lucecita en rojo,
pliego para redimir mientras se devora el perdido bosque a mordiscos. A
este anaquel, fiesta que besa en blando la inquietante hendidura de su vientre.
Reino celestial para las orugas, pétalo desangrándose en las mil
maravillas de las sales, bastión de los deseos, corola de espasmos. A esta
entrega, a esta laceración en su primera noche, concierto de címbalos, tostada
por la que pasa el cuchillo humedeciéndola, derrumbada almena, ecuestre
desnudez indeleble, le debo el amor de las curvaturas, el resguardo
pectoral, la servidumbre.
A este sentarnos,
mirarnos a los ojos, cuando cruza sus piernas hasta aprisionarme…
RAÚL
HERAUD
(Lima-Perú)
MUERTE
Y DECAPITACIÓN DE UN HOMBRE SIN FE
Cuesta
abajo en el sendero de la calavera
donde la vida es una maldición que los hombres soportan
un ángel apareció entre la mierda
besó a los esperpentos a pesar de estar condenados
los amó aun sabiendo que el amor nada podía
el ángel lavó con vinagre mis heridas
posó sus alas y su viejo cuerno
sobre mis ojos de sapo disecado
nos habló sobre hombres que destejen sus vidas
abandonándolas como trapos inservibles
como raídos envoltorios huecos
todos guardamos silencio por vergüenza
lloramos en vano ante las entrañas de Sísifo
nada de lo que hicimos valió nuestra salvación
fuimos lanceados y apedreados
expulsados de la vida por hombres de fe
ante la llegada de la muerte
dios fue una piedra que tuve que cargar inútilmente
mañana después de mi decapitación
mi cuerpo será incendiado y arrojado a los perros
no escucharé llantos de mujeres ni vendrán putas golpeándose el pecho
solo habrá una lapida sin nombre a la que vendré a llorar yo mismo.
donde la vida es una maldición que los hombres soportan
un ángel apareció entre la mierda
besó a los esperpentos a pesar de estar condenados
los amó aun sabiendo que el amor nada podía
el ángel lavó con vinagre mis heridas
posó sus alas y su viejo cuerno
sobre mis ojos de sapo disecado
nos habló sobre hombres que destejen sus vidas
abandonándolas como trapos inservibles
como raídos envoltorios huecos
todos guardamos silencio por vergüenza
lloramos en vano ante las entrañas de Sísifo
nada de lo que hicimos valió nuestra salvación
fuimos lanceados y apedreados
expulsados de la vida por hombres de fe
ante la llegada de la muerte
dios fue una piedra que tuve que cargar inútilmente
mañana después de mi decapitación
mi cuerpo será incendiado y arrojado a los perros
no escucharé llantos de mujeres ni vendrán putas golpeándose el pecho
solo habrá una lapida sin nombre a la que vendré a llorar yo mismo.
GLADIS
MENDIA
(Maracay-Aragua-Venezuela)
VOZ
LATINOAMERICA
la voz mosaico la voz fragmentada la voz muchas voces capas
de voces estremecimiento lo cotidiano lo
exótico lo corriente lo exquisito la voz
inquieta la voz fuerza la voz queja nuestra
voz impura ramificada en tantas voces por necesidad biológica
por adaptación por lógica por tanteo por
propuesta por entusiasmo sin teorías con
archivos temporales muriendo juntos por la misma bala
sin homogeneidad voces que llaman a lo fértil sin padre voces de
circunstancias descriptivas arbitrarias
elocuentes logran su no finalidad voces al
extremo voces que suben de espaldas al cielo de la tierra
WINSTON
MORALES CHAVARRO
(Antioquía-Colombia)
XXVIII
LA CANCIÓN DE LUCIFER
LA CANCIÓN DE LUCIFER
Mi ídolo de bronce es el abismo
el fuego, las cavernas.
el fuego, las cavernas.
La vida del maldito
-desterrado de la luz y las alturas-
se pendula entre el mal, el bien, lo dionisiaco.
-desterrado de la luz y las alturas-
se pendula entre el mal, el bien, lo dionisiaco.
No maldigo de las sombras
no aspiro a las venganzas,
continúo con mi vestidura satánica
instruyéndome en el bien
y solazándome en el mal.
no aspiro a las venganzas,
continúo con mi vestidura satánica
instruyéndome en el bien
y solazándome en el mal.
Los más doctos dicen que fui expulsado del espejo,
que mi imagen vagabundea por los laberintos y paradigmas de la muerte.
pocos saben que conservo mi posición de ángel
que aparezco majestuoso cuando miro mi belleza ante las nubes
que mi sabiduría multiplica la ignominia de los justos
y la nobleza de los desterrados
contagia de belleza a los malditos.
que mi imagen vagabundea por los laberintos y paradigmas de la muerte.
pocos saben que conservo mi posición de ángel
que aparezco majestuoso cuando miro mi belleza ante las nubes
que mi sabiduría multiplica la ignominia de los justos
y la nobleza de los desterrados
contagia de belleza a los malditos.
Voy del ascenso al descenso
como el viento que hila los caminos:
no creo en la maldad, en el bien,
en el pasado, en el futuro
pues los cuatro están confinados en las sombras
y las sombras
en el hades de un espejo orbicular.
como el viento que hila los caminos:
no creo en la maldad, en el bien,
en el pasado, en el futuro
pues los cuatro están confinados en las sombras
y las sombras
en el hades de un espejo orbicular.
No maldigo a las alturas
no me duele la caída
hay un punto en que todo deja de ser contradictorio
y nada en este punto se excluye sino que interacciona.
no me duele la caída
hay un punto en que todo deja de ser contradictorio
y nada en este punto se excluye sino que interacciona.
¿Quién ha dicho que el abismo no es la altura?
qué la maldad,- producto de la belleza-,
qué la maldad,- producto de la belleza-,
no es el bien?
que las sombras no son la luz?
que el caído no es el levantado?
que las sombras no son la luz?
que el caído no es el levantado?
Pocos saben que sobrevuelo el infinito,
el paraíso, la manzana,
que mi vestidura de Vampiro
me da el elixir de la noche,
que sustraigo del día los frutos del iluminado
y que espero sabiamente el último camino
para empezar mis andananzas
por la otredad, por la vaguedad,
por lo inmensurable,
por lo indefinible.
el paraíso, la manzana,
que mi vestidura de Vampiro
me da el elixir de la noche,
que sustraigo del día los frutos del iluminado
y que espero sabiamente el último camino
para empezar mis andananzas
por la otredad, por la vaguedad,
por lo inmensurable,
por lo indefinible.
KARINA RIEKE
(Santo Domingo-República Dominicana)
DE
FRENTE A MI ESTATURA
Mujer repite tu silencio
Y estira con palabras tu dolor
Tú de sonrisa angular
Cruces de razones te atormentan mientras
El enorme cielo impone tu misterio
Y estira con palabras tu dolor
Tú de sonrisa angular
Cruces de razones te atormentan mientras
El enorme cielo impone tu misterio
Acariciándote desconocida
Descubro
Tus otras estaciones
Descubro
Tus otras estaciones
Mujer repite tu silencio
Y celebra desatando tus temores
Y celebra desatando tus temores
Tú de vanidad estirada cargando
Cementerio de razones
Vaticinas en voz tus agonías
Sentenciando la ternura que intimida
Cementerio de razones
Vaticinas en voz tus agonías
Sentenciando la ternura que intimida
Mujer repite tu silencio
Para conciliarme antiguamente
En tus palabras
Irremisiblemente luminosas
De agonías
Para conciliarme antiguamente
En tus palabras
Irremisiblemente luminosas
De agonías
Dame tu espalda
Para negarte y negarme
Códigos que me incorporan
Vigilan tus verdades
Para negarte y negarme
Códigos que me incorporan
Vigilan tus verdades
Galería de dioses ajenos
Niegan el oficio de tu voz
Hoy mías
Y solo rechazando tu alma
Alimento mi sentencia
Niegan el oficio de tu voz
Hoy mías
Y solo rechazando tu alma
Alimento mi sentencia
Mujer que sujetando tu nombre
Soy tu gozo
Déjame acariciar tus bestias
Que esparces al sonido
Como muelle de avenencias
Soy tu gozo
Déjame acariciar tus bestias
Que esparces al sonido
Como muelle de avenencias
Tú de carnes vírgenes
Falso festín de palabras pálidas que
Avejentas mis miradas
Falso festín de palabras pálidas que
Avejentas mis miradas
Mujer repite tu silencio
Y déjame remplazar
Tus inciviles
Espaciosas manos
Contenidas
Desesperadas
De frente a mi estatura
Y déjame remplazar
Tus inciviles
Espaciosas manos
Contenidas
Desesperadas
De frente a mi estatura
Ven y dame tu silencio
Que en otro sitio será
Que te descubro
Que en otro sitio será
Que te descubro
PÁGINA 27 –
CUENTOS BREVES
GUILLERMO BUSTAMANTE ZAMUDIO.
(Cali-Colombia)
JUSTICIA
DIVINA
Después del diluvio, una vez repoblada la tierra,
Dios comprendió que entre los hombres seguían existiendo el bien y el mal.
Molesto por la ineficacia de una acción tan onerosa y pretendidamente ejemplar,
mandó a su ángel justiciero –espada flamígera en mano– a separar, de una vez
por todas, el bien del mal.
Esta medida, que no
anunciaba –como la anterior– el exterminio del hombre, sí lo logró, pues cada
ser humano quedó partido en dos.
HISTORIA
Hace millones de años, un
homínido ya usaba precarias armas para retardar su predación, y cada vez
necesitaba menos de los instintos para alimentarse y procrear. Como poco tenía
dónde almacenar el recuerdo, sólo unas cuantas marcas quedarían como testimonio
de los períodos interglaciares.
Con el tiempo, cesaron
las glaciaciones, sobrevivieron algunos homínidos, dominaron el fuego y cada
vez tenían más espacio en sus símbolos para que la historia hablara. Cada época
extraía esa historia de las escasas marcas dejadas por otros, y, a su vez,
dejaba unas cuantas huellas más con las que nuevos hombres inventaban su
pasado.
De este modo, de los
períodos interglaciares fue quedando la idea de aguacero; de sus catastróficos
efectos, se fue conjeturando algo universal; y de los modos nunca
satisfactorios de entender el desamparo frente a lo real, surgió la leyenda de
un castigo total, enviado por un dios encolerizado sobre sus inermes criaturas.
CRÍA
CUERVOS
Noé había escogido una pareja de cuervos porque se
lo había pedido el Señor. Pero temía por sus ojos. Por eso, cuando vio la
oportunidad, se deshizo de esa especie desagradecida con quien los cría. Con el
pretexto de establecer si ya la tierra estaba seca, dejó salir uno, sabiendo
que no encontraría dónde posarse y que, aun así, jamás regresaría al arca, pues
su instinto otra cosa le dictaba. Aparentemente, se vio obligado a lanzar otra
ave al vuelo; pero esta vez sí escogió aquella entrenada para volver al mismo
punto, hubiera o no tierra seca, hubiera o no frescas ramas de olivo para
testimoniar de un hecho que no podía fundamentar la decisión de abandonar el
arca, pues estaba dicho que era Dios quien debía autorizarlo.
PÁGINA 28 –
RESEÑA
CARLOS
ROBERTO MORÁN
(Santa
Fe-Argentina)
ANGEL
BALZARINO Y FRANCISCO BITAR PREMIADOS EN SANTA FE
La
provincia de Santa Fe otorgó los premios de narrativa “Alcides Greca”,
resultando ganadores los escritores Ángel Balzarino, en obra editada, por su
libro “La sangre para ellos son medallas”, publicado por Ediciones al Margen, y
Francisco Bitar, por su inédito “Luces de Navidad”.
Respecto
de Balzarino, escritor afincado en la ciudad santafesina de Rafaela y sobre
quien varias veces hemos hablado en este blog, el jurado integrado por Elvio
Gandolfo, Carlos Roberto Ríos y Eugenia Almeida ha destacado que los cuentos
que integran su libro “escenifican los modos de la violencia y sus efectos en
el laberinto indiviso de víctimas y victimarios” y que “descubre así la
refracción de la violencia social que opera en un suceso íntimo, comunicando
con solvencia profesional temas muy diversos, incluyendo los relatos
históricos”.
En
cuanto a Bitar, quien se presentó con el seudónimo de Correa, el mismo jurado
destacó que el libro revela “una voz narrativa sólida, transparente y ajustada,
muy fiel a las historias que propone”, añadiendo que “en cada cuento la
complejidad de las relaciones interpersonales de personajes tomados de la vida cotidiana
es captada, con eficacia infrecuente, desde el mundo apenas visible de los
detalles” y que “el autor desarrolla distintas temáticas con buen manejo del
espacio y de las velocidades del relato”.
Balzarino
tendrá una compensación en metálico, en tanto que para la categoría inédito
está prevista la publicación de la obra, en la colección "Los
Premios" que edita el Ministerio de Innovación y Cultura junto con la
Universidad Nacional del Litoral bajo el sello Ediciones UNL.
Balzarino
nació en 1943 (cumplió años ayer) en la localidad santafesina de Villa Trinidad
y desde los 13 años reside en Rafaela. Ha publicado los libros de cuentos:
"El hombre que tenía miedo", "Albertina lo llama, señor
Proust", "La visita del general", "Las otras manos",
"La casa y el exilio", "Hombres y hazañas", "Mariel
entre nosotros", "Antes del primer grito", "El hombre
acechado", "La fama de Clodomiro", "La sangre para ellos
son medallas" y "Timbre a la hora de almorzar" y las novelas
"Cenizas del roble", "Horizontes en el viento" y
"Territorio de sombras y esplendor". Ha participado en antologías
publicadas en Estados Unidos, México, Reino Unido y Argentina y a lo largo de
su carrera literaria ha obtenido una importante cantidad de premios y
reconocimientos. En 1996, en Rafaela se lo distinguió como personaje cultural
del año.
Bitar
nació en la ciudad de Santa Fe en 1981. Es licenciado en Letras y publicó los
poemarios “Negativos”, “El Olimpo” y “Ropa vieja: la muerte de una estrella”,
así como la novela “Tambor de arranque”, que obtuvo el premio Ciudad de
Rosario. Tradujo a escritores norteamericanos y participó en las ediciones de
“Trabajo nocturno. Poemas completos de Juan Manuel Inchauspe” y “30.30. Poesía
argentina del siglo XXI”. Cuentos y poemas de su autoría integran diversas
antologías y fueron traducidos al inglés y el alemán. El año pasado le fue
concedida la Beca del Fondo Nacional de las Artes.
PÁGINA 29 –
CUENTO
ROGELIO RAMOS SIGNES
(San Juan-Argentina)
ALGUNOS DATOS PARA UBICAR A
WALTER MARTILLO
Sin excepción,
todos los autores coinciden en los 88 años que tenía al momento de su muerte el
fanático guerrero Walter Martillo, o Martel, o El Golpeador, o Puño Fuerte, o
Walter a secas; que, luchando en Bizancio, en Persia, en el Egipto islámico y
en la España posterior a Covadonga, impuso la paloma como símbolo de la guerra,
y de la paz a través de la guerra; porque de armas tomar era ese mahometano
latino reverente a los mandatos de Alá y también temeroso del Dios que
agonizaba en la cruz.
Si muerto en el 791
lo consignan todos -incluso Goodalrick Hereford, amigo de la disputa malhabida-
por nacido en el 703 deberíamos darlo, y la historia no caería en
contradicciones; cosa que siempre es un saludable paso hacia delante. Las aves
cantarían al amanecer, el sol seguiría poniéndose por el oeste y la brisa
marina humedecería las playas, las axilas y las sábanas.
Pero como
Goodalrick Hereford lo hace morir a la edad aceptada y en el año indicado hacia
fines del siglo VIII (aunque nacido en el 770, según él) apenas habría llegado
a la juventud. Sinceramente no sabíamos qué hacer con los 67 años que faltaban,
o sobraban.
Como tamaña
afirmación del estudioso Hereford pusiera en apuros a nuestro cuerpo de
historiadores y también a nuestro cuerpo de revisionistas y a un cuerpo muy
especial de revisionistas del revisionismo, que terminan por aceptar la
historia tal como se la contó en un primer momento; dimos en afirmar su teoría,
por lo que el aprendiz de musulmán Walter Martillo habría nacido hacia los 67
años de edad en la parte saona de lo que luego sería la Lotaringia.
Fue hombre de
extraordinaria perseverancia. Alumno y maestro al mismo tiempo, aprendió y
enseñó el oficio de la guerra en las campañas previas al apogeo de Aquisgrán.
Sus hombres y los hombres de sus hombres, por extraños cambios de bandería,
defendieron y conspiraron contra los hijos de Ludovico Pío en el siglo IX.
35 años antes de su
nacimiento dio quintillizos a su esposa y dos bellas mujercitas a su amante
Marcela la Confiada. Atacó de palabra y de hecho a vándalos y ostrogodos, lo
que le costó más de una cárcel en Constantinopla y otros conglomerados.
Defendió sus territorios, controló las fronteras y recaudó impuestos a favor de
intereses ajenos.
Llegó a todo cuanto
podía llegar un hombre surgido de la nada. Fue soberano de su rey, y esclavo de
sus vasallos. Ayudó a los fines de la ociosa monarquía, para luego combatirla
sangrientamente. Algunos lo conocieron destruyendo comercios en el Mediterráneo
y otros haciendo entrar por la fuerza las leyes germánicas.
A los 8 años, o a
los 75 (es lo mismo), formó un ejército de mongoles nómades que lo llevaría a
luchas de escaso fundamento al este de la Rusia varega; hasta perder, en esas
estepas y en esas lides, las dos piernas y el brazo derecho.
Lejos de acobardarse
por esas disminuciones, controló el comercio de Dalmacia desde un carro
ornamentado, del que sólo emergiera su cabeza de búfalo, haciéndose recordar
por su pésimo carácter y por uno que otro rapto de generosidad.
A los 88 años, o a
los 21 (¿qué mas da?), en medio de un rajante invierno en la costa de Malta,
murió agobiado por un acceso de tos ferina, arengando a sus nietos, bisnietos y
a un índigo esloveno de los Cárpatos.
Corría el año 791 y
en los campos ya se olía la presencia del Señor.
PÁGINA 30 –
POESÍA EUROPEA
GABRIEL
IMPAGLIONE
(Sardegna,
Italia)
CODICIA
Diluvio
de óxidos donde barca alguna salve nada
agua
roja de tajo de cañón y de billete
agua
roja para la amapola y los grillos
agua
roja para el niño y la mujer y para el río
sobre
todas las casas y los campos
sobre
cada paloma y cada palmo de ay y de socorro
un
diluvio caliente de óxido con hueso quemado
sobre
tierra dividida sobre manos caidas
colibríes
peces algodón manzanas
sobre
cada refulgencia ahogada en sí misma
sobre
silencio fragmentado y alertas inútiles
sobre
las hojas de los diarios impunes y los impunes
sobre
las huellas en la arena y la hierba de las plazas
un
diluvio caliente de terminante óxido
alzando
vapor de hachas bocas rotas
sobre
el viento de piedra de maquinaria
negra
sobre
refugios llantos refugiados
diluvio
caliente de terminante óxido oxidófago
que
completará la nada hasta que polvillo luego
como
larga noche lenta y muerta
se
acumule espeso brutal lleno de
dientes
asfixie
el sueño del humus borre cauces
grietas senderos cada vestigio de la historia
hasta
establecer su gobierno de oquedades
el
hueco de la metáfora destruida..
DOLORS
ALBEROLA
(Sueca-Valencia-España)
REGRESO
DE SODOMA
Como
el perro que gime al contemplar al amo
y
ladea la cola y husmea en la vertiente;
como
el perro que sabe que está escondido el hueso
y
escarba, escarba, escarba en el pasado,
intentando
mirar hacia las cosas que ya no tienen fechas.
Lo
mismo que ese perro que se muere de frío en un camino
y
los hombres suceden y lo miran, pero no ven el daño.
Lo
mismo que ese can, veo pasar la muerte,
es
una niña que viene de Sodoma,
como
si aún tuviera una antorcha encendida;
la
ciudad tiene ya un nuevo nombre
y
otras casas que se vienen cayendo como antaño.
Lo
mismo que el lebrel que persigue a la niña
y
va lamiendo esa mano pequeña capaz de reventarlo,
lo
mismo que esa fiera reducida,
que
ese torpe animal, ya sin memoria,
que
ese que fuera lobo y ahora, dócil,
se
tumba sin comer y mira, miro,
y
la muerte, la niña,
me
tiende una sonrisa mientras palpa
mi
testuz con la mano que pudiera ser de ángel.
La
muerte, esa chiquilla que aún viene de Sodoma
como
si nunca el dios quisiera perdonarnos.
MAHMUD DARWISH
(Acre-Palestina)
CANCION DE AMOR SOBRE LA CRUZ
Ciudad de todas las heridas pequeñas,
¿no apagarás mi mano?...
¿No podrás enviarme una gacela,
y limpiarme la frente,
y el pulmón
de ceniza?
Añorarte es lo mismo que una ausencia;
Llamo a todas las puertas
gritando,
preguntando:
¿Cómo pueden trocarse
en polvo
las estrellas?...
Te amo. Sé mi
cruz.
Sé, como tú deseas, un palomar.
Yo sé que si tus manos me fundieran
se llenarían de nubes los desiertos.
Te amo,
¡totalidad del corazón!
¡sabor, oh tú, de uvas!
¡gusto a sangre!
Una luna en mi frente no se extingue,
y en mi boca se agita
un fuego,
una guitarra...
Si muriera de amor, deja mi tumba
expuesta a las pestañas de los vientos,
y no me entierres, no.
Para poder sembrar tu voz en todo barro.
Para poder alzar tu espada en todo campo.
Te amo. Sé mi
cruz.
Sé lo que tú deseas.
Dilúyete, en el alma,
como el sol
¡Y no me compadezcas!
SILVIA
ROBLEDO
(Valencia-España)
POETA
DE POETAS
Poeta
de poetas,
humilde de corazón,
poeta sencillo,
poeta de poemas de amor y desamor,
de luchas, batallas y libertad.
humilde de corazón,
poeta sencillo,
poeta de poemas de amor y desamor,
de luchas, batallas y libertad.
Con
parcas palabras en un solo verso
condensas en un gran significado
en mi silencio.
condensas en un gran significado
en mi silencio.
Poeta
de poetas,
haz un poema solo para mí,
hazme sentirme única
en el disfrutar leyendo tus palabras,
… una tras otra.
haz un poema solo para mí,
hazme sentirme única
en el disfrutar leyendo tus palabras,
… una tras otra.
Poeta
de poetas,
dedícate un poema solo para ti
y así sabrás lo que hacen gozar tus versos.
dedícate un poema solo para ti
y así sabrás lo que hacen gozar tus versos.
Vibrarán
corazones,
abrirán mentes
y con tus rimas,
poeta de poetas
marca sentimientos y emociones
tan difíciles de descifrar.
abrirán mentes
y con tus rimas,
poeta de poetas
marca sentimientos y emociones
tan difíciles de descifrar.
Poeta
de poetas,
no dejes de escribir,
en tus versos
se haya tu esencia y
en ella mi existir.
no dejes de escribir,
en tus versos
se haya tu esencia y
en ella mi existir.
TANYA
TINJÄLÄ
(Helsinki-Finlandia)
LA
LLORONA
En
mi casa penan.
Desde
que murió mi marido, vago por los rincones cargando mi soledad como pesadas cadenas y el
insistente sonido, sobre todo a media
noche, despierta a los vecinos.
Me
pregunto en vano cuándo dejaré de llorar, cuándo cesaré de buscar tu sabor en
mi saliva, tu aroma en el armario, tus pasos, tus caricias, tu voz, tu mirada.
El tiempo lo cura todo, me dicen. Y yo solo veo que el tiempo pasa y soy
únicamente yo la que se va quedando vieja. Tú estarás siempre allí, sonriendo
entre los jazmines.
Y
sin embargo estás tan presente en mi recuerdo que a veces me parece que si
cierro los ojos, que si retrocedo lentamente y luego estiro la mano, podría
tocarte… Pero mi mano cae en el vacío de tu lado de la cama y no puedo reprimir
la cruel punzada que me hace gemir. Porque a pesar de que lo compartíamos todo,
cada uno tenía su lado de la cama.
Y
mientras yo gimo, tú estás tan bien. Cuando vienes a visitarme en mis sueños,
te veo sonriente, has bajado de peso, ya no eres ateo y al fin estás en paz
contigo mismo. Y tenía razón el que dijo que dejen a los muertos enterrar a sus
muertos. Porque los muertos ya dejaron de sufrir y más bien les arruinamos la
vida (¿O será más bien la muerte?) recordándolos y llorando por ellos,
amarrándolos a este mundo que ya no les interesa.
Y
arrastro los pies, araño las paredes, golpeo el piso, asustando a todos a mi
alrededor. Les reprocho seguir viviendo como si nada hubiera pasado. Tú ya no
estás y todos deberían sufrir lo indecible. Me niego a aceptar tu ausencia, mi
sexo vacío, mi corazón desangrándose por ti. Me niego. Nunca lo aceptaré.
En
mi casa penan y seguirán penando hasta el fin de mis días.
PAGINA 31 –
ENSAYO
MANU DE ORDOÑANA
(Donostia-San
Sebastián-Euskal Herría)
Cada vez hay más gente que quiere escribir un libro y cada vez hay menos lectores. Si a eso se añade la irrupción del
libro digital, la piratería y el avance progresivo del comercio electrónico, no
me extraña que el sector editorial ande un poco revuelto. En ámbito tan
confuso, el gran perdedor es el escritor honesto, con talento, que no encuentra el camino para que su obra
sea leída y poder así obtener un salario digno que le permita seguir
escribiendo.
Antes el escritor era un personaje singular que
gozaba de crédito, un erudito por quien el pueblo sentía admiración y respeto.
Hoy la democratización de la sociedad ha devaluado su figura, hasta el punto de
que ya el vulgo supone que la corona de laurel está al alcance de cualquiera.
El contenido importa poco, la técnica se aprende. ¿Cuántos talleres de escritura se imparten hoy en España? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero el número se ha disparado en
los últimos años.
¿Cuál ha sido la semilla que ha hecho brotar tantas
vocaciones? Serán muchas, pero una —quizá la más importante— es la facilidad
que existe hoy para publicar un libro. No creo yo que ganar dinero sea la
motivación primera de un escritor sensato, en un mercado en que la oferta
supera ampliamente a la demanda. Escribir libros es un oficio suicida, sólo se entiende como “hobby”… y para satisfacer el ego.
Hoy en día existen múltiples formas de publicar un
libro, unas mediante un desembolso económico previo, otras totalmente
gratuitas. A poco que uno disponga de un ordenador y domine el tratamiento de
textos, está capacitado para escribir una novela, maquetarla y darle forma,
para imprimirla o convertirla en un ebook. Éstos son los viales más
concurridos:
1.- Buscar un editor tradicional, preferible uno pequeño que uno mediano. El escritor ya sabe que el grande no le va a hacer caso, así que mejor
probar fortuna con uno de menor alcance. Su modesta economía no le permite
equivocarse muchas veces, lo que le hará ser riguroso en la selección del
manuscrito. Si se lanza a la aventura, por la cuenta que le trae, va a
destinar buena parte de su energía a promocionar el libro y, aunque el éxito no
sea masivo, dará al autor alguna satisfacción.
Cada vez son más numerosos estos editores independientes, que se atreven a publicar obras de calidad escritas por autores
desconocidos. El problema es cómo conocerlos. Afortunadamente, están
apareciendo empresas de servicios literarios —Tregolam es una de ellas— que, mediante un canon al alcance de cualquier bolsillo, ayudan
al escritor a ponerse en contacto con ellos, previa elaboración de un informe
literario favorable de la obra. Como conocen bien el medio, saben elegir el
“partenaire” adecuado, con lo cual sube la posibilidad de que sea publicada.
2.- La coedición es
una fórmula que últimamente se ha puesto de moda. El autor contrata el servicio
de alguna de esas editoriales de nueva generación mediante un acuerdo, en el
que aquél —el autor— se compromete a financiar parte de la inversión —si no el
cien por cien—, a cambio de promesas que, cuando no se cumplen—lo que ocurre
con cierta frecuencia—, la experiencia termina de mala manera. Y es que, con muy poco dinero, cualquiera es capaz de montar una
pequeña editorial —incluso en su propia casa—, de carácter unipersonal y atraer
a escritores de buena fe cuya sola ilusión es que alguien le publique
3.- La autoedición pura y dura. El autor lo hace todo: escribir, corregir, maquetar, diseñar la
portada, redactar la sinopsis, solicitar el ISBN y hacer el pedido a la
imprenta. Luego hay que almacenar, distribuir y vender. Para ello, tendrá que
crear su propia tienda online —no es tan complicado como parece, si tienes una
página web— o anunciarlo en los portales de venta de libros que hay en Internet
(del estilo de Amazon). Es un procedimiento algo complicado que exige tiempo y
dinero, pero que trae recompensa… si se hace bien.
4.- La impresión bajo demanda consiste en imprimir un ejemplar —o un número reducido— cada vez
que se recibe un pedido. El libro se incorpora a la librería digital del
editor-impresor y el autor no tiene que hacer desembolso alguno. Como
contrapartida, recibirá un porcentaje variable entre el 70 y 80% del margen
bruto resultante, tras descontar del precio de venta los costes de impresión,
manipulación y transporte.
Esta modalidad, que en principio parece un regalo
del cielo para los escritores primerizos, tiene su cara oculta. El coste de
imprimir un libro —o una tirada corta— en papel es alto y el precio de venta
que resulta, excesivo. Aun así es una fórmula que terminará por imponerse, ya
que la tecnología productiva seguirá avanzando hasta conseguir que el coste de
fabricar 50 o 100 ejemplares disminuya a valores razonables, con lo cual el
autor podrá asumir la inversión, sin quebranto grave de su economía.
De hecho, Penguin Random House, el mayor grupo editorial del
mundo, acaba de lanzar una nueva plataforma de autopublicación de
libros en español megustaescribirlibros.com que ha tenido un cierto éxito entre los escritores no
profesionales. Ofrece un servicio de publicación bajo esta fórmula de
“impresión bajo demanda”, tanto en formato papel como en digital, así como el
marketing para vender el libro a través de Internet —al parecer, no con su
sello editorial ni en su cadena de librerías—. El programa incluye un servicio
“obligatorio” de reconocimiento del manuscrito para su evaluación por un
editor, con lo cual, para tener alguna posibilidad de éxito, hay que
desembolsar “una pequeña cantidad”, no inferior a 3.000 euros. No está demás
saber lo que opina Mariana Eguaras sobre este proyecto.
Muy bien. De una u otra manera, el libro ya se ha
publicado y se puede comprar a través de Internet —llegar a las librerías es
más complicado— a un precio razonable. El autor se las promete muy felices, los
primeros días venderá unos cuantos ejemplares —los que compren sus familiares y
amigos—, pero pronto llegará la decepción. Una sequía de resultados que le
causará tristeza, dolor e impotencia, tras haber consumido dos o tres años de
trabajo intensivo para crear “su obra”, la ilusión de su vida.
Algo ha fallado… porque la novela es de diez. No
basta con que el producto sea maravilloso y dé respuesta a las exigencias del
cliente. Hay que cumplir los requisitos que el marketing recomienda. El libro no deja de ser un producto más de consumo y, por lo tanto,
sujeto a las leyes de la mercadotecnia.
No basta con estar bien situado en una o en varias
de esas parcelas, hay que estarlo en todas y en cada una de ellas, de manera
armonizada. Los escritores, en general, saben construir el producto, pueden dar
un precio razonable si prescinden de los intermediarios y tienen remedios para distribuirlo a través de la web, las nuevas
tecnologías se lo permiten. Tres de las condiciones se han observado, pero no
la última —la difusión del libro, la promoción del autor—, sin la cual no hay
venta posible.
Hasta no hace mucho tiempo, el responsable de esa
labor era el editor, a través de sus relaciones con los medios de comunicación,
cuyas secciones de cultura acaparaban las novedades que iban apareciendo en el
mercado. Hoy la influencia de los medios sobre el gran público se ha reducido y
han surgido otras fuentes de información que nutren a los cada vez más
numerosos lectores de la era digital.
Pues bien, el autor de talento que ha escrito una
novela, un libro de cuentos, un ensayo, una biografía —los poetas lo tienen más
difícil— ha de tener muy claro que la propaganda ha sido siempre el factor
fundamental que ha definido el éxito de cualquier producto de consumo nuevo
—como es el libro— que sale al mercado, incluso por encima de su valor
literario. No hay más que echar un vistazo a lo que publican las editoriales de siempre para
comprobarlo.
Y en este nuevo contexto, como esa labor ya no lo
hace el editor, el único que le puede sustituir es el propio autor. En el
modelo nuevo, si un escritor quiere triunfar, ha de ser “un poco empresario” y dedicar su tiempo y su dinero a quehaceres más prosaicos que el mero
ejercicio narrativo. Y como esos dos oficios son contrapuestos —tanto por
actitud como por aptitud—, el desenlace no se ha hecho esperar: autores competentes, que saben contar historias, nunca
serán conocidos, sus libros se
pudrirán en el sótano de cualquier librería. Y lo que es peor todavía, el
espacio que ellos han dejado ha sido ocupado por escritores ingeniosos que, con
un discurso populista, han sabido descubrir la receta. La sociedad ha salido
perdiendo.
Y sin embargo, la solución no es tan compleja, las
nuevas tecnologías acuden de nuevo en nuestro auxilio. En Internet, hay
numerosos artículos que aconsejan sobre lo que hay que hacer antes de lanzar un libro al mercado. Con poco dinero, se puede organizar una campaña de publicidad,
utilizando las herramientas que te proporciona la web, para llegar a ese
público perspicaz que anhela respirar de nuevo aire fresco.
Por suerte, empiezan a surgir en el panorama
literario consultores externos que ofrecen ese servicio. Ya sólo falta que el
escritor se percate de su importancia, para que él se desvincule de esa tarea y
dedique todo su tiempo a lo que es su máxima aspiración: escribir.
SUPLEMENTO INFANTIL Y JUVENIL
PÁGINA 32 -COMENTARIO DE LIBRO
MARCELA CARRANZA
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
LA GÓNDOLA FANTASMA
Gianni Rodari
Ilustraciones de Federico Delicado.
Traducción de Angelina Gatell.
Madrid, Anaya, 2002. Colección Sopa de Libros.
Ilustraciones de Federico Delicado.
Traducción de Angelina Gatell.
Madrid, Anaya, 2002. Colección Sopa de Libros.
Según
señala Teresa Durán en la "Presentación" del libro,"Gianni
Rodari escribió La góndola fantasma hace un montón de años —en
1953, para ser más exactos—, y la publicó en una revista infantil que se
llamaba Il Pionere. Más tarde, en 1974, volvió a publicarla en otra
revista: Il Giornale dei Genitori.
Mucho
tiempo lleva esta obra dando tumbos, nos dice Durán, pero más aún sus
personajes, ya que se trata de nada más ni nada menos que los personajes de
"La Commedia dell' Arte": Pantaleone, el viejo avaro veneciano; Il
Capitano Tartaglia,"caricatura del mal recuerdo que dejaron las tropas
españolas por tierras italianas", el pícaro Arlecchino, la coqueta
Colombina, Pulcinella, el ratero napolitano, entre otros.
Situada
por el año mil seiscientos, en la ciudad de Venecia, Rodari crea una historia
en torno a la liberación del hijo del Califa de Bagdad. El viejo y avaro
Pantaleón ha planeado la evasión del príncipe a cambio de una suculenta
recompensa, pero para llevarla a cabo requiere de los servicios del harapiento
Arlequín, quien pronto descubrirá los planes del mercader.
"Dejemos,
por ahora, que los dos marinos encuentren su posada, si es que pueden. Nosotros
daremos un pequeño salto atrás. ¿Lo habéis dado ya? ¿Dónde estamos?"(y en el capítulo siguiente) "Estamos,
señoras y señores, a bordo del Barba del Sultán, es decir, de un
barco pirata, capitaneado por el famoso Alí Badaluc, una especie de gigante,
lujosamente vestido a la usanza de los árabes ricos, que en este momento se
encuentra sentado en la toldilla, en agradable conversación con el astrólogo
Omar Bacuc".
El
narrador de esta historia, a la usanza de los antiguos narradores orales, o de
los presentadores de la Comedia del Arte, invita a sus lectores a abandonar una
escena por otra, presentando a los nuevos personajes, conduciéndolos hacia
nuevas acciones que harán avanzar la trama.
Como
señala Durán, en la Comedia del Arte los personajes tienen mucha más
importancia que el argumento, de allí que la Comedia suela girar en torno a un
único argumento: "las peleas entre amos y criados, entre viejos y
jóvenes, entre poderosos y miserables, entre sabios y zopencos".
La
caracterización de estos personajes en tipos señalados por la tradición nos
conduce hacia el humor. Así el avaro Pantaleón sostendrá la bolsa de monedas
aún cuando se está hundiendo en el canal a punto de ahogarse; o el despiadado y
traicionero pirata Alí Badaluc sólo se sentirá feliz ante el sufrimiento de sus
prisioneros. En esta historia los malos son tan malos que nos causan risa, y el
aristocrático hijo del Califa es tan educado que no puede abandonar la celda
sin antes agradecer al carcelero las atenciones recibidas; ni aceptará jamás
lograr su libertad a través del cambio por un simple mercader, considerándose
digno tan sólo del campanario de San Marcos.
De
un grupo de personajes a otros, de una escena a otra, la narración avanza entre
peleas, enredos, secuestros y cómicas persecuciones. Finalmente todo se
resuelve de manera feliz, más por intervención del azar que por las esforzadas
acciones de los personajes.
Con
su larguísima nariz, Pantaleón; con su traje de retazos, Arlequín y el uniforme
a rayas de presidiario, Polichinela; cada uno de los personajes de la Comedia
del Arte detrás de sus máscaras, aparecerá en el trazo del ilustrador Federico
Delicado.
La
reedición de La góndola fantasma (*) nos
invita a grandes y chicos a disfrutar una vez más de la escritura del maestro
italiano Gianni Rodari, y a viajar junto con los personajes de la Comedia del
Arte a la bulliciosa ciudad de Venecia del "mil seiscientos y
pocos".
Recomendado
a partir de los 9 años.
PÁGINA
33 – CUENTO
SILVIA SCHUJER
(Ciudad Autónoma de Buenos
Aires-Argentina)
PRÓLOGO
Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta figuritas.
Pero con tres diferencias:
1. que no podía comprarlas en los
quioscos;
2. que nadie se las cambiaba; y
3. que el álbum no se llenaba jamás.
Sabía que no podía comprarlas en los quioscos porque cada
vez que lo intentaba, la quiosquera lo miraba con cara rara, le regalaba un
caramelo y le decía "Vaya, m'hijito, nomás".
Había comprobado que nadie se las cambiaría porque cada
vez que mostraba una pregunta, le devolvían una respuesta.
Y el álbum no se llenaba jamás porque el lugar donde
escribía las preguntas no era un álbum sino un cuaderno de tapas duras.
Pero volvamos al principio.
Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta
figuritas.
Preguntas de toda clase.
Grandes y chicas como: ¿Te
gustaría saber por dónde queda el río por el cual el último barco fenicio pasó
antes de que la civilización romana llegara a su fin? O bien:¿Cómo te va? Fáciles y difíciles como: ¿De qué color era el caballo banco
de San Martín? O bien: ¿Cuál es la raíz cuadrada de dos
millones ochocientos cincuenta mil uno?
Interesantes y estúpidas como: ¿Por qué si la Luna es más chica,
la veo más grande que a cualquier estrella? O bien: ¿Seré el chico más bello del mundo?
Cuando empezó, las únicas que juntaba eran las preguntas
que se le ocurrían a él.
Con el tiempo, los amigos se interesaron por ayudar a
Oliverio y le regalaron un montón de las suyas.
Preguntas de toda clase.
De mujeres y de varones. Con respuestas o sin respuestas.
Aburridas y simpáticas. Dulces y saladas. Con palabras raras y hasta con
palabrotas.
Oliverio se cansó de escribir preguntas en su cuaderno.
Hasta que un día se le empezaron a repetir.
Venía uno con una pregunta dificilísima y Oliverio decía:
"Esta ya la tengo."
Venía otro con una pregunta requetedificilísima y Oliverio
decía: "Esta ya la tengo."
Repetida. Repetida. Repetida.
Le venían todas las preguntas repetidas.
Hasta que conoció a María Laura y, de una sola vez, se le
ocurrieron diez mil: ¿Quién es
esa chica? ¿Cómo se llama? ¿Por qué es tan linda? ¿De qué color tiene los ojos?
¿Le hablo o no le hablo?
No tenía ninguna.
¿Por qué no puedo dejar de mirarla? ¿Cuántos años tiene?
¿A qué escuela va? ¿La invito o no la invito a pasear?
Anotó en su cuaderno sin parar:
¿Por qué usa flequillo? ¿Sabrá patinar? ¿Dónde vive? ¿Le
gustaría ir al cine conmigo?
Escribió como cuatro horas seguidas.
Su colección creció de golpe. Llenó de preguntas hasta la
última hoja del cuaderno.
Y ya iba a iniciar uno nuevo, cuando de repente... ¡Seguro
que se le acabó la tinta!
Salió a la vereda y la encontró.
Lo primero que supo es que se llamaba María Laura y lo
demás decidió averiguarlo de a poco.
Pero volvamos al principio.
Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta
figuritas.
Hasta que un día conoció a María Laura. O se le acabó la
tinta. Y desde entonces, sin proponérselo, un nuevo cuaderno se le fue llenando
de respuestas.
MARÍA TERESA ANDRUETTO
(Arroyo
Cabral-Córdoba-Argentina)
MENTIR
¿Qué puede hacer una niña tímida,
de ocho, nueve, diez años, que tiene nariz grande, piernas flacas, ropa
deslucida y que se sabe invisible para sus compañeras de grado? ¿Qué puede
hacer esa niña a la que su madre ha contado cuentos cuando ella era la niña de
la niña que hoy es, sino leer, leer desaforadamente todo lo que hay en su casa?
¿Y qué hay en su casa? Una mezcla de Twain y D´Amicis, de Stevenson y Tagore,
de Dumas y Olegario Andrade, de Collodi y Kempis, una edición bellísima de El
Quijote, varios Shakespeare en las ediciones populares de Tor, una Divina
Comedia, un Decamerón, muchos libros sobre cooperativismo, muchas biografías y
relatos de viaje, una colección de literatura política argentina que tiene
desde Alberdi a Monteagudo, desde Moreno a Mansilla, con todo Sarmiento y todo
Echeverría, y, sobre todo, mucha y buena literatura informativa, enciclopedias,
diccionarios, historias universales y argentinas, historias de la música, del
arte, de la fotografía, de la filatelia... porque no era la literatura sino el
conocimiento lo que primaba en la casa y había que saber, saber cómo se hacen
las cosas, cómo está compuesto el universo, cómo se generó la vida en la
Tierra... porque los libros tenían un sentido utilitario y tal vez no hiciera
falta leer una novela, pero cómo ignorar la evolución de la pintura desde
Altamira hasta Picasso. Y yo, la niña que yo era, iba por esos libros inmensos
que, sin duda, no comprendía, con el mismo desparpajo, con la misma
irreverencia con que transitaba por las fotonovelas —Nocturno, Chabela, Idiliofilm—
que había, a montones, en la casa de mi amiga Rosa, o por las hojas teñidas de
sangre de la revista Así en las que el carnicero envolvía la
carne que me habían mandado a comprar. Todo tenía para la imaginación de mis
ocho, mis diez años, el mismo valor, porque yo iba por esos libros y diarios y
revistas, buscando anécdotas, historias, para contárselas a mis compañeras de
grado, historias que, mentirosa, contaba como propias. Iba a la escuela cada
mañana, y en el recreo largo, me sentaba en un banco de cemento, en el patio y
les contaba a mis compañeras de entonces algo que había leído el día anterior,
una historia que alargaba o modificaba a mi antojo, para agregar suspenso o
acabar a tiempo para regresar al aula. Ellas no sabían que esas historias no me
pertenecían, que se trataba de episodios robados a los libros, y yo sentía por
eso una inmensa vergüenza, pero lo mismo contaba, como un vicio cuya marcha no
podemos detener, yo contaba. Lo que no sabía era que en aquellas historias
narradas para que me quisieran mis compañeras de grado, yo estaba ejercitándome
ya en esta pasión, en este delicado hacer, en esto que Abelardo Castillo
llama el oficio de mentir.
PÁGINA 34 – POESÍAS
MARINA
COLASANTI
(Asmara-Eritrea-Italia)
MUERTE
BAJO EL SOL
Cuando se
tira abajo una casa
no se clava el hacha de un solo golpe
bien de raíz.
Ni es de pie que ella cae
con sus ramajes.
Una casa
se mata despacio.
no se clava el hacha de un solo golpe
bien de raíz.
Ni es de pie que ella cae
con sus ramajes.
Una casa
se mata despacio.
Se
arrancan primero los pasamanos de la escalera
abriendo a la ruina los peldaños inútiles.
Se retiran los herrajes
y las vigas.
Después se arrancan puertas y ventanas
se vacían en la fachada los dinteles ciegos.
Y quien pasa ya sabe.
Aquí no se vive más.
Entonces es la hora de las tejas
despellejadas sin sangre una por una.
abriendo a la ruina los peldaños inútiles.
Se retiran los herrajes
y las vigas.
Después se arrancan puertas y ventanas
se vacían en la fachada los dinteles ciegos.
Y quien pasa ya sabe.
Aquí no se vive más.
Entonces es la hora de las tejas
despellejadas sin sangre una por una.
Mostrando
los huesos
yace
más que muerto
el descarnado esqueleto
en el jardín.
Cruel laparoscopia de mis fantasmas
la casa en que viví fue tirada abajo.
Se van los espectros, todos sin abrigo
deshaciendo las imágenes superpuestas.
Vamos nosotros sin marcas en el polvo.
Y las palabras
tantas palabras que hilamos juntos
y que las paredes guardan en sus entrañas
son deshechas a mazazos.
yace
más que muerto
el descarnado esqueleto
en el jardín.
Cruel laparoscopia de mis fantasmas
la casa en que viví fue tirada abajo.
Se van los espectros, todos sin abrigo
deshaciendo las imágenes superpuestas.
Vamos nosotros sin marcas en el polvo.
Y las palabras
tantas palabras que hilamos juntos
y que las paredes guardan en sus entrañas
son deshechas a mazazos.
MARÍA CRISTINA RAMOS
(San Rafael-Mendoza-Argentina)
El mar
quiere decirle
secretos a la arena;
prepara en las orillas
sus voces más serenas.
secretos a la arena;
prepara en las orillas
sus voces más serenas.
Pero se
calla,
pero se apena.
pero se apena.
El mar
quiere acercarle
cien collares de espuma
y las escamas dulces
que le deja la luna.
cien collares de espuma
y las escamas dulces
que le deja la luna.
Pero se
calla,
pero se abruma.
pero se abruma.
El mar se
esconde entonces
en una caracola
y susurra, apenitas,
un silencio de ola.
en una caracola
y susurra, apenitas,
un silencio de ola.
(Real de San Carlos-Colonia del
Sacramento-Uruguay)
¿Estará el
fuego escondido
bien adentro de los troncos
hasta que las chispas llegan
y lo despiertan de pronto?
bien adentro de los troncos
hasta que las chispas llegan
y lo despiertan de pronto?
¿O vendrá
desde muy lejos
dando rápidas zancadas
para comerse a los leños
con sus lenguas afiladas?
dando rápidas zancadas
para comerse a los leños
con sus lenguas afiladas?
ANA MARÍA SHUA
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires-Argentina)
"Odio que me acaricien la
cabeza
y que me escriban mal el apellido.
Odio toda la fruta excepto las cerezas.
Odio a los árboles porque tienen arañas
y a las películas dobladas en España.
Odio que nos visite gente extraña
porque me obligan a poner la mesa.
Y también odio que nos visiten conocidos
porque saben cómo se escribe mi apellido,
pero siempre me acarician la cabeza."
y que me escriban mal el apellido.
Odio toda la fruta excepto las cerezas.
Odio a los árboles porque tienen arañas
y a las películas dobladas en España.
Odio que nos visite gente extraña
porque me obligan a poner la mesa.
Y también odio que nos visiten conocidos
porque saben cómo se escribe mi apellido,
pero siempre me acarician la cabeza."
JAVIER VILLAFAÑE
(Ciudad Autónoma de
Buenos Aires-Argentina)
LOS GRANDES NEGOCIOS
Cambiar un monte por un caballo
Una red por una barca
La H por la J
Un cuchillo por una lámpara
Una plegaria por una golondrina
Un perfume por un olor
Una pared por una enredadera
Un círculo por un punto
Un recuerdo por una veleta*
Una tijera por un alfiler.
Hemos perdido mucho tiempo caminando
Somos viejos ahora, pero todavía
quedan grandes negocios por hacer
cambiar, por ejemplo
un resorte por una incubadora
o un árbol por las alas de un buitre.
Una red por una barca
La H por la J
Un cuchillo por una lámpara
Una plegaria por una golondrina
Un perfume por un olor
Una pared por una enredadera
Un círculo por un punto
Un recuerdo por una veleta*
Una tijera por un alfiler.
Hemos perdido mucho tiempo caminando
Somos viejos ahora, pero todavía
quedan grandes negocios por hacer
cambiar, por ejemplo
un resorte por una incubadora
o un árbol por las alas de un buitre.
PÁGINA 35 – ENSAYO
ERNESTO SÁBATO
(Rojas-Buenos Aires-Argentina)
Queridos chicos:
He venido hasta acá porque quiero hablarles de la educación, de los libros,
de la importancia decisiva que tienen en la vida de los pueblos y de las
personas, y de la que han tenido en mi vida.
Han pasado tantos años y sin embargo aún conservo el recuerdo de mi escuela
de Rojas y de aquel colegio de mi adolescencia donde, igual que ustedes, fui
conducido a los umbrales del pensamiento y de la imaginación. Con una mezcla de
rigor y de ternura nuestras maestras y nuestros profesores nos enseñaron a
buscar la verdad, a la vez que se iba formando nuestro espíritu con valores
esenciales. Junto a los saberes que integran la educación básica, ellos nos
transmitieron algo de la heroica epopeya del hombre. A menudo nos sentíamos
extraviados ante aquellos acontecimientos cuyos motivos últimos, sin duda,
sobrepasaban lo que podíamos comprender. Por esos relatos, llenos de peligro y
de pasión, lograban suscitar nuestro asombro, que es la piedra angular de la verdadera
enseñanza. En aquel tiempo, se forjaron las ideas esenciales que me acompañaron
a lo largo de la vida, y se echaron las raíces de todo lo que tuvo que ser.
Por eso he venido hoy, especialmente, para hacerles un pedido: les quiero
pedir a los chicos y a los jóvenes, con la autoridad que me dan los años, que
lean. Yo también he leído de chico, y fueron los libros quienes me ayudaron a
comprender y a querer la grandeza de la vida. Quienes sembraron en mi alma lo
que luego los años pudieron expandir. Leía cuanto llegaba a aquellas
bibliotecas de barrio, donde primero a través de libros de aventuras, y luego,
porque un libro lleva, inexorablememte, a otro libro, a través de los más
grandes de todos los tiempos, esos que nos entregan los abismos del corazón
humano, y la belleza y el sentido de la existencia.
Leer les agrandará, chicos, el deseo, y el horizonte de la vida.
Leer les dará una mirada más abierta sobre los hombres y sobre el mundo, y
los ayudará a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Esa negación, esa
sagrada rebeldía, es la grieta que abrimos sobre la opacidad del mundo. A
través de ella puede filtrarse una novedad que aliente nuestro compromiso.
Privar a un niño de su derecho a la educación es amputarlo de esa primera
comunidad donde los pueblos van madurando sus utopías.
Créanme, es necesario que nos dejemos todos empapar por la utópica búsqueda
de una gran educación para nuestros chicos.
Lo he dicho en otras oportunidades y lo reafirmo: la búsqueda de una vida
más humana debe comenzar por la educación. Como supo señalar Simone Weil, su
tarea es "preparar para la vida real, formar al ser humano para que él
mismo pueda entretejer, con este universo que es su herencia, y con sus
hermanos cuya condición es idéntica a la suya, relaciones dignas de la grandeza
humana".
Todos los textos,
fotografías o ilustraciones que integran el presente número son Copyright de
sus respectivos propietarios, como así también, responsabilidad de los mismos
las opiniones contenidas en los artículos firmados. Gaceta Literaria solamente
procede a reproducirlos atento a su gestión como agente cultural interesado en
valorar, difundir y promover las creaciones artísticas de sus contemporáneos.